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Pitidos a Carme Forcadell

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Hoy, 3 de octubre, deberíamos recordar y conmemorar la huelga general del 3 de octubre del 2017, organizada por la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC), seguida masivamente, con contundentes actuaciones, cortando autopistas, manifestaciones diversas, etc., como protesta por la violencia policial represora del simple acto de votar el referéndum (1 de octubre 2017). Huelga que dejó en evidencia, una vez más, el ridículo de los sindicatos históricos (CCOO y UGT) y lo vendidos que están a la patronal. (Que vergüenza me da haber colaborado tantos años en CCOO, ocupando un puesto de relativa importancia, como es la formación de los empleados de las multinacionales del sector agroalimentario).

Y hoy, deberíamos efectuar actos de reivindicación y dignificación de la memoria.

Pero, en lugar de eso, todos los medios de comunicación, escritos, televisivos y radiofónicos están saturados criticando el abucheo que se efectuó (y efectué) a determinados ponentes, en la manifestación del 1 de octubre, organizada por el Consell de la República.  

Con motivo de los abucheos en el minuto de silencio, en las Ramblas de Barcelona, por las víctimas del atentado terrorista del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, así como con la no participación de ERC en la manifestación de la Diada (11 de setiembre), escribí ampliamente, debatiendo entre la forma y el fondo, por lo que no me extenderé de nuevo ahora, pero me parece relevante manifestar, de nuevo, el derecho a la manifestación popular.

Obviamente, el momento de cada acción es importante, así como lo era no herir la sensibilidad de las victimas del terrorismo, está claro. Pero, como dice el refrán, ‘las ocasiones las pintan calvas’, y deben aprovecharse, pues no tenemos tantas oportunidades para mostrar nuestro descontento a nuestros representantes, pues siempre están ocultos y distantes.

Muchos estamos disconformes, molestos e indignados con el giro copernicano efectuado por ERC, y sus máximos representantes: Oriol Junqueras, Pere Aragonès, y todos sus acólitos sumisos y acríticos.

Estamos asqueados de su abandono de la confrontación con el estado, sustituyéndolo por el fracasado discurso del diálogo y, ahora, con el conejo sacado de la chistera, es decir, su nueva propuesta de ley de claridad canadiense, que no tiene el apoyo de ninguno de los partidos independentistas, y que fue rechazado por Pedro Sánchez al cabo de 30’, sin despeinarse.

Estamos cansados de la política de gestión absolutista de ERC, como si tuviera mayoría absoluta, cuando obtuvieron un empate técnico con Junts, el partido con el que gobierna.

Y estamos fastidiados con los discursos mesiánicos de Oriol Junqueras, por su agresividad y acritud; ahora el ‘junquerismo’ es puro odio y venganza.

Ya comenté ayer que los pitidos a Carme Forcadell (expresidenta del Parlament y represaliada con más de tres años de prisión, hasta ser indultada ‘parcialmente’), así como los que se efectuaron en los parlamentos de Xavier Antich, presidente de Òmnium, etc., no fueron a título personal, en absoluto.

Agradecemos la valentía de Forcadell para asistir a la manifestación del sábado, pero, como comenté, cada uno representa lo que representa; y Forcadell es miembro de ERC, y por eso fue abucheada; y eso ella lo sabe, es una veterana con muchas tablas en mítines, y debe saber, también, ‘que no se puede estar en misa y repicando a la vez’. Si Oriol Junqueras o Pere Aragonès hubieran tenido el valor y la decencia de participar, ellos habrían concentrado los abucheos, y no la expresidenta.

Pero ERC confunde los papeles, y temen que les salieran sarpullidos si participasen en un acto organizado por Carles Puigdemont. Son criaturas malcriadas, si no estás conmigo, estás contra mí. Esa es la ética propia de los miembros del Opus Dei, que, desgraciadamente, no les es ajena. Actúan con dobleces, sin ninguna moral. Por ejemplo, desde el principio se han sentido incómodos formando un gobierno de coalición, pero no han tenido ni los votos, ni la valentía, para romper y buscar otras alianzas, con las que se sentirían más cómodos: con los Comunes y con el PSC/PSOE.

Ayer nos enteramos, por boca de Salvador Illa (PSC/PSOE) que ERC estaba incumpliendo un acuerdo pactado con Pedro Sánchez, para efectuar una mesa de diálogo entre los partidos catalanes. Una vergüenza más, con múltiples caras, primero, por dar validez al filibustero Pedro Sánchez y su matraca de que el problema catalán es un problema de convivencia; segundo, por haberlo ocultado, incluso a sus socios de gobierno, como ha reconocido hoy Jordi Puigneró, el vicepresidente cesado; y tercero, por jugar con varias barajas de cartas, según le conviene en cada momento.

Dolors Feliu, la presidenta de la ANC, días antes de la Diada, nos dijo que el 1 de octubre representaría una inflexión, para intentar acelerar la hoja de ruta hacia la independencia. Y su propuesta de elaborar una lista cívica para las próximas elecciones, parece una buena idea, para romper la dinámica anestesiante en la que estamos; por eso es tan criticada por los partidos, especialmente ERC.

También hemos visto que esa inflexión nos ha servido para desenmascarar a los ‘conllevantes’ (Ortega y Gasset) con el estado.

Evidentemente, una consecuencia de esta inflexión, es la evidencia de que difícilmente, en un futuro cercano, vuelva a haber unidad de acción y comunión de ideas entre los partidos independentistas que ganamos las elecciones con el 52% de los diputados al Parlament, y que hemos destrozado entre todos, para mofa y befa de los unionistas.

El primer presidente de la Primera República Española, durante cuatro meses escasos, el catalán Estanislao Figueras i Moragas (1819-1882), en junio de 1873, en el congreso de los diputados, dijo: ‘Señores, voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros’, y se fue al exilio a Francia, hasta final de ese año.

Yo estoy totalmente de acuerdo con Figueras, y también me iría a un faro de la isla de Tonga.

¿Cómo puede ser que seamos tan burros como para caer repetidamente en la trampa unionista?, pues estamos enzarzados en las formas, nos la estamos cogiendo con papel de fumar, como ellos quieren y los medios de comunicación magnifican, especialmente, La Vanguardia, El Mundo, El País …, es decir, todos los medios subvencionados y que comen del pesebre institucional multiplican la cortina de humo.

Las formas son importantes, ya se trate de abucheos a unos u otros. Pero más importante es el fondo, máxime ahora que vamos conociendo más detalles del programa militar, organizado por el general Fernando Alejandre Martínez, jefe del estado mayor de la defensa y respaldado por María Dolores Cospedal, ministra de defensa del PP, en el 2017.

Y respecto a esa planificada ‘invasión’, Joan Tardà Fernández, explica:

‘antes de la celebración del referéndum del 1 de octubre del 2017, desde el estado mayor de defensa diseñaron un plan para movilizar el ejército español en Catalunya, en el caso que se declarara la independencia. Lo hicieron al ver que desde la Moncloa no se contaba con las fuerzas armadas para frenar el embate del independentismo.

Concretamente, la operación, que llevaba el nombre de Operación Recuperar Soberanía, contaba trasladar hasta 3500 militares a Catalunya, para frenar una eventual independencia.

(…) este plan tenía cuatro niveles’

(Elncacional.cat, 2 de octubre 2022)

Es decir, eso explica un golpe de estado militar, que ya se intuía en el libro del general Fernando Alejandre Martínez, ‘Rey servido y patria honrada’ (al que ya me refería en un escrito hace meses), pues:

‘Alejandre activó este plan decepcionado con la actuación del ejecutivo de Rajoy, que después de los atentados del 17 de agosto, no activó el consejo de seguridad español por la situación política que se vivía en Catalunya,

(…)  María Dolores de Cospedal, además de patriota, era valiente, según Alejandre

(…) El 10 de octubre, cuando Puigdemont proclamó la independencia, Alejandre llegó a activar la operación. Pero antes de comunicarle a Cospedal, Puigdemont ya dejó en suspenso la declaración y la canceló inmediatamente’

(Vilaweb, 2 de octubre 2022)

Está claro que el ejército tampoco guarda las formas, ni disimula hacerlo. Además, muestra su escaso nivel intelectual e imaginativo, ya que el nombre de la ‘operación recuperar soberanía’, es el mismo que le dieron a la gran operación militar para recuperar el peñón del Perejil, en el 2002; la mayor operación militar de José María Aznar, el Napoleón del siglo XXI, por la que pasará a los anales de la historia de la galaxia, pero por su ‘cutrería’.

Y no debemos olvidar que, perdiendo el tiempo hablando de las formas, nos olvidamos de hablar que el rey es el jefe supremo del ejército; y, evidentemente, el citado general, con total seguridad, actuaba al mando de Felipe VI, y a espaldas del ejecutivo. Y eso es gravísimo y anticonstitucional. Por lo que deberían buscarse responsabilidades. Pero sabemos que no, nada de eso, la fiscalía nunca actuará de oficio al respecto, y nosotros seguiremos hablando del sexo de los ángeles, para tapar sus vergüenzas.

Igualmente, seguiremos hablando de los abucheos, sin entrar a evidenciar la traición que nos ha hecho ERC, que domina todos los medios de comunicación, por lo que seguirán con su matraca de la descortesía. Pere Aragonès dijo, en una entrevista a TV3, anteayer, que ‘se le rompió el corazón, al ver cómo pitábamos a Forcadell’.

¿A nosotros no se nos rompe nada al ver su traición, y sus cortinas de humo para ocultarlas?

¿Hasta qué punto nuestro masoquismo nos tapará nuestras vergüenzas, y nuestra inacción?

Necesitamos y necesitaremos la unidad, y deseo que, cuando llegue el momento preciso, la tengamos, pasando por encima de los supuestos actuales líderes. Tenemos a Carles Puigdemont, y seguiremos confiando en él, nuestro líder y President legítimo.