Temporal o puntualmente, muchos vivimos realidades paralelas, compartiendo la realidad y los sueños; tenemos muchos ejemplos:
- Pere Aragonès, president de la Generalitat, considerando que, con 33 diputados de 135, puede gobernar a su gusto y modo,
- Pedro Sánchez, presidente del gobierno central que, dado su narcisismo, se cree omnipotente,
- El estado profundo español, bunquerizado en SU interpretación de SU constitución, considerando delincuentes a todos los que no comparten SU visión unitaria,
- Los independentistas catalanes que seguimos soñando con el retorno triunfante del president legítimo Carles Puigdemont, como si fuera el Capitán Trueno,
- Los independentistas catalanes que han asumido el marco legal español, confiando en poder ‘forzarlo’ a efectuar cambios fundamentales respecto a Catalunya,
- E, independientemente al problema político, muchos tenemos otro tipo de sueños más privados y personales.
Por eso, en cada momento, es preciso poder ponderar el problema, delimitarlo, aislarlo si es posible, y, así, poder analizarlo adecuadamente. Sólo de ese modo podremos sacar unas conclusiones adecuadas.
En ese sentido, Pere Aragonès debería poder diferenciar su rol como co-líder de ERC y su papel institucional como president de la Generalitat. Por eso, si bien es asumible que deba modular sus presupuestos a las exigencias del PSC/PSOE, Comunes, etc., no es aceptable que desprestigie su papel institucional, dejándose humillar como lo está haciendo el PSC/PSOE.
Puede decir que asume personalmente el riesgo electoral por tener que aceptar el tramo del cuarto cinturón (B-40) que le ha impuesto el PSC/PSOE. Pero no puede mostrar su ineficacia negociadora; ineficacia que ya vimos en la ‘mesa de diálogo’, y que ahora, aceptando el tramo de la carretera sin tener la contrapartida de la aprobación de los presupuestos, ha mostrado, nuevamente, su debilidad, ya que sigue a los pies de los caballos, y ahora, le exigirán nuevos quiebros, hasta la humillación total.
Por su parte, Pedro Sánchez, que indultó a nuestros líderes y modificó el código penal, siguiendo, como sabemos ahora, las presiones internacionales, según se desprende de un informe del Consejo de Europa, recientemente publicado, pero, ocultando esas presiones (como hizo Mariano Rajoy con las presiones de Ángela Merkel, canciller alemana, para que frenase la violencia el día 1 de octubre del 2017), quiso vender a su parroquia, y a ERC, que sus movimientos eran exclusivos a su magnanimidad y a su apertura al diálogo, es decir, en clave interna, en aras de la estabilidad, puro marketing electoral.
Como dice el refrán, ‘antes se coge a un mentiroso que a un cojo’; pero, ERC no se dio cuenta del engaño (o sí) pero sigue intentando vender que esos cambios fueron gracias a sus magnificas dotes negociadoras.
Vicent Partal, en su editorial de Vilaweb de hoy, cita la ‘generación 155’ que nos gobierna en Catalunya. Y efectivamente, me parece que esa generación abarca también al gobierno central, pues todos han asumido el estatus quo y las consecuencias de la represión.
Y claro, un estudio aparte requeriría la sumisión manifiesta de los responsables de segundos niveles, que asumieron el papel de subordinación y sumisión respecto a Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Rajoy delegó las funciones de presidencia de la Generalitat hasta las elecciones de diciembre del 2017.
Ayer, en la tertulia de Xavier Graset (324), los diferentes tertulianos concluyeron que nuestro problema tiene un pecado original: aceptar la aplicación del 155 y, posteriormente, aceptar el tribunal supremo, presidido por el juez Manuel Marchena, acatar sus instrucciones, declarar en castellano, aceptar la convocatoria electoral convocada por Rajoy (21 diciembre del 2017), aceptar también la no investidura de Carles Puigdemont y la destitución del president Joaquim Torra, y ahora, intentar que, por la reforma del código penal, ese tribunal les rebaje las penas.
En ese programa se comentó que, en su momento, los miembros del IRA ejercieron la confrontación, no reconociendo la autoridad de la justicia del Reino Unido. Obviamente, ambas posiciones (sumisión o confrontación) redundaron y conformaron el poder negociador posterior.
Y de esa política inconsistente, de sumisión y subordinación total, no se puede esperar ninguna fortaleza para negociar nada. No nos dejemos engañar más.
Por eso, el único baluarte que nos queda, son los líderes en el exilio, especialmente, Carles Puigdemont, pues, desde el primer momento, adoptaron una posición de confrontación, que podrá dar frutos positivos o no (el próximo martes 31 tendremos ya una primera muestra con la decisión del TJUE (Tribunal de Justicia de la UE) sobre las prejudiciales del juez Pablo Llarena).
Vemos que Gonzalo Boye, el abogado de Puigdemont y demás líderes, siempre es muy optimista (aunque ahora hace tiempo que no repite el emoticón comiendo palomitas); y, aunque en principio confiamos en la justicia internacional, a nadie se le escapan las presiones del reino de España, y a sus torticeras políticas (indulto y cambio código penal), para ‘enfriar’ la sentencia del TJUE.
En definitiva, nos faltan pocos días para empezar a ver la luz, o acabarnos de hundir en la miseria.
Los independentistas de base llevamos muchos años en un estado catatónico, pasivo, de encefalograma casi plano, actuando únicamente como reacción (por ejemplo, la manifestación del día de la cumbre hispano – francesa). Y necesitamos salir de esta situación amorfa, que no lleva a ningún lado y, evidentemente, es negativa y desilusionante.
Seguidamente reproduzco un cuento popular indio, que me parece que refleja, casi a la perfección, la situación en la que estamos los independistas de base, y de la que tendríamos que salir, como he dicho:
‘El perro aterrado
Érase una vez un perro llamado Kutta que vivía en una gran ciudad de la India.
No tenía dueño y se dedicaba a vagar por las callejuelas olfateando todas las esquinas, casi siempre buscando algo para comer.
Su vida era tan solitaria que solía recurrir a la imaginación para hacerse una idea de cómo eran las cosas, de cómo funcionaba el mundo. Se puede decir que Kutta se pasaba el día haciendo conjeturas de esto, lo otro y lo de más allá.
Por ejemplo, si una señora lanzaba a la vía pública las sobras del caldo, él pensaba: Oh, qué generosa es esa mujer, seguro que me ha visto, se ha dado cuenta de que tengo hambre, y muy amablemente ha tirado los huesos para que yo me los zampe.
O si un chaval arrojaba un palo al aire, sonreía y se decía a sí mismo: Qué chico tan simpático, lo lanza lejos porque sabe que a los perros nos encanta ir a buscar palitos y pelotas. Estoy convencido de que lo que quiere es jugar conmigo y que si pudiera, me adoptaría.
Kutta veía la vida a su manera, desde su punto de vista particular, y era feliz.
Sucedió que un día pasó por delante de una verja que servía para delimitar un espléndido jardín. Casualmente, el portón de entrada estaba abierto de par en par, y se dijo: Oh, qué sitio tan bonito, y no parece peligroso. Daré una vueltecita a ver qué encuentro.
Kutta entró y se paseó tan campante, como si fuera el señor de la propiedad, entre árboles altísimos y flores exóticas. Por fin, después de un largo recorrido, llegó a un estanque lleno de pececitos azules. Ante una visión tan encantadora comentó, como siempre, a fantasear: Oh, qué preciosidad, esto debe ser el paraíso en la tierra porque todo en este lugar es maravilloso. Me apuesto la cena de esta noche a que aquí vive un príncipe.
Rodeó el estanque, cruzó una arboleda, y ante sus ojos apareció un increíble palacio de mármol, coronado por una cúpula dorada que relucía bajo el sol: Madre mía, que pasada de casoplón.
Tras el impacto inicial, a Kutta le faltó tiempo para retomar su manía de sacar conclusiones de todo: ¿Pero dónde estoy? Este lugar es alucinante, a la vista está que el dueño es alguien muy inteligente porque para conseguir esta mansión hay que ser espabilado y saber cómo ganar mucho dinero.
Jamás había visto nada tan hermoso. Fascinado, siguió haciendo cábalas: Lo que está clarísimo es que se trata de una persona elegante, apuesta, de exquisito gusto, seguro que viste las mejores sedas del país y adora las joyas.
Kutta se moría de ganas de entrar, por lo que, dejándose llevar por sus cuatro patas flacuchas, se plantó en la impresionante escalinata de la entrada. No vio a nadie y siguió barruntando quién sería el afortunado poseedor de esa casa tan fabulosa: No hay duda de que quien vive aquí es una persona muy feliz. Imposible ser desdichado cuando se tiene tanto. Sí, es innegable que su vida es maravillosa.
Kutta estiró el cuello y subió de puntillas los escalones, actuando como si fuera un tipo distinguido acudiendo a un baile de gala. Al llegar arriba, se sorprendió: Anda, pero si esta puerta está también abierta.
Levantó las orejas y solo escuchó el canto de los pajarillos: Voy a investigar, pero lo haré muy rápido no vaya a ser que aparezca alguien por sorpresa y me meta en un buen lío.
Kutta pasó a toda velocidad y apareció en un inmenso salón cuyas paredes estaban cubiertas de arriba abajo por muchos espejos diferentes. El pobre nunca había visto ninguno y no sabía lo que eran, por lo que al entrar se encontró un montón de perros corriendo en dirección contraria …. hacia donde él estaba. Su reacción fue mostrar los colmillos para infundir miedo a sus enemigos, pero, en ese mismo instante, todos los sabuesos levantaron el hocico y también le enseñaron los dientes.
Kutta sintió tanto terror que se quedó paralizado, en el centro de la sala, sin ni siquiera pestañear. En medio del pánico se le ocurrió gruñir apretando fuertemente las mandíbulas; la respuesta fue que inmediatamente todos los perros tensaron la cara y le gruñeron a él. Estaba literalmente rodeado. Esto es el final … no tengo escapatoria … ¿o sí?
Movió las pupilas y pudo ver que la puerta estaba a escasa distancia. Sin pararse a pensar ni mirar atrás salió escopeteado y apareció en el soleado jardín. Una vez allí corrió y corrió durante al menos cien metros, hasta que se dio cuenta de que nadie le seguía. Entonces, frenó en seco, se giró hacia la fachada del fastuoso palacio, y una vez más empezó a elucubrar: Oh, qué raro … había por lo menos treinta perros y ninguno me ha seguido. Eso es porque en el fondo son tan cobardes que no se atreven a salir al exterior.
Kutta se sentó un rato en la hierba para recuperar el aliento. Cuando se encontró más calmado se levantó y tomó el camino de vuelta, completamente convencido de que los perros que había visto en el salón del palacio existían de verdad. Una lástima, porque si se hubiera dado cuenta de su error, habría aprendido algo muy importante: que la imaginación nos puede jugar malas pasadas y que no podemos pasarnos el día hablando de lo que no sabemos por la sencilla razón de que las cosas no siempre son lo que parecen’
(https://www.mundoprimaria.com)
En definitiva, hemos hecho un buen camino en esta última década, y no debemos desfallecer ahora; pero, tampoco, dejarnos llevar por fantasías e ilusiones. Debemos ser prácticos, buscar la confrontación pacífica y democrática, pues los estados nunca conceden la independencia de buena gana y negociando. Todos lo sabemos, por eso, solo tenemos esta salida. No olvidemos los sueños, son nuestro motor.
Temporal o puntualmente, muchos vivimos realidades paralelas, compartiendo la realidad y los sueños; tenemos muchos ejemplos:
- Pere Aragonès, president de la Generalitat, considerando que, con 33 diputados de 135, puede gobernar a su gusto y modo,
- Pedro Sánchez, presidente del gobierno central que, dado su narcisismo, se cree omnipotente,
- El estado profundo español, bunquerizado en SU interpretación de SU constitución, considerando delincuentes a todos los que no comparten SU visión unitaria,
- Los independentistas catalanes que seguimos soñando con el retorno triunfante del president legítimo Carles Puigdemont, como si fuera el Capitán Trueno,
- Los independentistas catalanes que han asumido el marco legal español, confiando en poder ‘forzarlo’ a efectuar cambios fundamentales respecto a Catalunya,
- E, independientemente al problema político, muchos tenemos otro tipo de sueños más privados y personales.
Por eso, en cada momento, es preciso poder ponderar el problema, delimitarlo, aislarlo si es posible, y, así, poder analizarlo adecuadamente. Sólo de ese modo podremos sacar unas conclusiones adecuadas.
En ese sentido, Pere Aragonès debería poder diferenciar su rol como co-líder de ERC y su papel institucional como president de la Generalitat. Por eso, si bien es asumible que deba modular sus presupuestos a las exigencias del PSC/PSOE, Comunes, etc., no es aceptable que desprestigie su papel institucional, dejándose humillar como lo está haciendo el PSC/PSOE.
Puede decir que asume personalmente el riesgo electoral por tener que aceptar el tramo del cuarto cinturón (B-40) que le ha impuesto el PSC/PSOE. Pero no puede mostrar su ineficacia negociadora; ineficacia que ya vimos en la ‘mesa de diálogo’, y que ahora, aceptando el tramo de la carretera sin tener la contrapartida de la aprobación de los presupuestos, ha mostrado, nuevamente, su debilidad, ya que sigue a los pies de los caballos, y ahora, le exigirán nuevos quiebros, hasta la humillación total.
Por su parte, Pedro Sánchez, que indultó a nuestros líderes y modificó el código penal, siguiendo, como sabemos ahora, las presiones internacionales, según se desprende de un informe del Consejo de Europa, recientemente publicado, pero, ocultando esas presiones (como hizo Mariano Rajoy con las presiones de Ángela Merkel, canciller alemana, para que frenase la violencia el día 1 de octubre del 2017), quiso vender a su parroquia, y a ERC, que sus movimientos eran exclusivos a su magnanimidad y a su apertura al diálogo, es decir, en clave interna, en aras de la estabilidad, puro marketing electoral.
Como dice el refrán, ‘antes se coge a un mentiroso que a un cojo’; pero, ERC no se dio cuenta del engaño (o sí) pero sigue intentando vender que esos cambios fueron gracias a sus magnificas dotes negociadoras.
Vicent Partal, en su editorial de Vilaweb de hoy, cita la ‘generación 155’ que nos gobierna en Catalunya. Y efectivamente, me parece que esa generación abarca también al gobierno central, pues todos han asumido el estatus quo y las consecuencias de la represión.
Y claro, un estudio aparte requeriría la sumisión manifiesta de los responsables de segundos niveles, que asumieron el papel de subordinación y sumisión respecto a Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Rajoy delegó las funciones de presidencia de la Generalitat hasta las elecciones de diciembre del 2017.
Ayer, en la tertulia de Xavier Graset (324), los diferentes tertulianos concluyeron que nuestro problema tiene un pecado original: aceptar la aplicación del 155 y, posteriormente, aceptar el tribunal supremo, presidido por el juez Manuel Marchena, acatar sus instrucciones, declarar en castellano, aceptar la convocatoria electoral convocada por Rajoy (21 diciembre del 2017), aceptar también la no investidura de Carles Puigdemont y la destitución del president Joaquim Torra, y ahora, intentar que, por la reforma del código penal, ese tribunal les rebaje las penas.
En ese programa se comentó que, en su momento, los miembros del IRA ejercieron la confrontación, no reconociendo la autoridad de la justicia del Reino Unido. Obviamente, ambas posiciones (sumisión o confrontación) redundaron y conformaron el poder negociador posterior.
Y de esa política inconsistente, de sumisión y subordinación total, no se puede esperar ninguna fortaleza para negociar nada. No nos dejemos engañar más.
Por eso, el único baluarte que nos queda, son los líderes en el exilio, especialmente, Carles Puigdemont, pues, desde el primer momento, adoptaron una posición de confrontación, que podrá dar frutos positivos o no (el próximo martes 31 tendremos ya una primera muestra con la decisión del TJUE (Tribunal de Justicia de la UE) sobre las prejudiciales del juez Pablo Llarena).
Vemos que Gonzalo Boye, el abogado de Puigdemont y demás líderes, siempre es muy optimista (aunque ahora hace tiempo que no repite el emoticón comiendo palomitas); y, aunque en principio confiamos en la justicia internacional, a nadie se le escapan las presiones del reino de España, y a sus torticeras políticas (indulto y cambio código penal), para ‘enfriar’ la sentencia del TJUE.
En definitiva, nos faltan pocos días para empezar a ver la luz, o acabarnos de hundir en la miseria.
Los independentistas de base llevamos muchos años en un estado catatónico, pasivo, de encefalograma casi plano, actuando únicamente como reacción (por ejemplo, la manifestación del día de la cumbre hispano – francesa). Y necesitamos salir de esta situación amorfa, que no lleva a ningún lado y, evidentemente, es negativa y desilusionante.
Seguidamente reproduzco un cuento popular indio, que me parece que refleja, casi a la perfección, la situación en la que estamos los independistas de base, y de la que tendríamos que salir, como he dicho:
‘El perro aterrado
Érase una vez un perro llamado Kutta que vivía en una gran ciudad de la India.
No tenía dueño y se dedicaba a vagar por las callejuelas olfateando todas las esquinas, casi siempre buscando algo para comer.
Su vida era tan solitaria que solía recurrir a la imaginación para hacerse una idea de cómo eran las cosas, de cómo funcionaba el mundo. Se puede decir que Kutta se pasaba el día haciendo conjeturas de esto, lo otro y lo de más allá.
Por ejemplo, si una señora lanzaba a la vía pública las sobras del caldo, él pensaba: Oh, qué generosa es esa mujer, seguro que me ha visto, se ha dado cuenta de que tengo hambre, y muy amablemente ha tirado los huesos para que yo me los zampe.
O si un chaval arrojaba un palo al aire, sonreía y se decía a sí mismo: Qué chico tan simpático, lo lanza lejos porque sabe que a los perros nos encanta ir a buscar palitos y pelotas. Estoy convencido de que lo que quiere es jugar conmigo y que si pudiera, me adoptaría.
Kutta veía la vida a su manera, desde su punto de vista particular, y era feliz.
Sucedió que un día pasó por delante de una verja que servía para delimitar un espléndido jardín. Casualmente, el portón de entrada estaba abierto de par en par, y se dijo: Oh, qué sitio tan bonito, y no parece peligroso. Daré una vueltecita a ver qué encuentro.
Kutta entró y se paseó tan campante, como si fuera el señor de la propiedad, entre árboles altísimos y flores exóticas. Por fin, después de un largo recorrido, llegó a un estanque lleno de pececitos azules. Ante una visión tan encantadora comentó, como siempre, a fantasear: Oh, qué preciosidad, esto debe ser el paraíso en la tierra porque todo en este lugar es maravilloso. Me apuesto la cena de esta noche a que aquí vive un príncipe.
Rodeó el estanque, cruzó una arboleda, y ante sus ojos apareció un increíble palacio de mármol, coronado por una cúpula dorada que relucía bajo el sol: Madre mía, que pasada de casoplón.
Tras el impacto inicial, a Kutta le faltó tiempo para retomar su manía de sacar conclusiones de todo: ¿Pero dónde estoy? Este lugar es alucinante, a la vista está que el dueño es alguien muy inteligente porque para conseguir esta mansión hay que ser espabilado y saber cómo ganar mucho dinero.
Jamás había visto nada tan hermoso. Fascinado, siguió haciendo cábalas: Lo que está clarísimo es que se trata de una persona elegante, apuesta, de exquisito gusto, seguro que viste las mejores sedas del país y adora las joyas.
Kutta se moría de ganas de entrar, por lo que, dejándose llevar por sus cuatro patas flacuchas, se plantó en la impresionante escalinata de la entrada. No vio a nadie y siguió barruntando quién sería el afortunado poseedor de esa casa tan fabulosa: No hay duda de que quien vive aquí es una persona muy feliz. Imposible ser desdichado cuando se tiene tanto. Sí, es innegable que su vida es maravillosa.
Kutta estiró el cuello y subió de puntillas los escalones, actuando como si fuera un tipo distinguido acudiendo a un baile de gala. Al llegar arriba, se sorprendió: Anda, pero si esta puerta está también abierta.
Levantó las orejas y solo escuchó el canto de los pajarillos: Voy a investigar, pero lo haré muy rápido no vaya a ser que aparezca alguien por sorpresa y me meta en un buen lío.
Kutta pasó a toda velocidad y apareció en un inmenso salón cuyas paredes estaban cubiertas de arriba abajo por muchos espejos diferentes. El pobre nunca había visto ninguno y no sabía lo que eran, por lo que al entrar se encontró un montón de perros corriendo en dirección contraria …. hacia donde él estaba. Su reacción fue mostrar los colmillos para infundir miedo a sus enemigos, pero, en ese mismo instante, todos los sabuesos levantaron el hocico y también le enseñaron los dientes.
Kutta sintió tanto terror que se quedó paralizado, en el centro de la sala, sin ni siquiera pestañear. En medio del pánico se le ocurrió gruñir apretando fuertemente las mandíbulas; la respuesta fue que inmediatamente todos los perros tensaron la cara y le gruñeron a él. Estaba literalmente rodeado. Esto es el final … no tengo escapatoria … ¿o sí?
Movió las pupilas y pudo ver que la puerta estaba a escasa distancia. Sin pararse a pensar ni mirar atrás salió escopeteado y apareció en el soleado jardín. Una vez allí corrió y corrió durante al menos cien metros, hasta que se dio cuenta de que nadie le seguía. Entonces, frenó en seco, se giró hacia la fachada del fastuoso palacio, y una vez más empezó a elucubrar: Oh, qué raro … había por lo menos treinta perros y ninguno me ha seguido. Eso es porque en el fondo son tan cobardes que no se atreven a salir al exterior.
Kutta se sentó un rato en la hierba para recuperar el aliento. Cuando se encontró más calmado se levantó y tomó el camino de vuelta, completamente convencido de que los perros que había visto en el salón del palacio existían de verdad. Una lástima, porque si se hubiera dado cuenta de su error, habría aprendido algo muy importante: que la imaginación nos puede jugar malas pasadas y que no podemos pasarnos el día hablando de lo que no sabemos por la sencilla razón de que las cosas no siempre son lo que parecen’
(https://www.mundoprimaria.com)
En definitiva, hemos hecho un buen camino en esta última década, y no debemos desfallecer ahora; pero, tampoco, dejarnos llevar por fantasías e ilusiones. Debemos ser prácticos, buscar la confrontación pacífica y democrática, pues los estados nunca conceden la independencia de buena gana y negociando. Todos lo sabemos, por eso, solo tenemos esta salida. No olvidemos los sueños, son nuestro motor.