Nota previa: mi solidaridad con las víctimas del huracán Otis, en Acapulco
Es importante señalar que además de las víctimas por causas naturales, como las de Acapulco, tenemos otras muchas por causas que, como contraposición a las naturales, deberíamos considerar como artificiales. Y estas causas, precisamente, son las provocados por los hombres. Penoso.
Josep Sala i Cullell, en su artículo ‘Sólo los judíos’ (Vilaweb, 26 de octubre del 2023), cita la web del proyecto ACLED, una organización no gubernamental que recoge información sobre los conflictos armados del mundo, y señala que en el último año ha habido 15.000 muertos por las luchas entre facciones en Birmania, 11.000 en la guerra civil de Sudán, 10.00 en Somalia, 9000 en Nigeria, 7600 a Burkina Faso, 7500 en la lucha contra el narcotráfico en México, 1000 en peleas étnicas en la India, 7000 en conflictos en Brasil. Más los muertos en la guerra en Ucrania, la expulsión de los armenios de Artsakh; y, ahora, con la guerra entre Israel y Hamás.
Como vemos, si a todos estos crímenes añadimos los causados por el tráfico de personas, especialmente mujeres, niños y niñas, para ser esclavizados con motivos sexuales; y las víctimas por las dependencias de las drogas, vemos que, en definitiva, este mundo de cada vez es más invivible.
En este contexto, en el que se precisa todo tipo de ayuda, sensibilidad y empatía, todavía son mucho más graves los abusos efectuados por responsables de la iglesia católica española, que hace décadas que conocemos, si bien, nos faltaba una información de conjunto, que nos llegó ayer.
El defensor del pueblo español, Ángel Gabilondo, publicó ayer, 27 de octubre, su informe sobre la pederastia en la iglesia católica española, en el que se indica que el 1,3% de la población adulta (440.000 víctimas) ha sufrido abusos sexuales en el ámbito religioso; y un 0,6% (234.000 víctimas) directamente de sacerdotes y religiosos. Y esos porcentajes sobre un censo de 39 millones de adultos; lo que sitúa a España entre los países con peores índices al respecto.
Al hacerse pública esa información, Pedro Sánchez, desde Bruselas, dijo ayer que ‘España es hoy un país mejor’.
Según indica el informe presentado por Gabilondo, la encuesta fue elaborada con una base de 8013 personas; y los casos son referidos al período 1960 – 2000. Y recomienda la reparación de las víctimas, así como modificar la prescripción de las responsabilidades.
Efectivamente, los delitos contra la humanidad no prescriben, así que todos estos deben ser castigados, los autores condenados y encarcelados, la iglesia pedir perdón y pagar todas las indemnizaciones, sin ser cicateros ni pedir ayuda al gobierno, pues la culpa es exclusivamente suya.
Una iglesia como la que tenemos, que no es modélica en este aspecto tan sensible, pero que tampoco lo es en muchos otros, pues vemos que interfieren en temas políticos, hasta el extremo de condenar la posible amnistía, cuando una verdadera religión de amor debería estar siempre al lado de los débiles y a favor del perdón. Nunca al lado de los verdugos de los poderosos.
Pero claro, la actual iglesia católica española sigue el patrón adoptado en el franquismo (salvo honrosas excepciones), como he comentado en diversas ocasiones, y así nos va, pues, ideológicamente van pensando con la cuadratura de su ‘cruzada franquista’; sin separar los temas del César de los de Dios.
Por todo ello, o hacen una purga clara, profunda y transparente, expulsando a todos los culpables por acción, o por omisión, de sus responsabilidades; o nunca más podrán hablar de principios, ni de ética ni de moral. Y si lo hacen, mostrarán que son unos cínicos incorregibles.
Hoy tengo poco tiempo para escribir este artículo, pero no he querido perder la oportunidad de informar sobre este tema tan condenable.
La palabra religión tiene diferentes interpretaciones etimológicas, proviniendo de ‘religio’ (ligar, amarrar), que deriva del verbo ‘relegere’ (recoger, agrupar) y de ‘religare’ (reunir, unir, atar)
Es evidente que las religiones, como conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, prescriben unas normas morales y practicas rituales; pero, cuando son los responsables de su aplicación los que las incumplen, en todos los ámbitos: económico, político, fiscal, es grave, pero cuando abusan de personas vulnerables, como es el caso, no merecen perdón de ningún Dios.
El Papa Francisco dijo en el 2021, que los abusos infantiles son una especie de ‘asesinato psicológico’ y, en muchos casos una cancelación de la infancia; y calificó como una llaga el fenómeno de la pederastia, que ha reclamado ‘dejar de encubrir’.
Y la vergüenza es que la conferencia episcopal española, todavía hoy sigue incumpliendo con su obligación de estudiar, denunciar e informar con total transparencia. Y eso hace levantar todo tipo de sospechas, y ninguna de buena ni positiva.
Por todo eso, es necesaria y exigible una depuración en profundidad, pedir perdón y pagar todas las reparaciones precisas, no hay otra alternativa, si quiere lavar su cara y seguir manteniendo la confianza de sus feligreses.
En caso contrario, mostrará que el único interés de la iglesia católica es el de tener bien religados, bien atados a los fieles, de cada vez más mayores y con menos capacidad crítica. Y eso, condenará a esa iglesia a la irrelevancia a medio plazo.