El repentino e inesperado giro de las autoridades chinas a partir de su política de cero Covid ciertamente ha sorprendido a los mercados.
Esta abrupta decisión deberá ante todo conducir a un mayor debilitamiento de la actividad económica durante las semanas por venir debido al aumento en los niveles de contagio. La medida en que esto se vaya produciendo será clave debido a que las restricciones a la movilidad podrían nuevamente derivar en cierres y a un choque en el suministro temporalmente negativo. Los avances posteriores a la celebración del año nuevo lunar serán esenciales ya que la demanda de servicios de viaje y desplazamiento ha sido bastante fuerte y los traslados de la población podrían aumentar los contagios y detonar brotes severos en las zonas rurales, donde urge que las tasas de vacunación mejoren.
Más allá de lo anterior, y asumiendo que la oleada de infecciones no derive en un régimen de pausas continuas en la actividad, el repunte podría ser vigoroso, con el impulso de la demanda de vivienda, que deberá desencadenar un repunte en la demanda después de años de depresión. Los hogares chinos han acumulado un exceso sustancial de ahorros durante este periodo y las autoridades han mantenido una postura de apoyo en fechas recientes, dirigiendo la política monetaria y fiscal en la misma dirección. Habiendo dicho esto, el debilitamiento de la demanda global esperado para el segundo semestre de este año podría influir en las exportaciones de China, y aún falta por ver si la reactivación del sentimiento va a lograr contribuir a arrestar la caída en el sector inmobiliario del país