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Hay que diseñar políticas públicas que atiendan a los impactos del cambio tecnológico: Miguel Adolfo Guajardo

*El profesor-investigador de El Colegio Mexiquense publicará este año un libro. La evidencia señala que la tecnología no produce desempleo masivo, pero sí desplazamiento de la mano de obra y precarización

México debe replantear su modelo de desarrollo económico para ofrecer ventajas a las empresas que en los años por venir deberán adecuar sus procesos a la incorporación de inteligencia artificial y otros avances tecnológicos, a la vez de diseñar políticas públicas que atiendan al impacto que esos cambios traerán en el empleo, ofreciendo opciones de reubicación a los trabajadores que eventualmente resulten desplazados, advirtió Miguel Adolfo Guajardo Mendoza, profesor-investigador de El Colegio Mexiquense.

            Especialista en el tema del impacto del cambio tecnológico en el empleo, en políticas públicas para la innovación tecnológica y la percepción pública de la ciencia, habló del temor que históricamente se ha tenido a las innovaciones aplicadas a la producción, y detalló que actualmente, no hay evidencia de desempleo masivo por el uso de nuevas tecnologías, pero sí hay datos claros de los resultados que estas tienen en el desplazamiento de la mano de obra, por ejemplo en la industria automotriz.

            El integrante del seminario Instituciones, Sociedad Civil y Políticas Públicas explicó que una tecnología es la aplicación técnico-científica de dispositivos para resolver problemas prácticos que las personas enfrentamos y las aplicaciones tecnológicas están en todas nuestras actividades diarias, resuelven problemas y nos permiten trabajar de manera mucho más veloz, eficiente y efectiva.

Cada vez que surge una nueva tecnología capaz de emular las habilidades humanas se vuelve más notoria la preocupación, pero hasta ahora, en ninguna parte del mundo se ha presentado un fenómeno de desempleo masivo, aunque ciertamente ha habido desplazamiento de trabajadores entre distintos sectores susceptibles de ser automatizados con tecnologías inteligentes, que luego encuentran cobijo en otros sectores a los que no ha llegado una tecnología completamente de automatizar las tareas y que sea asequible económicamente.

Anunció que en este año se publicará un libro colectivo en que se analizan los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI y se focalizan en ciertos sectores de México, e incluye información y análisis que demuestran que las personas se trasladan a actividades de riesgo mucho más bajo de sustitución, como evidencia de un fenómeno de desplazamiento.

La explicación más plausible del destino de esos trabajadores es que se están trasladando a ocupaciones que demandan menos habilidades y que pagan menos salarios, como una válvula de escape, por ejemplo en plataformas de aplicaciones o en el reparto de comida y bienes, y si bien no hay evidencia de que el fenómeno tecnológico provoque desempleo, sí la hay de precarización y cambios en la estructura del empleo.

Guajardo Mendoza pidió poner atención a los cambios que se avecinan e ilustró con lo que está sucediendo en China, donde las empresas Fintech están desplazando a los bancos en la atención de sectores que estos no cubren, como los jóvenes y las Mipymes, gracias al uso de inteligencia artificial en el diseño de algoritmos para estudiar la viabilidad de hacer préstamos sobre la base del seguimiento crediticio de los posibles clientes.

            Dijo que los impactos del cambio tecnológico deben ser abordados sin temor y lo mismo desde la academia, con objetividad, imparcialidad y sin sensacionalismo, pues no se deben difundir mensajes alarmistas; en vez de ello, hay que hacer cambios al modelo de desarrollo económico y definiciones en las políticas públicas que atiendan al fenómeno y sus efectos, tanto en los apoyos a empresas como en la protección del empleo, remató.