
amadeopalliser@gmail.com
Hoy, los catalanes, hemos vivido una nueva Diada y, como cada año, se han producido las ‘interpretaciones’ interesadas por parte de los unionistas, de los españolistas.
Como he señalado en diferentes ocasiones, con esa fiesta conmemoramos y homenajeamos la valerosa defensa de los catalanes, frente a las tropas del rey Borbón, Felipe V.
Por eso, me parece que es una lamentable tergiversación histórica, oír, repetidamente, el discurso ‘oficial’ de los unionistas españoles, como ha hecho esta mañana la tertuliana de RAC1, Teresa Cunillera, del PSC/PSOE, y exdelegada del gobierno de Pedro Sánchez en Catalunya. Esta ‘señora’ ha dicho que esta fiesta nacional es de todos los catalanes, y que, desde hace años, está secuestrada por los independentistas; y que ella se siente y es tan catalana como el que más, y eso nadie se lo puede quitar, así que celebrará la fiesta, que debería ser inclusiva.
Ese mismo discurso han hecho los responsables del PSC/PSOE, los Comunes, etc., claro.
Pero, como he dicho, ese discurso no tiene sustento histórico. Si celebramos la defensa heroica y con mortales consecuencias para muchos catalanes que lucharon contra el Borbón, ¿qué pueden celebrar los actuales descendientes de los que vencieron y arrasaron?, ¿celebran que ganaron y nos aniquilaron físicamente y que desmontaron todas nuestras instituciones, cultura y lengua?
Si ellos defienden a los que estaban de acuerdo con el Borbón Felipe V, y ahora siguen estando con su descendiente, Felipe VI, está claro que hoy NO ES SU FIESTA NACIONAL, ¿o pretenden celebrar el asesinato de nuestros antepasados?
Esa gente ya tiene su fiesta española, el 12 de octubre, a la que el dictador y asesino denominó el ‘día de la raza’, y que hoy han sustituido esa denominación, para aquilatarse a los nuevos tiempos, pues, políticamente no es aceptable; pero, en su fuero interno siguen pensando igual, ya que su ADN castellano / conquistador, sigue imperturbable.
El 23 de abril, Sant Jordi, tampoco debería ser la fiesta de esos catalanes españolistas, ya que éstos van contra nuestra cultura, contra nuestra lengua, como todos sabemos.
La mencionada Teresa Cunillera ha dicho que ella se siente catalana, y que nadie se lo puede privar. Y es así, en esto tiene razón. Y nadie se lo discute, ni a ella, ni a nadie que piense como ella. Sabemos que, según las últimas elecciones catalanas, el 48% de los votantes catalanes, lo hicieron a favor de la dependencia, de la sumisión. Y están en su derecho, así es la democracia. Pero que esos catalanes, no tergiversen nuestra historia.
Otro ejemplo, afortunadamente no catalán, como Juan Luis Cebrián Echarri, presidente ejecutivo del grupo Prisa, y director-fundador de El País, de 1976 a 1988. Este personaje, hijo de Vicente Cebrián, alto cargo del régimen franquista y director del diario Arriba, con 19 años fue nombrado jefe de la redacción del diario Pueblo, que dirigía Emilio Romero, el diario vespertino del movimiento franquista. Y, en 1974 fue nombrado jefe de los servicios informativos de RTVE por el último gobierno de la dictadura franquista.
Pues bien, ese ‘personaje’ sigue presionando y adoctrinando, con gran número de seguidores españolistas, claro. Y hoy, en su diario El País, ha publicado un artículo titulado ‘Felonías políticas’, y por subtítulo, la siguiente entrada: ‘Si el Gobierno y el PSOE consuman la deslealtad a la Constitución que supone el olvido de los delitos del separatismo, este 11 de setiembre puede marcar el principio del fin de nuestra democracia’. Y, entre otras ‘lindezas’ dice:
‘(…) Pedro Sánchez aspira a volver a ser presidente del gobierno mediante el procedimiento Frankenstein: reconstruir un zombi a base de los despojos de unos cuantos incipientes cadáveres. Su ausencia de criterio le puede llevar a apoderarse de lo peor de la historia del PSOE y desdeñar lo mejor de su tradición, que es su contribución a la modernización de España, al restablecimiento democrático y a la reconciliación entre vencedores y vencidos de una espantosa guerra civil.
No hay ideología, ni siquiera un plan ni para su país ni para su partido, en la dirección política de Sánchez, sino solo un relato, o varios, por mejor decir, cuyos guiones parece él mismo incapaz de redactar. Tiene, en cambio, el desparpajo y la desfachatez de los buenos intérpretes. Pese a ello, le será imposible convencer a nadie de que su sumisión al separatismo catalán y el irredentismo vasco forma parte de un proyecto de convivencia del que no hay noticia alguna en el programa electoral de su partido. Y terminará siendo rehén de quienes quieren apuntillar al Estado que él ha prometido solemnemente defender. Incapaz de asumir que ha perdido las elecciones y de que sus socios en una eventual coalición, salvo los herederos del terrorismo etarra, sufrieron un descalabro electoral, pretende publicitar como capacidad de resistencia lo que, a todas luces, si se produce, será una rendición. La presunción de que la crispación social en Cataluña (*) ha descendido gracias a su gestión es totalmente gratuita. Si ha disminuido el activismo de los separatistas catalanes y la violencia de sus más extremistas defensores, es porque el procés fue derrotado por la acción de la justicia tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que el propio Sánchez avaló junto a Rajoy.
(…) Para escenificar esa futura política progresista, nos han regalado recientemente la fotografía en grupo de varios expresidentes de la Generalitat: uno acusado de asociación delictiva para robar cientos de millones; otro inhabilitado en sus funciones por desobediencia a la autoridad electoral; y un tercero que se fugó acurrucado en el maletero de su coche huyendo de la Policía tras cometer un verdadero delito de lesa patria. Les acompañaba un cura frailón para que no cupiera duda de qué idea del progresismo anida en el separatismo que Sánchez aspira a cooptar.
(…) Tan preocupado como está Sánchez por su lugar en la Historia, ha de elegir, pues el relato que le toca interpretar: el de un líder defensor de las libertades y el Estado de derecho frente al supremacismo excluyente, o el de un presidente felón para quien cualquier deslealtad está permitida si es remunerada’
(*) ni siquiera pone el nombre correctamente, y oficial, que es Catalunya.
Este artículo, exactamente, es zafio, pues, como dice el diccionario de la RAE, es ‘propio de una persona que es inculta y que no tiene finura (…) que se insultan unos a otros, porque saben que cuanto más zafio sea el insulto, más noticiable es’.
Entre las falsedades mencionadas, cabe señalar que, como es sabido y contrastable, el president Carles Puigdemont y los consellers que le acompañaron al exilio, marcharon cuando todavía no había sido dictada ninguna orden de captura, y cada vez que la justicia belga lo ha recabado, se ha presentado. Así que de ‘fugado’, nada de nada, pero, claro, ese es el mensaje que, por repetido, ha calado entre los españolistas.
Otro ejemplo, que siempre ocultan, pero que viene al caso: Cebrián señala que Sánchez debe respetar la constitución que prometió defender. Pues bien, el rey emérito, Juan Carlos I, juró los principios fundamentales de Franco, y salvo la extrema derecha, ningún españolista le ha recriminado su saltimbático salto a la ‘democracia’.
Volviendo a nuestra Diada, hoy, el ‘líder del PSC/PSOE, Salvador Illa, ha repetido su mantra de que ellos están por la convivencia.
Pero, claro, ‘SU’ convivencia es asumir SUS posturas, que, como he dicho, representan el 48% del Parlament de Catalunya, y, claro, el 52% debe pasar por su aro, esa es SU convivencia, la que quieren Juan Luis Cebrián, Felipe González, Alfonso Guerra, y un largo etcétera de cadavéricos personajes, enriquecidos por el régimen que defienden a ultranza, y, obviamente, SU jefe de estado, el Borbón Felipe VI, ¿cómo no?
Para finalizar, para el gran número de participantes en la manifestación de hoy, ha sido todo un éxito, dada la desmovilización que han promovido los partidos unionistas (y ERC) estos últimos años, y el haber coincidido en un largo fin de semana. No vale la pena discutir sobre el número de asistentes (155.000 según la policía local y 800.000 según la ANC, la organización social convocante). Ambos datos son interesados, claro, siempre ha sido así, cuando matemáticamente sería muy fácil de determinar por académicos externos. Pero los asistentes hemos visto la gran cantidad de independentistas movilizados, por ejemplo, los que estábamos en el tramo que partía de la plaza del Dr. Letamendi, hemos tardado más de una hora, para recorrer el kilómetro hasta la Gran Vía.
Sabemos que los medios españoles dirán lo que su patrón ideológico les marca, ya tenían escritas sus crónicas para engañar a los españolistas que no han asistido. Ese es su estilo de periodismo. Pero a nosotros no nos pueden engañar.
Y como no queremos seguir manipulados, muchos tenemos claro que no podemos esperar nada del estado español, un estado presidido por amorales represores y extractivos.
Así que sólo nos queda un camino, la declaración unilateral de la independencia, y, para ello, necesitamos movilizarnos constantemente, haciendo de mosca cojonera.
Nuestra desgracia es que tenemos que convivir con catalanes añorantes del imperio español (siendo muchos de ellos inmigrantes que siglos atrás sus antepasados se independizaron de esa España casposa). Y, tristemente, estos catalanes ven bien nuestra represión física y cultural.
Nosotros somos demócratas y pacíficos, así que podrán seguir viviendo aquí de forma pacífica, con una convivencia cívica basada en nuestro respeto; aunque, en realidad, muchos especímenes de ellos no se lo merezcan, ya que no son demócratas y sólo saben insultar. Aún así, les garantizamos ese nivel de convivencia, no el de la convivencia del rodillo de los perdedores que quieren imponer Illa, sus maestros y sus clónicos.