En mi escrito de ayer, sobre Desiderius Erasmus Roterodamus (Erasmo de Rotterdam), 1466 – 1536) comenté la importancia que este pensador daba a su libertad personal, individual. Asimismo, reproduje fragmentos de su introducción a su obra ‘Elogio de la locura’ (1509), dedicada a su amigo Thomas More (Tomás Moro), 1478-1535.
En este momento me parece interesante reproducir el siguiente pensamiento de Erasmo, de dicha introducción:
‘Si, como antaño Menipo (*), pudiéseis contemplar desde la luna el tumulto inmenso del género humano, creería estar viendo un enjambre de moscas y mosquitos peleando entre sí, luchando, tendiéndose acechanzas, robándose, burlándose unos de otros, y naciendo, enfermando y muriendo sin cesar. Nadie podría imaginar el bullicio y las tragedias de que es capaz un animalito de tan corta vida, pues en una batalla o en una peste se aniquilan y desaparecen en un instante millares de seres’.
(*) Menipo de Gádara, o Menipo de Sinope, siglo III a.C., filósofo de la escuela cínica, que amasó una gran fortuna como usurero, pero que al ponerse enfermo la perdió toda, y acabó suicidándose.
No es difícil confirmar la visión de Menipo, ya que muchos sufrimos una crisis, al vernos en plena maraña de intereses y controversias; y de la mayor parte de las cuales, no controlamos, ni conocemos realmente la totalidad de la información precisa para poderla asimilar. Nos inundan de información interesada, de una parte y de otra, para desinformarnos y desorientarnos.
Por ejemplo, vemos cómo ha caído la premier inglesa Liz Truss, apenas 45 días después de su nombramiento, por falta de apoyo en las propias filas conservadoras. Y según qué prensa, ridiculiza el sistema inglés, mientras que otra, elogia su sentido democrático.
Pero claro, estas opiniones, cuando se trasladan a la precaria situación de Pere Aragonès (ERC), en el parlament (únicamente 33 diputados de 135), tergiversan sus ideas del caso inglés.
Asimismo, aquí, en el estado español, desgraciadamente, los partidos tienen una estructura piramidal, jerarquizada, actuando sectariamente. Y por eso, los diputados no tienen la libertad de poder destituir a su líder.
Estas diferentes visiones, las vemos, también, en el siguiente caso: los partidos de derechas están a favor de la pena de muerte, y en contra de la eutanasia; mientras que los de izquierdas, están en contra de la pena de muerte, y a favor de la eutanasia.
Otro ejemplo lo tenemos en el delito de sedición, que la INjusticia española aplicó ilegalmente a nuestros políticos independentistas, pues no representó ningún alzamiento público ni tumultuario destinado a aplicar las leyes o el legítimo ejercicio de sus funciones a cualquier funcionario público. Es decir, aquí no hubo ningún tipo de violencia. Pero en España se sigue mantiene un redactado de ese delito, en el código penal, que se remonta a más de cien años. Por eso, la UE le ha exigido repetidamente a España, que actualice esa normativa.
Pero, como todos sabemos, el mentiroso Pedro Sánchez, en el programa pactado para su investidura, aceptó esa modificación, que beneficiaría retrospectivamente a los independentistas represaliados. Pero, pasados los años, vamos viendo que demora esa actualización, con diferentes excusas, según el auditorio, entre otras:
- Que no hay mayoría absoluta en el congreso, para esa modificación, cuando realmente es una mentira burda, pues la misma mayoría que le hizo presidente, y que le aprueba los presupuestos, ya sería suficiente.
- Que, al tratarse de un tema de estado, se ha de buscar el momento adecuado; por lo que no puede formar parte de ninguna mesa de diálogo. Realmente, una exigencia de la UE debería ser motivo para la eliminación de ese ‘delito’, sin tener que ser moneda de cambio por nada, pues eso es ventajismo, puro y duro.
- Etc.
Cuando, en realidad, Sánchez no tiene la determinación de hacerlo, pues no quiere arriesgar los posibles votos que sueña captar al PP y a Ciudadanos, para mantenerse en el poder; y eso es lo único que le interesa. No le importa nada la demanda de la UE, para actualizar ese ‘delito’. Lo que hará, cuando quiera y le beneficie, modificarlo (no erradicarlo) y aumentar las penas de desobediencia. Esa es su estrategia habitual.
Sánchez, igualmente que Aragonès, aplica la táctica de Enrico Berlinger (1922-1984), el que fue secretario general del Partido Comunista Italiano, pues era conocido como ‘culo di ferro’ (culo de hierro), ya que pegaba el culo a la silla y no se levantaba de las reuniones, buscando el acuerdo. Pero, Pedro Sánchez y Pere Aragonès, no lo levantan para no perder sus respectivas poltronas.
Y ambos no son libres, pues esa dependencia de sus ambiciones personales y partidistas, les anulan su capacidad de ser libre, pues están presos, sujetos a sus instintos primarios.
Pero, ese es su problema, que sufrimos todos.
Nuestro problema es que tampoco somos libres, para manifestarnos y expresar nuestro descontento y forzar las dimisiones precisas. Todos estamos sujetos y anestesiados por los medios de comunicación y por ‘el pan y circo’ que nos ofrecen para mantenernos manipulados.
Nos pasa como al loro de la siguiente fábula:
‘Libertad
Ésta es la historia de un loro que desde hacía un buen número de años vivía enjaulado. Su propietario era un anciano, al que el animal hacía compañía.
Cierto día, el anciano invitó a un amigo a su casa para deleitar un sabroso té de Cachemira.
Los dos hombres pasaron al salón donde, cerca de la ventana y en su jaula, estaba el loro. Se encontraban los dos hombres tomando el té, cuando el loro comenzó a gritar insistente y vehementemente: Libertad, Libertad, Libertad.
No cesaba de pedir libertad. Durante todo el tiempo en que estuvo el invitado en la casa, el animal no dejó de reclamar libertad. Hasta el punto era desgarradora su solicitud, que el invitado se sintió muy apenado y ni siquiera pudo terminar de saborear su taza. Estaba saliendo por la puerta y el loro seguía gritando: Libertad, Libertad, Libertad.
Pasaron dos días. El invitado no podía dejar de pensar con compasión en el loro. Tanto le atribulaba el estado del animalillo, que decidió que era necesario ponerlo en libertad. Tramó un plan. Sabía cuando dejaba el anciano su casa para ir a efectuar la compra. Iba a aprovechar esa ausencia y liberar al pobre loro.
Un día después, el invitado se apostó cerca de la casa del anciano y, en cuanto lo vio salir, corrió hacia su casa, abrió la puerta con una ganzúa y entró en el salón, donde el loro continuaba gritando: Libertad, Libertad.
Al invitado se la partía el corazón. ¿Quién no hubiera sentido piedad por el animalito? Presto, se acercó a la jaula y abrió la puertecilla de la misma. Entonces, el loro, aterrado, se lanzó al lado opuesto de la jaula, aferrándose con su pico y sus garras a los barrotes de la jaula, negándose a abandonarla, pero seguía gritando: Libertad, Libertad.
Moraleja: como este loro, son muchos los seres humanos que dicen querer madurar y hallar la libertad interior, pero que se han acostumbrado a su jaula interna y no quieren abandonarla’.
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Creo que todos deberíamos replanteamos si realmente actuamos como ese loro, y tenemos el ‘culo de hierro’; o, si, por el contrario, queremos volar e intentar cambiar el statu quo. Todo depende de nosotros, no busquemos excusas.