• De acuerdo a una investigación del Instituto en Ciencias Agrícolas y Rurales (ICAR) se ha detectado que este fenómeno ha ido a la alza en los últimos años y la pandemia de COVID-19 lo intensificó.
• En el caso de la migración agrícola hacia Estados Unidos, los trabajadores mexiquenses son más propensos a padecer estafas o abusos, pese a que el trabajo se da a través del visado por la vía legal.
Toluca, Méx; 17 de diciembre de 2022. La migración laboral de personas trabajadoras del sector agrícola hacia Canadá y Estados Unidos presenta retos como tener certeza sobre las condiciones en las que prestan sus servicios y evitar que la mano de obra que sale del territorio mexiquense no afecte a la producción local, expuso la profesora e investigadora del Instituto en Ciencias Agrícolas y Rurales (ICAR) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Norma Baca Tavira.
La universitaria detalló que de acuerdo a la investigación que realiza en materia de migración laboral agrícola en el estado de México, se ha detectado que este fenómeno ha ido a la alza en los últimos años y la pandemia de COVID-19 lo intensificó, ya que al ser considerados trabajadores esenciales, los países como Canadá y Estados Unidos buscaron la mano de obra mexicana para dar continuidad a su actividad agrícola.
Esta situación, refirió Baca Tavira ha tenido un impacto negativo en los campos agrícolas mexiquense, principalmente de los municipios del sur de la entidad como Coatepec Harinas, Tonatico, Almoloya de Alquisiras e Ixtapan de la Sal, donde los trabajadores agrícolas prefieren trabajar en campos de cultivo extranjeros que locales, lo que ha provocado que los productores mexiquenses busquen mano de obra en Morelos y Guerrero para garantizar la producción.
La investigadora reconoció que la diferencia salarial pone en desventaja a los productores mexiquenses para conservar a los trabajadores agrícolas mexicanos y en ese sentido, indicó que se deben establecer políticas públicas que permitan garantizar la producción en la entidad.
“Los agricultores están teniendo dificultades muy importantes para disponer de una bolsa de trabajo. Hay una queja recurrente de que ellos necesitan fuerza de trabajo, que el medio de producción se está descuidando y es que hay una competencia desleal porque no se les puede pagar igual que allá, pero entonces cómo se va a sacar adelante la producción agrícola local”, indicó.
Barrera Tavira señaló que otro fenómeno que se presenta con la migración agrícola hacia Canadá y Estados Unidos es el cultural, es decir, es una actividad que se va heredando generacionalmente, privilegiando el visado para salir del país a través del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT) México-Canadá.
“Lo interesante es como en comunidades, en pueblos, ya se hereda, se están involucrando en este tipo de migración, lo consideran en lo general una migración buena, positiva para ellos, en función de que les da certeza porque sirve para mejorar las condiciones de trabajo, pero en las condiciones de salud de los trabajadores el tema tiene matices y hay situaciones en las que hay que poner atención”, indicó.
En el caso de la migración agrícola hacia Estados Unidos, Baca Tavira señaló que aunque se da a través del visado y de manera legal, a diferencia de la que ocurre hacia Canadá, no pasa por el filtro institucional como la Secretaría de Trabajo federal, lo que puede dar cabida a que los trabajadores mexicanos sufran abusos o estafas.
La investigadora del ICAR indicó que es necesario reconocer al Estado de México como una de las entidades con mayor flujo migratorio y que el fenómeno se presenta en todas las regiones del territorio mexiquense, por lo que es imprescindible favorecer a los trabajadores con políticas públicas.