Los independentistas catalanes llevamos 308 años (desde la derrota del 1714) sometidos a unas fuerzas invasoras del borbón Felipe V (con breves períodos republicanos), pues el franquismo no dejó de ser más de lo mismo, como vemos y sufrimos desde la aprobación de la constitución de 1978. Y especialmente, desde el referéndum de independencia del 2017, vemos que ese sometimiento se ha hecho más relevante.
Obviamente, durante el franquismo la represión fue cruenta, ya que el dictador y asesino Francisco Franco aplicó una represión bestial a todo lo que le sonaba a judeo-masónico-comunista-independentista.
En la actualidad, afortunadamente, no se ha llegado a este extremo, pero en el 2017 fue por puro milagro que no hubiesen causado muertos, ya que la fuerza bruta aplicada, salida de sus cuarteles de toda España al grito de ‘a por ellos’, presagiaba lo peor. Y también sabemos que el ejército estaba preparado, en la frontera aragonesa y valenciana, para actuar contra nuestra, si hubiésemos implantado la República Catalana.
Por eso, estos cinco años, que hemos visto:
- La marcha al exilio del president Carles Puigdemont, y varios consellers.
- El juicio farsa del resto del gobierno, así como de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y de dos líderes sociales: Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, condenados a prisión y, tras casi cuatro años, ser indultados parcialmente (pero inhabilitados, y condicionados por ‘pactos’ desconocidos).
- El cambio de discurso de ERC, convertido en autonomista, y plenamente satisfecha la ambición de poder de sus líderes (Oriol Junqueras, Pere Aragonès, etc.)
- La farsa de diálogo del narcisista Pedro Sánchez que, para garantizar su mantenimiento en el poder, sigue arrasando financiera y culturalmente (la lengua catalana) a nuestro país, devaluando nuestro Estatut, y mermando los derechos cívicos (espionaje por el instrumento Pegasus), etc.
- La continua expresión del estado profundo español, en todos los campos: judicial, policial, económico, mediático, etc., para seguir reprimiendo a los independentistas.
- La actitud unionista de los catalanes ‘dependientes’ y masoquistas, que prefieren seguir sometidos a una corona corrupta y a un estado antidemocrático.
- El silencio imperdonable e interesado de los demócratas españoles que, salvo algunas pocas excepciones, han dado por buena la represión contra los demócratas catalanes.
- La maniquea respuesta de la UE que, con su inhibición, sólo ha cuidado por el mantenimiento del statu quo del club de mercaderes, en el peor sentido del término.
- Etc.
Con todas estas premisas, es comprensible que los independentistas catalanes nos sintamos insatisfechos y decepcionados, máxime cuando vemos que la actitud de nuestro gobierno autonomista, de ERC, está actuando de forma incompetente y partidista, a pesar de que Pere Aragonès dijera, la semana pasada, que este nuevo gobierno trabajaría para la ‘Catalunya entera’, una expresión del todo desafortunada e insultante, ya que aceptaba, explícitamente, que los gobiernos anteriores no lo hacían así.
Tenemos bastantes ejemplos de esa incompetencia, como las inexplicables actuaciones de:
- de Josep González Cambray, conseller de Educación, que impuso cambios de horarios y de planes de estudio, sin consultar con los profesionales del sector.
- de Joan Ignasi Elena, conseller de Interior, que a la lógica dirección política de los mossos d’esquadra (policía autonómica), interfiere, mediante injerencias en ese cuerpo armado, provocando todo tipo de problemas estructurales y competenciales, como ya expliqué en mi escrito de ayer. Que vergüenza recordar las palabras de Elena, a los pocos días de tomar posesión del cargo, diciendo: ‘antes muero que tapar una corrupción’.
- de Meritxell Serret, consellera de Acción Exterior que, sin mayores explicaciones, ha hecho marcha atrás a la decisión de su antecesora (Victoria Alsina) de abrir una delegación en Israel. Efectivamente, una decisión compleja, dado el problema con el pueblo palestino; pero los intereses partidistas deberían estar al margen de una decisión política de gran envergadura.
- etc.
Por eso, los independentistas catalanes debemos tener presente la moraleja de la siguiente fábula:
‘La puerta negra
Había una vez en un país de las Mil y Una Noches, un rey conocido por ser muy polémico con sus acciones.
Tomaba a los prisioneros de guerra y los conducía hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados ordenadamente en largas filas y el rey gritaba diciéndoles:
Les voy a dar una oportunidad, giren vuestras cabezas hacia la derecha y miren hacia el rincón de la sala.
Los prisioneros giraron la cabeza y vieron a un grupo de soldados armados todos ellos con arcos y flechas, preparados para llevar a cabo cualquier acción.
¿Habéis tomado nota de lo que habéis visto? Bien, pues ahora, giren sus cabezas hacia la izquierda y observen lo que se encuentra en el rincón opuesto de la sala, continuó diciendo el rey.
Al girar la cabeza, los prisioneros observaron una dantesca puerta negra. En la puerta colgaban cráneos humanos a modo de decoración y el picaporte para abrir la puerta no parecía mucho más agradable al tratarse de la mano de un cadáver.
Dicho esto, el rey se colocó en el centro de la sala y gritó a los prisioneros:
Ahora os doy la oportunidad de que escojan, ¿qué es lo que quieren? ¿Eligen la zona derecha donde van a morir clavados por flechas o eligen la zona izquierda y abrir la puerta negra y dejarlos encerrados allí? Ahora en vuestra mano queda vuestra decisión, escojan.
Uno a uno, los prisioneros iban observando las dos posibilidades para poder tomar una decisión y la mayoría de ellos siguieron el mismo comportamiento: primero, antes de tomar la decisión de la muerte segura si escogían a los soldados, se acercaban a la horrible puerta negra, donde aquellos esqueletos, calaveras y lemas del tipo: ‘viva la muerte’, elegían morir atravesados por las flechas. Una muerte rápida y segura, seguro que si elijo la puerta también voy a morir y a saber de qué forma, seguro que será una tortura, decían.
Así, uno tras otro, todos actuaban cual rebaño de ovejas. Miraban la puerta y a los arqueros y pedían al rey morir atravesados por las flechas.
Terminada la guerra y pasado el tiempo, uno de los arqueros vio cómo se acercaba el rey, y con todo respeto y algo temeroso, preguntó al rey: Sabed, gran rey, cada vez que da la oportunidad a los prisioneros, siempre nada en mi la misma curiosidad, no se enfade con la pregunta que le voy a formular, pero ¿qué es lo que esconde detrás de aquella puerta negra?
El rey respondió con el semblante serio: Si tienes esta duda, ve y abre esa puerta negra.
El soldado abrió con cautela la horrible puerta y sintió un rayo puro y enérgico del sol acariciar el suelo de la enorme sala. Abrió del todo la puerta y la luz y un agradable aroma a hierba recién cortada inundaron la sala. El soldado se acercó un poco más para observar el paisaje que se escondía tras la puerta y observó que en realidad la puerta era el umbral para comenzar a andar por un camino … el camino hacia la libertad.
Moraleja:
La puerta negra representa nuestros miedos, nuestras inseguridades, miedo a asumir riesgos, miedo a lo desconocido, a una frustración, etc. Todos tenemos una gran puerta negra en nuestra mente, formada por creencias limitantes.
Debemos tener presente que si bien puedes perder, también puedes ganar. Da un paso más, atraviesa el umbral del miedo, abramos esa puerta negra y dejemos que el sol entre por completo en nuestra vida. Sintamos su calor y su energía y recorramos el camino hacia la libertad. No hagamos lo de los prisioneros que, por no arriesgar, perdieron su libertad’
(triskelate.com)
Es comprensible que los independentistas catalanes nos sintamos insatisfechos de la experiencia que estamos viviendo, como:
- los juicios que no cesan contra más de 4200 independentistas (mientras que van con guantes de seda en el caso de los acusados de extrema derecha, como vimos en el juicio de los que asaltaron la sede catalana de Blanquerna, en Madrid) (*)
- la represión policial que sigue espiando a muchas personas,
- los políticos nacionalistas españoles que no se atreven a modificar el código penal respecto a la sedición (por cierto, desoyendo los consejos de la UE)
- etc.
(*) Otro ejemplo vergonzoso e indigno de esa injusticia española, la vimos ayer, en el juicio del futbolista Neymar Jr., el juez José Manuel del Amo Sánchez, dijo ‘Soy futbolero sin que ello quiera decir nada. Yo estaba en la cama escuchando la radio y el señor Neymar marcando un gol. Quiero decir, que me consta que estaba en las labores propias de su profesión’, por lo que autorizó a Neymar para que se fuera al hotel a descansar.
Vaya descaro, pues, ese mismo juez, ni ninguno, ha tenido en consideración las obligaciones y necesidades de los acusados, y menos si éstos son independentistas. Pero, claro, un futbolista multimillonario … debe descansar.
Y todo ello nos genera inseguridad, al no saber a qué atenernos para tomar una decisión.
Algunos ‘opinadores’ unionistas y, ahora también ERC, consideran que deberíamos superar el duelo, el proceso psicológico que pasamos.
Pero para superar un duelo, deben pasarse por varias fases: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Y nosotros NO tenemos que negar el referéndum ni lo que queremos. Y, claro, no tenemos que negociar nada para, finalmente, aceptar la autonomía disminuida.
No queremos ser el chivo expiatorio de nadie. Y también sabemos que hay fórmulas inteligentes para neutralizar a los unionistas, sin tener que recurrir a recursos ancestrales como el siguiente:
‘Los atenienses celebraban la fiesta de las Targélias, a finales de mayo, con el sacrificio ritual de dos personas a las que culpabilizaban del hambre, las sequias, las pestes o los terremotos. Las arrastraban fuera de la ciudad y, a menudo, las tiraban desde lo alto de un precipicio o las lapidaban. Creían que el mal siempre venía de fuera y se había de expulsar con violencia. Solían escoger esclavos, extranjeros, enfermos, deformes. Llamaban a las víctimas ‘pharmakos’, de donde proviene nuestra palabra fármaco, como si la sangre eliminase la carencia’.
(Irene Vallejo, ‘Algú va parlar de nosaltres’, Columna, Barcelona 2022)
(No debemos confundir esa fiesta con la roca Tarpeya, de los romanos, de la cual tiraban a los traidores y asesinos)
Sabemos que nada nos será fácil. Qué equivocado estaba el escritor y filósofo Francesc Pujols (1882-1962), que, entre otras cosas, profetizó que: ‘Porque serán catalanes, todos sus gastos, donde vayan les serán pagados. Serán tan numerosos que la gente no podrá acogerlos a todos como huéspedes de sus viviendas, y se les ofrecerá el hotel, el más preciado regalo que se le pueda hacer a un catalán cuando viaja’
Al contrario, vemos que, mayoritariamente, todos los españoles nos odian, especialmente tras el referéndum del 2017, por eso gritaban a sus policías el ‘a por ellos’, como si se fueran a una guerra de exterminio.
Nosotros sabemos que si las bases no superamos la atonía actual, seguiremos indefinidamente insatisfechos y deprimidos.
Los solados, cuando marchaban a la guerra, en 1618, por ejemplo, no sabían que esa guerra duraría 30 años. No decían: ‘nos vamos a la guerra de los 30 años’. Una guerra que, culpa del imperio español (pues el reino de Castilla se alineó con el archiduque de Austria), nos involucró directamente, por las manipulaciones del conde duque de Olivares (Gaspar de Guzmán y Pimentel), contra el president de la Generalitat, Pau Claris y el encarcelamiento de Francesc de Tamarit, y de ahí la ‘guerra de los segadores’ (1640-1652); y, al final, por el tratado de los Pirineos, perdimos Catalunya Norte, que pasó a ser francesa. Ese fue el pago que firmaron los castellanos.
Es decir, hace siglos que aprendimos que no podemos esperar nada bueno de los mesetarios hispánicos, y no podemos caer de nuevo en una fase de ‘buenismo’ insulso, descafeinado y tonto. Debemos arriesgarnos, salir por la puerta negra y, como en la fábula, conseguir la libertad, aunque ello comporte el riesgo de fracasar. Pero seguir, es morir a manos de los arqueros unionistas.