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Pedro Sánchez el gallo negro

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Después de siete años, estos días Pedro Sánchez está realizando su primer debate del estado de la nación; un debate que debe ser anual, para rendir cuentas y describir el proyecto del gobierno.

Pero los acontecimientos, los dos últimos años del gobierno de Mariano Rajoy, y después, del gobierno actual, sus responsables han encontrado ‘argumentos / escusas’ para no realizarlo. Pedro Sánchez, fundamentalmente, ha utilizado la pandemia del Covid como pantalla para todo; y ahora, tras lo que considera su gran ‘éxito’ (la cumbre de la OTAN en Madrid), se ha visto con fuerzas para justificar sus ‘logros’ y excusar sus fracasos culpándolos a Vladimir Putin. Y, ante los desastrosos resultados electorales en la comunidad de Castilla y León y en la de Andalucía, y con unos estudios demoscópicos en contra, se ha puesto la careta de pactista, para mantener su gobierno de coalición (en crisis tras la masacre de los inmigrantes en Melilla, y el incremento del presupuesto armamentista), vendiendo humo populista.

Pero ya nos ha engañado un sinfín de veces, para volver a caer de nuevo en sus redes, pues, como dice el poema ‘Gallo rojo, gallo negro (o los gallos)’, de Chicho Sánchez Ferlosio (1940-2003), la realidad es la que es:

Cuando canta el gallo negro

es que ya se acaba el día.

Si cantara el gallo rojo

otro gallo cantaría.

Ay, si es que yo miento,

Que el cantar que yo canto

lo borre el viento.

Ay, qué desencanto

si me borrara el viento

lo que yo canto.

Se encontraron en la arena

Los dos gallos frente a frente.

El gallo negro era grande

pero el rojo era valiente.

Se miraron cara a cara

y atacó el negro primero.

El gallo rojo es valiente

pero el negro es traicionero.

Gallo negro, gallo negro,

gallo negro, te lo advierto:

no se rinde un gallo rojo

mas que cuando está ya muerto.

Los independentistas catalanes llevamos muchos años sufriendo la represión del gallo negro español, pero sabemos que, como el gallo rojo, seguiremos siendo independentistas hasta el final, por muchas promesas que haga el gran tahúr que es Pedro Sánchez, y por mucha mesa de diálogo que ha decidido reiniciar este viernes, para conseguir una nueva fotografía de ‘dialogante’, y punto.

Por eso, me ha parecido muy interesante este poema, que había olvidado, y que un amigo me ha enviado, cantado por Silvia Pérez Cruz (una versión genial).

Y me ha parecido también interesante leer que el autor del poema, José Antonio Julio Onésimo Sánchez Ferlosio (conocido como Chicho Sánchez Ferlosio), era hijo de uno de los fundadores de Falange Española, Rafael Sánchez Mazas, y de la italiana Liliana Ferlosio; y hermano del escritor Rafael y de Miguel Sánchez Ferlosio, y tío del periodista Máximo Pradera.

Es decir, a pesar del caldo de cultivo familiar, Chicho supo y pudo alejarse, para ver claro que el estado español es poderoso y traicionero.

‘En 1964 registró algunas de sus canciones en un magnetofón casero y el escritor Alfonso Grosso llevó la cinta a Estocolmo, donde se publicó el elepé ‘Spanska motstandssanger’ (Canciones de la resistencia española). El nombre de Ferlosio fue silenciado por razones de seguridad; y este anonimato llevó a la creencia popular que los temas eran originarios de la época de la guerra civil. Uno de ellos, ‘Gallo rojo, gallo negro’, se convirtió en un himno de la lucha contra la dictadura, como pasó, también, con ‘La paloma de la paz’’ (Wikipedia)

Y tenemos claro que el estado español sigue prácticamente igual, pues el tardo franquismo continúa rigiendo todos los poderes, y los utiliza vía BOE o mediante sus cloacas, como estamos cansados de constatar cada día gracias a las grabaciones del infame excomisario Villarejo.

Nada sustancial ha cambiado, pues lo que prevale es la monarquía y la unidad de España, como dejó en herencia Francisco Franco a su ‘ahijado’ Juan Carlos de Borbón (‘todo atado y bien atado’).

Y, ante esta situación, lo más grave es que los independentistas catalanes estemos divididos, ya que la represión ha causado y sigue causando estragos.

Pero no por ello debemos caer en la trampa del gallo negro, como ha hecho repetidamente ERC (confiando en el diálogo y, ahora, queriendo apartar a la presidenta del Parlament, Laura Borrás).

Y tampoco nos han hecho ningún favor, algunas formas de proceder de Jordi Sánchez (ex presidente de la ANC, líder social juzgado, condenado a prisión e indultado), que, a mi modo de ver, refleja que en dicho indulto hay cierta letra pequeña que desconocemos y les atenaza.

Aún así, hay comentarios inexcusables, como el reciente, en la celebración del 4 de julio en el consulado de los EUA en Barcelona, en el que coincidió con el teniente coronel de la guardia civil, Daniel Baena (jefe de la investigación del 1 de octubre del 2017, el referéndum catalán; e ‘inventor’ del ‘relato’ de rebelión; titular de la cuenta de twitter ‘Tácito’ criticando a los independentistas; y que mintió en el juicio, de forma totalmente impune).

Jordi Sánchez, fue a saludarle, y Daniel Baena lo recibió con un ‘¿cómo estás?’, y J.S., respondió ‘mejor’, refiriéndose de manera implícita a su salida de la prisión, y añadió ‘espero no volver a entrar’. Y el guardia civil replicó con un aviso: ‘si te portas bien…’ (elnacional.cat)

Es evidente que el gallo negro sigue sintiéndose poderoso y, para nuestra desgracia, nuestro gallo rojo está mostrando demasiadas flaquezas: ¿a qué venía ir a saludarle?, ¿esa fue una muestra de entereza?, ¿no tuvo recursos para responder a la amenaza?

Por eso, es necesario que las bases nos movilicemos, pues, como dijo Sun Tzu (Sunzi), 544 a. C – 496 a. C., en su ‘Arte de la guerra’: ‘el que carezca de previsión y subestime al adversario será, sin duda, derrotado por él’.