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2023: el año de las definiciones

Miguel Ángel Sosa
@Mik3_Sosa

El cierre de año trae consigo un escenario grisáceo para el gobierno federal y sus respectivos proyectos de continuidad, ya que las tensiones generadas dentro y fuera de MORENA proyectan que el inicio del 2023 estará cargado de altas traiciones y álgidas reconfiguraciones.

Una vez que inicie el mes de enero se dará por inaugurada la antesala de la elección presidencial, escenario en el cual se definirán las rutas políticas de los distintos partidos y los suspirantes. Ahí, será necesario que las definiciones de la oposición comiencen a tomar forma, pues de lo contrario estarán terreno peligroso para ser realmente competitivos.

El tiempo se agota y, aunque haya quienes digan que falta más de un año para la elección, los inmiscuidos en el tema saben a conciencia que lo que menos hay es eso: tiempo. En ese contexto, el conocer quiénes serán los abanderados o abanderadas resulta crucial para definir estrategias tanto de apoyo como de contención.

Falta poco para que las corcholatas dejen de ser numéricamente tres y, en su lugar, den paso al único candidato o candidata ungido por el dedazo de Palacio Nacional, situación con la que se apuntarán las baterías oficialistas para intentar operar, cueste lo que cueste, la continuidad del régimen.

De nada servirán los buenos deseos de las fiestas decembrinas si la autofagia política hará su aparición una vez abierta la pista del 2023. El repliegue de las fuerzas obradoristas obedecerá a los designios del jefe del rebaño y no habrá voces que se atrevan a contradecir las instrucciones del jerarca.

MORENA y sus huestes, a quienes se suman los satélites acomodaticios, harán solo lo que el presidente López Obrador les ordene. Las pugnas actuales orbitan en adivinar cuál de las corcholatas se llevará el premio mayor. ¿Quién será él o la ungida? Hasta la fecha los momios siguen abiertos y aún hay juego para Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto.

En buscar respuestas ocupan sus días y noches los funcionarios públicos de la cuatroté, pues la selección de quién aparecerá en la boleta junto al logo del partido guinda se les ha vuelto una obsesión. Hay quienes ríen y dicen que está cantado que los ánimos presidenciales palpitan por Claudia, aunque no debe olvidarse que en política todo puede suceder.

Pecar de confiado sería fatal en estas circunstancias, creer que saben leerle la mente al mandamás de Palacio Nacional sería un error de proporciones mayúsculas. La marca de la casa ha sido siempre la sorpresa, colmada de decisiones que a veces rayan, incluso, en la incoherencia. Sabiendo eso, ¿quién se atrevería a jugar a los futurismos?