Queda claro que la percepción colectiva sobre el trabajo que se ha hecho, en la actual administración, específicamente en el rubro de los niños, es mala, y para justificar esta premisa basta sólo con mencionar un ejemplo, tal vez el más fuerte e importante, los niños con cáncer y el desprecio público al “tema” tanto del presidente, Andrés Manuel López Obrador, como de su esposa la no primera dama, Beatríz Gutiérrez Müller o también, su falta de empatía con las familias que sufrieron la pérdida de un hijo derivado del COVID-19. Sin embargo, la mala labor pública de estos personajes con respecto del rubro infantil, no justifica los ataques de los que fue objeto su hijo, Jesús Ernesto.
El tema fue el siguiente, en días pasados el adolescente hizo acto de presencia con su padre, el presidente, en un campo de béisbol y una fotografía del suceso se viralizó en redes. Esta fue suficiente para que los usuarios acribillaran al jóven de 15 años por su apariencia física, si bien el presidente salió en defensa del menor diciendo “Mi pobre hijo, que lo amo, Jesús, está pues excedido de peso, ya saben ustedes en la edad de la adolescencia; sale una foto y con saña lo atacan. Eso es una cobardía. El problema es conmigo no con él…”
Si somos honestos, AMLO tiene razón, si estuviéramos señalando que el hijo en cuestión, un adulto, es acusado de corrupción, la historia es otra pues nos referiríamos, en dicho caso, a un tema que lo vincula a la labor de su padre y de político o presidente. Sin embargo, hablar del físico de cualquier figura pública sin entender las implicaciones psicológicas que puedan permear en el individuo -y aún peor si se trata de un menor- es poco loable por parte de los internautas, sin importar quien sea.
Hablando con Frida Villada, Psicóloga especialista en psicoanálisis de CEFAMI sobre el tema, me comentó lo siguiente “Ciertamente la estigmatización y la crítica al físico pueden llevar al niño a crear una identidad equivocada si no es tratado adecuadamente” señala “Incluso puede desarrollar trastornos de alimentación; o ansiedad y depresión -muchas veces presentes en la adolescencia- aún más de la que ya tiene por la etapa natural que está viviendo, pues se le suma el factor de ser hijo del presidente, lo que lo ha convertido en una figura pública -aunque él no lo haya pedido- y, aunque esto no es una regla, si da pie a que suceda.”
Y es que hablar sobre la imagen de una figura pública -voluntaria o no- tiene un impacto importantísimo en la autoestima de dicha persona, porque públicamente se hace un reconocimiento de sus defectos y lo peor de todo es que muchas figuras públicas de la política utilizaron el momento para tomar luz del reflector con el hashtag #ConLosNiñosNo, lo que hizo que el tema tomara más fuerza y las críticas hacia el menor se viralizaron aún más. Si bien, esto es una estrategia que busca aprovecharse de la viralidad de un tema para acercarse a una audiencia determinada, en este caso específico no resultó como esperaban -sobre todo los del equipo de Morena- pues muchos usuarios, como el hijo del expresidente Felipe Calderon, Luis Felipe Calderón aprovechó el momento para recordar la falta de atención a los niños con cáncer.
Aquí hay algo que queda claro, tenemos mucho que avanzar como sociedad respecto del respeto a los demás y los prejuicios públicos expresados abiertamente en redes; y por otra parte, la forma en la que, hoy en día, los políticos están buscando conectar con sus audiencias digitales.
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