- La depresión y la ansiedad pueden aparecer, tras la detección; apoyo familiar y profesional ayudan a sobrellevar la enfermedad y tratamiento.
- Se debe acudir a la detección integral a partir de los 45 años; si existen antecedentes familiares directos en padre o hijo, desde los 40 años.
Cuando un hombre es diagnósticado con cáncer de próstata, resulta ser un duro golpe para su salud; sin embargo, su salud mental también se ve afectada la salud mental, así lo afirmó el médico Rodrigo Ramírez Ibarra, psiquiatra del Hospital General Regional (HGR) No. 72, del IMSS Estado de México Oriente, quien comentó que una noticia de esa naturaleza puede impactar en su autoestima y hasta en sus funciones sexuales.
El especialista explicó que, tras diagnosticarse el padecimiento, se debe estar pendiente de la aparición de un posible cuadro depresivo, “que se manifiesta con dos semanas, o más, con tristeza constante; disminución de las actividades que disfrutaba; y síntomas que tienen que ver con el sueño, el apetito y la energía”.
Añadió que “si observamos estos cambios de comportamiento, hay que sospechar que nuestro familiar está iniciando con un trastorno depresivo, ya que los pacientes médicamente enfermos tienen de 2 a 16 veces más probabilidades de presentar depresión a diferencia del resto de la población”.
Al respecto, el especialista advirtió que se debe acudir a recibir la atención de especialistas del IMSS para que se derive al paciente al área de Psicología o de ser necesario con Psiquiatría, mediante un pase de su Unidad de Medicina Familiar.
Recordó que se debe acudir a la detección integral a partir de los 45 años; si existen antecedentes familiares directos en padre o hijo de este padecimiento, desde los 40 años.
Algunos síntomas que se pueden presentar son: aumento del esfuerzo para iniciar la micción, disminución de la fuerza y calibre del chorro urinario, goteo terminal, urgencia urinaria, aumento del número de ocasiones para ir a orinar o la sensación de que queda orina al terminar de orinar.
Ramírez Ibarra subrayó que es muy importante el apoyo psicológico en la circunstancia de una detección positiva y que se podría ayudar al paciente con fármacos, “pero definitivamente ayudan más los grupos de autoayuda, donde se apoyan entre hombres que tienen la misma condición a través de la asesoría de un terapeuta”.
Mencionó que también son de gran beneficio las terapias individuales en las que se pueden trabajar aspectos de la identidad, la autoestima y la afectación a la sexualidad.
El psiquiatra pidió ser comprensivos con el paciente, ya que muchas veces se presenta incontinencia urinaria que provoca que su calidad de vida baje o que ya no pueda ser tan autónomo como lo era antes por depender frecuentemente de familiares, y es justo en este punto donde la familia tiene que ser muy empática para ayudarle en cada paso.
Por último, detalló que el paciente debe tener una red de apoyo con la pareja, los hijos y el resto de la familia para cubrir todas las necesidades de atención que requiere y se debe entablar una alianza terapéutica entre el grupo médico, paramédico y los familiares.