Buscar

ERC, el gran bluf

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El partido de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) nos ha decepcionado a muchos que les habíamos votado, y que confiábamos en su líder, Oriol Junqueras; pero, este personaje se ha transmutado, o, mejor dicho, al quitarse la careta de intelectual objetivo, ha mostrado su verdadero rostro. Y este rostro, es el propio de un ser vulgar, movido por intereses y ambiciones personales y partidistas.

De este modo, el actual ERC recuerda la escasa consistencia del último presidente de la Generalitat de ERC, Lluís Companys (1882 – fusilado en 1940); convertido en héroe popular precisamente por su ejecución por los fascistas franquistas. Pero, que, durante su trayectoria política mostró una clara inconsistencia intelectual e ideológica, al que le llamaban ‘El Pajarito’, por sus ansias de relevancia, aprovechándose de la amistad de su amigo, el intelectual, político y mecenas Francesc Layret (1880 – asesinado por pistoleros a sueldo de la patronal, en 1920).

Y esa inconsistencia y ambición de Companys hizo que el propio Francesc Macià (1859 – 1933) expresase de forma repetida su disconformidad con él, principalmente, el 14 de abril de 1931, pues Companys, tras la victoria en las elecciones municipales y ser elegido regidor, a las 13.30 h proclamó la república desde el balcón del ayuntamiento de Barcelona. Macià, líder de ERC, molesto, proclamó el Estat Català, apenas una hora más tarde; mostrándose, por lo tanto, las dos almas de ERC.

Macià representaba el nacionalismo radical, Companys el republicanismo federal español.

Macià, asimismo, a sus 71 años, esperaba conseguir la gloria soñada, y veía que Companys le disputaba el liderazgo en el partido. Por eso, Macià consiguió que el nuevo alcalde fuera Jaume Aiguader (1882 – México, 1943), relegando a Companys al cargo de gobernador civil de Barcelona.

Como se ve, el actual partido de ERC es heredero de las trifulcas y ambiciones personales históricas, como mostraron en las etapas presididas por Heribert Barrera (1991 – 1995), Jordi Carbonell (1996 – 2004), Josep-Lluís Carod-Rovira (2004 – 2008) y Joan Puigcercós (2008 – 2011), momento que asumió el liderazgo Oriol Junqueras. Es preciso señalar que desde el 2011, la coyuntura sociopolítica y el liderazgo de puño de hierro de Junqueras, han mostrado un partido cohesionado, sectario; pero sé que el tiempo clarificará las cosas, caerán las cortinas, y veremos que, incluso en este período, hay disidencia.

En su historia, ERC presentó varias almas, reflejadas entre sus presidentes y sus respectivos secretarios generales, por ejemplo: Heribert Barrera vs Joan Hortalà y Àngel Colom; Jordi Carbonell vs Josep-Lluís Carod-Rovira; Carod-Rovira vs. Joan Puigcercós; Puigcercós vs. Joan Ridao.

Pero en el momento actual, desde el 2011, Oriol Junqueras tiene como secretaria general a Marta Rovira, una persona que tiene, a mi modo de ver, como principal característica, ser fiel seguidora, portavoz y repetidora, en plan clónica, de las consignas de su jefe. Que un ‘jefe’ busque y promueva la fidelidad, alejando, de ese modo, cualquier crítica y disidencia, refleja la personalidad de Oriol Junqueras, en especial, su desconfianza y, en cierto modo, su complejo de inferioridad. Su verborrea y prepotencia no deja de ser, a mi modo de ver, un mecanismo de defensa.

Que los afiliados aprueben, a la búlgara, las propuestas de la presidencia, secundadas por su secretaria, muestran, a mi modo de ver, el comportamiento sectario del partido.

Visto este caldo de cultivo, me parece muy adecuada la editorial de Vicent Partal, en su Vilaweb de ayer, por lo que seguidamente reproduzco los párrafos más relevantes:

‘El pacto de Rufián y Campuzano es tan solo la punta del iceberg

Crecen de manera preocupante comportamientos de ERC que responden a un estilo y a unas maneras de hacer más propias del antiliberalismo (…) que merecen toda la atención y preocupación. Pondré cuatro ejemplos:

El parlament vota contra la propuesta de hacer un acuerdo de claridad, pero el gobierno desoye la votación y nombra un grupo de trabajo para hacer efectiva su propuesta. ¿Es que el parlament molesta al gobierno?

La situación se ha repetido con el controvertido programa piloto de la renda básica universal. Aduciendo un tecnicismo, el gobierno dice que la prueba no tendrá continuidad porque ha caído del presupuesto por un pacto del PSC y Junts, pero que, en cambio, la oficina de la prueba continuará funcionando, y cobrando. ¿Y con qué misión?, ¿y para hacer qué?

Hay, especialmente, el tercer ejemplo, que son unas declaraciones francamente perturbadoras de Oriol Junqueras hechas durante el encuentro de municipios republicanos. Copio al pie de la letra el télex de Europa Press sobre el acto. Dice:

‘El presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha asegurado que desde ERC a menudo prefieren construir alianzas con los agentes sociales de Catalunya, antes que hacerlo con partidos con los que, en sus palabras, no comparten nada de nada. Y más tarde explica, también: ‘Junqueras ha dicho que prefieren aliarse con la sociedad catalana porque los otros partidos están obsesionados por conseguir el máximo número de votos para ocupar el máximo de instituciones con pactos que muchas veces van contra natura y que sólo se explican por voluntad de intentar impedir el progreso y la libertad’.

Dejando de lado que el retrato que Junqueras hace de los otros partidos le retrata más que a nadie, a él mismo, la dicotomía que el presidente de ERC pone sobre la mesa -sociedad civil contra partidos- es peligrosa y típica del autoritarismo, cuando la formula el gobierno para acorralar a la oposición. Los otros partidos son dibujados, todos, como unos entes ilegítimos, movidos por intereses que no tienen nada que ver con la política y el bienestar social y, en consecuencia, se propone marginarlos y sustituirlos. Y que las relaciones políticas se hacen con unos difusos agentes sociales y no con los representantes legítimos que los ciudadanos han votado en las urnas.

Viniendo de esta concepción, no extraño, y ésta es la cuarta actuación, que el conseller Campuzano desprecie la voluntad expresada en las elecciones por los ciudadanos de Santa Coloma de Gramanet y, en lugar de reunirse y pactar con la alcaldesa, pacta, como si todavía estuviesen en el siglo XIX, la construcción de la residencia para los ancianos, con el candidato de su partido.

Ni tampoco sorprende que este candidato, Gabriel Rufián, trate despectivamente a aquellos políticos, como Jaume Asens, que le retraen que esto que ha hecho traspasa una línea que en una democracia no se puede permitir: ‘hay una línea fina pero vital para las reglas del juego democrático que separa las promesas electorales de los compromisos del gobierno. ERC hoy la ha cruzado. Mercadear con la gente mayor es infame’.

(…) La parte más grave de todo esto es la atmósfera autoritaria que se respira en estas conductas y que observo con mucha preocupación que va creciendo dentro de esta formación política; la deriva hacia posiciones antiliberales.

Porque esto que ahora hacen cada día más descaradamente, no es que nos aleja de la independencia -que nos aleja. Es que también nos aleja de las prácticas democráticas más elementales. Y esto supone que convengáis conmigo que, incluso, es más peligroso (…)

(Vicent Partal, Vilaweb, 13 de marzo del 2023)

Viendo todo este historial, sólo me queda esperar que pronto podamos cantar las exequias por ERC. Un partido que, en estos momentos, me da pena y vergüenza.

Es evidente que sus actuales dirigentes no tienen el nivel ético y moral para reconocer públicamente sus verdaderos objetivos, que no son otros que calentar las poltronas, cuantas más y cuanto más tiempo, mejor. El poder por el poder. Esa es la erótica de sus ansias y obsesiones. Por todo esto, espero que la ciudadanía los mande pronto a casa, así dejarán de estropear, todavía más, su biografía.

Y así, podremos ponerles el ‘requiescat in pace’.