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Libertad: felicidad, ilusiones y sueños

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Los independentistas catalanes fuimos libres menos de un minuto, lo que duró nuestra independencia el 10 de octubre del 2017, los 56’’ que mediaron entre las dos declaraciones siguientes, de Carles Puigdemont, el president de la Generalitat de Catalunya:

‘Como presidente de la Generalitat asumo al presentarles los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros ciudadanos, el mandato de que Catalunya se convierta en un Estado independiente en forma de república’

Y, tras 34’’ de aplausos:

‘El Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el que no es posible llegar a una solución acordada’.

Una declaración que fue aprobada, tras el referéndum, por 70 votos a favor, de los 135 diputados del Parlament.

El principio democrático básico, como señaló Ramsey Clark (1927-2021), fiscal general de los EUA, es el siguiente:

‘Un derecho no es una cosa que alguien te da; es una cosa que nadie te puede quitar’

Gustave Flaubert (1821-1880) dijo:

‘Nací con escasa fe en la felicidad. Siendo muy joven tuve un presentimiento completo de la vida. Era como un nauseabundo olor a cocina, que se escapa por un mechinal. No hace falta comerla para saber que es vomitiva’.

(J.A. Marina y M. López, ‘Diccionario de los sentimientos’ (Anagrama, Barcelona 1999, pág. 95)

Muchos independentistas catalanes, nacimos en plena dictadura franquista y hemos vivido en el puro franquismo y en el neofranquismo actual (pues el estado sigue manteniendo la raíz de esa mala hierba), así que, como Flaubert, hemos tenido escasa fe en la felicidad entendida en su amplio sentido, pues, sin libertad, no hay felicidad.

La felicidad, etimológicamente, proviene del latín felicitas, y éste, del adjetivo félix: fecundo, fértil, productivo, fructífero, próspero, bienaventurado, afortunado, feliz, dichoso, etc.

Es decir, la felicidad como origen, causa o consecuencia, pero, con el sufijo -tat (-dad) expresa una cualidad.

El diccionario de María Moliner (1900-1981) define la felicidad como: ‘el estado de ánimo de la persona que tiene lo que desea o a la que acaba de suceder una cosa muy buena para ella’

Siguiendo con Marina / López:

Los ingredientes de la felicidad son:

un sentimiento de seguridad que libra de miedos y capacita para disfrutar de las relaciones personales.

Un sentimiento de plenitud o plenitudes, porque los deseos son muchos, sucesivos y, en ocasiones, contradictorios.

El ser humano necesita placer y dar sentido al placer.

La alegría es casi un sinónimo de la felicidad. Es la conciencia de estar alcanzando nuestras metas (…) Sartre consideraba la felicidad como conciencia de la libertad creadora.

(Pág. 301)

Efectivamente, la felicidad es momentánea, puede durar 1 minuto o 200 horas, pero es transitoria, como todos sabemos.

Si bien, pensando en el corrupto y antidemocrático estado español, confiamos que más pronto que tarde le llegue su San Martín (como dice el refrán de los cerdos); los monstruos caen cuando menos se lo esperan, y por causas impensables.

Por ejemplo, la violación de la patricia Lucrecia (Lucretia) (*) (s. IV a.C.-509 a.C.) por Sexto Tarquinio, fue uno de los motivos que causaron la caída del imperio romano, para dar paso a la república, pues encendió las llamas del descontento por los métodos tiránicos del padre de Tarquinio, Lucio Tarquinio el Soberbio, el último rey de Roma.

(*) en el Consolat de Mar de Barcelona, hay una magnífica escultura de Damià Campeny, titulada ‘Lucrecia muerta’

Todos sabemos que, generalmente, las circunstancias no favorecen la felicidad, como expresa el siguiente texto zen:

‘Maestro, en varias partes del mundo hay conatos de guerra o guerra declarada. ¿Qué sucede? ¿Acaso tienen razón los profetas y estamos en los días finales?

Hijo, la humanidad desde que apareció ha estado en sus días finales. Lo que sucede no es nada nuevo. Mira y aprende: se amenazan, se matarán, y los sobrevivientes juraran que es la última guerra, y organizarán foros y crearán burocracias y darán discursos de paz, mientras sus ayudantes preparan en silencio la próxima guerra: El humano es un animal lúdico: le gusta jugar, y su juego favorito es la guerra’.

(https://4grandesverdades.wordpress.com)

Asimismo, siguiendo con esos mismos textos zen, repito uno que hace tiempo que ya transcribí:

‘El elefante encadenado:

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, nos llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal … pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas, ligada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado unos centímetros en la tierra. El animal no se movía, sino que permanecía allí pacientemente.

El domador le explicó que cuando el elefante era pequeño, le encadenaron de ese modo, y el elefantito luchó repetidamente hasta el cansancio, sin poder huir. Con el tiempo, el elefante no se había percatado que ahora sí que tenía la fuerza para soltarse. En la mente de él había quedado el recuerdo de esa lucha feroz contra una cadena y una estaca que no cedían. Por eso, aunque ahora pudiera liberarse, ya no lo intentaba. Era más fuerte el recuerdo de esa imposibilidad del pasado, que la posibilidad real del presente’

Los independentistas catalanes vivimos un minuto de libertad, de felicidad, de ilusiones y sueños, y somos superiores a los elefantes, sabemos que hemos crecido y tenemos la fuerza suficiente para romper la cadena y la estaca que nos sujetan; máxime sabiendo, como canta Lluís Llach en su himno ‘L’estaca’, la estaca estás bien corcada, podrida.

Y como dice la canción, ‘el que ha sido libre, nunca querrá volver a ser esclavo’; y el que ha sido feliz, querrá seguir siéndolo.

Y, lo que es más importante, rememorando a Clark: sabemos que ‘Un derecho no es una cosa que alguien te da; es una cosa que nadie te puede quitar’.

Pero, antidemocráticamente, por la fuerza bruta, el estado español nos quitó hace más de tres siglos la libertad, por lo que tenemos que hacer lo posible y lo imposible para retornar a nuestro minuto de gloria del 2017, y trabajar para implementar la República Catalana, aunque sea en contra de los partidos y organizaciones ‘conllevantes’, que nos acusarán, hipócritamente, de hacer anti-política.

La anti-política es la desmovilización y desmotivación que pretenden, para seguir disfrutando de su efímero poder actual y de sus efímeros ‘éxitos’.

Pero, por mucho que pretendan vendernos sus grandes éxitos en aspectos como la sedición y la malversación, todos sabemos que Pedro Sánchez hace teatro para hacer ver a las instituciones europeas y a ERC, que su diálogo desinflama, y que adopta las medidas adecuadas (antes del previsto revolcón que les dará el tribunal de Estrasburgo). Justo lo mismo que hizo concediendo los indultos el día anterior que la asamblea parlamentaria del consejo de Europa hiciera pública la resolución instando a España a concederlos. Idéntica estrategia infantil, y que ERC (engañado en su soberbia y pretendiendo infantilizarnos a todos) se toma y nos quiere vender como fruto de su ‘presión y diálogo’.

Pero quedarse en el sofá de casa tampoco es anti-política, ya que esa es una opción que respalda la tesis de los ‘conllevantes / dialogantes’. Es como la abstención, que siempre favorece a otro.

Tradicionalmente se ha dicho que los catalanes nos movemos entre el ‘seny i la rauxa’ (la cordura y el arrebato); y el cantautor Jaume Sisa dijo que ‘los catalanes vivimos dentro de un condón al que llamamos seny’. Yo creo que ya es el momento de romper ese condón y que salga la ‘rauxa’.