CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Estados Unidos tiene mucho que aprender de México en lo que a la lucha por el acceso al aborto se refiere.
Esa es la principal conclusión de una delegación de legisladoras locales estadounidenses que realizaron esta semana una gira por varias ciudades del país para conocer la labor de activistas y políticas mexicanas cuando en Estados Unidos se está endureciendo el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y en México se avanza justo en sentido contrario.
Y lo que más sorprendió a las parlamentarias fueron dos cosas, según comentaron a The Associated Press. Por un lado, la fortaleza y las estrategias de la sociedad civil mexicana que ha sido el principal motor para ir ganando poco a poco espacios por el derecho a decidir en un país fuertemente católico y que criminalizó el aborto durante décadas.
Por otro, la normalidad con la que se realizan los abortos en Ciudad de México, la primera entidad en legalizarlo hace 15 años y donde, a diferencia de otras regiones, la interrupción del embarazo se lleva a cabo como cualquier otro servicio médico y sin prejuicios.
“Es como ir al dentista”, dijo impactada Julia Gonzales, senadora de Colorado, algo impensable hasta en estados como el suyo, donde el aborto es legal.
Según explicó la diputada de Texas Erin Zwiener el viernes al final de la gira, mientras en Estados Unidos se dio por sentado durante décadas que el derecho al aborto iba a estar garantizado siempre gracias a una decisión de la Corte Suprema de los años 70 que ahora puede revertirse, “en México las activistas trabajaban y probaban nuevas narrativas, se fortalecían y convencían a la gente de que su mensaje era el correcto”.
Para ello, crearon redes y coaliciones con el fin de “eliminar estigmas, proporcionar cuidados, apoyar a las mujeres e impulsar leyes”.
Los avances son notables pero actualmente sólo en ocho de las 32 entidades mexicanas el aborto es un derecho vigente hasta las 12 semanas. No obstante, se empieza a despenalizar en otros puntos desde que la Corte Suprema sentenció en septiembre que era inconstitucional considerarlo un delito.
Además, aunque en México, como en Estados Unidos, el aborto se regula en los estados, normativas federales han impulsado excepciones aplicables para todo el país -como en casos de violaciones— a golpe de recursos judiciales.
Ahora ya no se puede meter en la cárcel a nadie por abortar en México, pero está pasando en Texas.
Zwiener, la diputada de Texas, mencionó el caso de una mujer que acudió a un hospital después de sufrir un aborto y ahí fue procesada. La legisladora asegura que no es algo excepcional y por eso hay tanto miedo a pedir ayuda médica incluso si se trata de un aborto espontáneo.
La legisladora subrayó que fue inspirador ver cómo las activistas mexicanas han ofrecido respuestas y acompañamiento a quienes intentaban interrumpir su embarazo hablando “sobre sus miedos, ayudándolas a saber qué esperar y a estar preparadas para diversos resultados”.
“Aprender de ellas nos ayudará a tener ventaja” a la hora de comenzar ese trabajo en Estados Unidos, agregó la legisladora, quien apostó por la creación de fuertes coaliciones sociales estatales, interestatales y también con México.
Texas restringió casi por completo desde septiembre el derecho al aborto y otros estados le siguieron, lo que provocó que muchas personas buscaran interrumpir su embarazo en entidades vecinas o cruzando a México, en caso de los estados fronterizos.
Zwiener indicó que el 45% de las texanas que abortaron de septiembre a diciembre del año pasado fueron a Oklahoma y como ahora este estado ha multiplicado las restricciones se espera que el flujo se traslade a Nuevo México o Louisiana.
De ahí que “una de las prioridades en ambos países es garantizar el acceso a abortos seguros para quien lo necesite en lugares con restricciones legales”, indicó Rebeca Ramos, directora de Gire, una de las organizaciones mexicanas que participaron en los encuentros.
Sobre las que optan por cruzar a México no hay cifras pero las activistas mexicanas aseguran que el número ha crecido notablemente en los últimos meses porque además de los avances legales, en México es más sencillo comprar las pastillas necesarias para llevar a cabo abortos con medicamentos en casa, una opción considerada segura por la Organización Mundial de la Salud.
Precisamente para facilitar esta alternativa, desde principios de 2022 colectivos sociales a ambos lados de la frontera comenzaron a articularse para hacer llegar a las mujeres de estados como Texas tanto la información como las pastillas necesarias para los abortos farmacológicos con el acompañamiento virtual de las activistas.
“Es muy emocionante ver a gente (mexicana) abrir sus hogares, sus corazones, invertir su tiempo y su esfuerzo en ayudar a mujeres estadounidenses”, agregó la demócrata Zwiener.
Las legisladoras de Texas, Colorando, Arizona, Nuevo México y Carolina del Norte visitaron Ciudad de México, Guadalajara y concluyeron su viaje en la norteña localidad de Monterrey.