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La Torre de Babel española y catalana

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Las más importantes civilizaciones tuvieron mitos fundacionales similares a la Torre de Babel. Ésta, según la Biblia (libro del Génesis), explica que la humanidad quedó casi extinta después del diluvio universal, del que sobrevivieron Noé y siete familiares. Los descendientes de esta familia se desplazaron a la llanura de Senaar (Babel), decidieron construir una torre que llegara hasta el cielo; y como castigo por la rebeldía y soberbia, Yahweh les castigó con la aparición de diferentes lenguas, y, al no entenderse, se vieron obligados a abandonar el proyecto y esparcirse por la Tierra.

Según opiniones extra bíblicas, los pobladores construyeron la torre por si ocurría otro diluvio, y poderse salvar.

Otra versión, explica la construcción de un Etemenanki, un templo piramidal de siete plantas, dedicado a Marduk, una deidad babilónica del siglo VI a.C., de la dinastía caldea, que trajo trabajadores de diferentes pueblos.

En el Corán no se menciona la Torre de Babel, pero si historias similares, como la del faraón egipcio que mando construir una torre tan alta para poder subir y confrontar al dios de Moisés.

En Mesoamérica existe un relato acerca de un hombre llamado Coxcox y una mujer llamada Xochiquetzal, que luego de naufragar encima de un troxo de corteza de árbol, llegaron a tierra firme y engendraron a muchos hijos. Sin embargo, esos hijos no podían hablar hasta que un día llegó una paloma que les otorgó el don del habla, pero en diferentes idiomas y de igual forma no se podían entender.

En Wa-Sania, un pueblo bantú de África Oriental, tienen una historia acerca del principio de los pueblos de la Tierra. Se cuenta que existía un solo idioma, pero que durante una severa hambruna, la locura hirió al pueblo, haciendo que la gente vagase hacia otras direcciones, farfullando palabras extrañas y dando forma a los diferentes idiomas.

(fuente: Wikipedia)

Me parece que es suficiente esta exposición, ya que mitos fundacionales, como he dicho, se pueden encontrar en todas las culturas; pero, a los efectos del presente escrito, queda claro que hay diferentes elementos sustanciales que podemos destacar:

  • La desconfianza de la promesa de no ser castigados con otro nuevo diluvio, y la salvación y prevención ante otro posible diluvio.
  • La aparición de diferentes idiomas, como castigo, para provocar confusión; o la dispersión por la hambruna.

Pues bien, haciendo un gran salto mágico, me parece que esa metáfora, puede ser didáctica, viendo la confusión, el caos, que podemos observar a diferentes niveles:

  • En el estado español: desacuerdo para renovar la cúpula del poder judicial, con diferentes acusaciones cruzadas entre el PSOE y el PP; pero acuerdo para castigar a los independentistas catalanes (hace unos días, Pedro Sánchez, reivindicando el 155, y hoy, en el acto de apertura del año judicial, Carlos Lesmes, presidente del consejo general del poder judicial, reivindicando la venganza contra el independentismo), etc.
  • En Catalunya: críticas y acusaciones cruzadas entre ERC (Pere Aragonès y Oriol Junqueras, etc.) y la ANC (Assemblea Nacional Catalana), organizadora, junto con Òmnium, de la manifestación de la próxima Diada (11 de setiembre),

En ambos ámbitos el trasfondo es el mismo, la lucha por el poder. Y, en nuestro caso, el catalán, se junta, asimismo, la confianza o desconfianza respecto al ‘diálogo del divino’ Pedro Sánchez.

La consecuencia inmediata y visible, es la proliferación de lenguas ‘viperinas’, de diferentes ‘idiomas’, por parte de catalanes y foráneos, de todo rango, nivel, partido político, medio de comunicación, etc.; provocando la gran confusión, el caos, entre todos los catalanes independentistas.

Y eso está llevando a una gran desmovilización para la próxima Diada; que será leída de forma maliciosa por parte de los diferentes responsables; y, obviamente, en última instancia, el único beneficiado será el corrupto estado español, que hará sangre, hurgando en la llaga, para llevarse el agua a su molino unionista. Y sus medios de comunicación dependientes de su abrevadero, multiplicarán exponencialmente nuestra división y fracaso.

Es evidente que el nexo de unión de todas las manifestaciones de esta última década, ha sido el grito y deseo de independencia; y, de forma mayoritaria, el punto originario fue el actual Estatut de Catalunya (votado por el 73,9% de los catalanes, aprobado en el Parlament y en el congreso, en el 2006), y rechazado sustancialmente por parte del tribunal constitucional, en el 2010, a instancias del PP.

Y si muchos vemos que el actual gobierno de la Generalitat tiene un planteamiento de dependencia y supeditación de un utópico diálogo que nunca facilitará ni permitirá un referéndum acordado, es comprensible que se les recrimine.

Quizás no sea el momento oportuno y muchos dirán que es desafortunado ese día, como dijeron el 17 de Agosto, en el momento del recuerdo de las víctimas del terrorismo de Barcelona y Cambrils.

Pero las personas no somos robots configurados por compartimentos estancos, y las emociones, la emotividad, la sensibilidad, afloran en los pocos momentos que tenemos para expresarnos de forma amplia y visible. Y la crítica política es una acción cívica, no hay que olvidarlo.

Por eso, no son de recibo declaraciones como las de Oriol Junqueras, presidente de ERC, diciendo que la manifestación ‘es excluyente (…) y va en contra de muchos independentistas y del independentismo mayoritario del país’.

Yo veo un claro engaño, una confusión intencionada, pues NUNCA deberían considerarse las directrices del partido (ERC) y del gobierno de la Generalitat, con la opinión de la totalidad del propio partido de ERC (unos 10.000 militantes), ni con la totalidad de sus diputados (por más que tenga 33 diputados, de los 135 del Parlament de Catalunya, uno más que Junts, hay que recordarlo); y mucho menos con la totalidad de sus votantes (consiguió 605.581 votos, un 20,99%, en las últimas elecciones del 2021).

Nuestro marco general son los 2,3 millones de votantes en el referéndum del 1 de octubre del 2017; y el millón de manifestantes en las Diadas pre-pandemia.

Por eso, que, en la manifestación en cuestión, además de reclamar la independencia, se critique la acción del gobierno ‘por confiar en el truculento ‘diálogo’, no debería escandalizar a nadie. Es manifestar la petición de una meta común, la independencia, criticando una estrategia determinada, NO es una crítica a la totalidad de la acción del gobierno, como nos hacen creer interesadamente.

Y esa divergencia deberíamos asumirla todos, sabiendo que será aprovechada por el unionismo, para dividirnos todavía más, pues, otros, como Salvador Illa (PSC/PSOE), Ada Colau (Podemos), etc., preventivamente, ya están desestabilizando la situación, apuntándose a la crítica destructiva, eso sí, con la careta de la ‘convivencia’; reforzando, de ese modo, el discurso de Pedro Sánchez y sus amenazas de las siete plagas de Egipto.

Por todo eso, me parece que aún estamos a tiempo para preparar, de verdad, nuestra estrategia y estructuras de estado, que nos permitan ir avanzando hacia el objetivo final; ya que el poder, nuestro ‘Etemenanki’, efectivamente somos los más de dos millones de independentistas, pero todos con un mismo y único lenguaje y mensaje. Y los actuales ‘líderes’ que no estén de acuerdo, que den un paso al lado; ya saldrán otros que realmente tengan fuerza y valor para liderarnos.

Ante este ‘apocalipsis’, deberíamos ir a la montaña (Har, en hebreo) de Meguidó (Harmaguedon), un lugar simbólico, y prepararnos, todos juntos, para la confrontación definitiva con el estado español, la batalla (democrática y pacífica, pero contundente) contra el ‘dios coronado’, y lograr abrir la puerta (Bâb, en acadio) y superar el rechazo (‘ili’ en acadio) del mencionado Felipe VI y su corte de postfranquistas.