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De consecuencias y otros demonios

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Bien dicen que se debe predicar con el ejemplo, y ciertamente el titular del ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, no ha hecho mucho por ser el ejemplo de millones de mexicanos en cuanto al manejo de la pandemia. Y es que, no podemos pasar por alto que en gran medida el control del COVID en nuestro país no ha sido óptimo, vaya no siquiera podemos decir que ha sido bueno; y claro está, lo que tampoco ayuda es que AMLO parece que aún, al día de hoy, no dimensiona que no sólo lo que dice, sino lo que hace, repercute fuertemente sobre la percepción social respecto del tema COVID y por ende, se le está saliendo, de nueva cuenta, de las manos.

Si bien, me queda claro que pocos son los que pueden decir que han tenido un absoluto respeto a las recomendaciones emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante los 18 meses que llevamos en este proceso, como lo es: guardar la distancia, evitar salir o en caso de hacerlo evitar lugares cerrados o congestionados, usar gel antibacterial, lavarse las manos, usar cubrebocas, vacunarse, entre otros; también se debe poner en una balanza quién ha dejado de hacerlo públicamente como el escándalo que enfrenta el primer ministro británico Boris Johnson quien se tuvo que disculpar por asistir a una fiesta durante el confinamiento y ahora piden su renuncia.

El presidente, por su parte, se ha declarado enemigo de usar cubrebocas. Desde el punto de vista de la imagen, el uso del cubrebocas como extensión de quien lo porta implica una barrera de comunicación y, en cierta forma, dificulta el proceso de aceptación o rechazo sobre de aquel que buscamos interpretar, por lo que hasta cierto punto entiendo que, cuando esté dando su conferencia matutina, sea exclusivamente él, que se encuentra al frente, quien no esté portando uno. Pero, la realidad es otra, AMLO ha rechazado usarlo en eventos o actividades públicas y en consecuencia, a casi un año de haber contraído el virus por primera vez, se ha vuelto a contagiar.

Pero el cubrebocas es sólo una de las muchas faltas, a pesar de que una las indicaciones de las instituciones de salud -incluida la OMS- y del mismo encargado de la gestión de la pandemia el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell es aislarse si se tienen síntomas de COVID o bien si se tuvo contacto con alguien que lo padece, AMLO los ignoró pues su ronquera del lunes se dio unos días después de reunirse con la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier quien dio positivo a coronavirus.

Claramente esto repercute en su imagen, no porque lo haga ver débil por enfermarse, sino porque, como lo dije al inicio, él ha olvidado el impacto que tienen sus acciones sobre millones de mexicanos a lo que además se le suma el contexto, uno en el que, sin irnos muy a fondo, vemos un aumento de casos confirmados del 188% justo después de las celebraciones navideñas; lo que no ayuda a que sea percibido como uno de los líderes mundiales que mejor han gestionado la pandemia, sino todo lo contrario.

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