Buscar

Discusiones sin sentido entre catalanes independentistas y ‘dependentistas’

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

En Catalunya, en esta última década, han aflorado todo tipo de discusiones entre los que somos independentistas, y los que son ‘dependentistas’, es decir, unionistas españoles. Y es lógico, pues el tema es central y fundamental. No es nada nuevo, ya nos conocemos, tenemos claramente detectados los medios de comunicación (mejor dicho, de incomunicación) unionistas, conocemos los perfiles de los conciudadanos catalanes que no se sienten catalanes, al menos no como nación, y mayoritariamente no quieren que tengamos ni la opción de ganar democráticamente.

Ahora bien, entre los unionistas hay demócratas, pues vimos que, en el referéndum del 2017, con una participación del 43,03% (2,3 millones de votantes), un 7,83% (177.547 ciudadanos), votaron que no querían la independencia; y otros 44.913 (el 1,98%) votaron en blanco. Eso es la democracia, por eso optaron por votar libre y democráticamente.

Es preciso señalar que la violencia ejercida por el estado español, así como el secuestro (robo) de urnas con votos y, en definitiva, el miedo, con toda seguridad, incidió de forma notable en la abstención.

Pero, volviendo a los votantes contrarios a la independencia, es decir, a esos votantes demócratas del no y los del voto en blanco, con éstos, supongo que se puede hablar y discutir correcta y civilizadamente.

Pero con los abstencionistas contrarios ya al propio referéndum, tengo claro que no se puede discutir, ni ‘conllevarse’ (según Ortega y Gasset), pues NO son demócratas. Efectivamente, son catalanes, pero NO son catalanistas.

Y es importante señalar que, en general, los independentistas somos pacíficos, sin embargo, entre los unionistas anti-demócratas, hay bastantes (muchos) desequilibrados, afortunadamente minoritarios; pero los hay, como vemos a menudo en la manifestación diaria en la avenida Meridiana, pues nos insultan con gritos de ‘viva España’, ente otras tonterías.

En estos años hemos tenido momentos puntuales que han motivado más esa acritud de esos españolistas acérrimos; y esta semana, con el regreso de la eurodiputada Clara Ponsatí y la condena de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, se han acentuado esas ‘chispas’.

Y claro, tanto en los medios de comunicación (incomunicación) unionistas, como en los partidos españolistas y sus afines (como ERC), hemos observado su dureza y falta de respeto a la democracia y a sus propias leyes.

Por eso, me parece que este tema no merece mayor pérdida de tiempo, pues sabemos que, en ningún momento, un independentista dejará de serlo y se hará unionista, ni al revés.

Por eso, me parece interesante y pedagógico reproducir la siguiente fábula:

‘El tigre y el burro:

El burro le dijo al tigre: ‘el pasto es azul’.

El tigre respondió: ‘No, el pasto es verde’.

La discusión se calentó, y decidieron someterlo a un arbitraje. Para ello, acudieron ante el rey de la selva, el león.

Ya antes de llegar al claro del bosque, donde el león estaba sentado en su trono, el burro empezó a gritar: ‘Su alteza ¿es cierto que el pasto es azul?’

El león respondió: ‘Cierto, el pasto es azul’.

El burro se apresuró y continuó: ‘El tigre de está de acuerdo conmigo y me contradice y molesta, por favor, castígalo’

El león, entonces, declaró: ‘El tigre será castigado con 5 años de silencio’

El burro saltó alegremente y siguió su camino, contento y repitiendo: ‘El pasto es azul’

El tigre aceptó su castigo, pero antes le preguntó al león: ‘Su majestad ¿por qué me ha castigado?, después de todo, el pasto es verde’

El león respondió: ‘De hecho, el pasto es verde’

El tigre preguntó: ‘Entonces, ¿por qué me castigas?’

El león respondió: ‘Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda el tiempo discutiendo con un burro, y encima venga a molestarme a mí con esa pregunta’.

Moraleja: la peor pérdida de tiempo es discutir con el necio y fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo la victoria de sus creencias e ilusiones. Cuando la ignorancia grita, la inteligencia calla.

(https://eformasinformacion.es)

En todo caso, muchos independentistas, visto el panorama de los partidos, seguro que estarán tentados a abstenerse en las próximas elecciones municipales. Y esa es una opción democrática, claro, pero de ese modo se facilitará que ganen los unionistas, y tendremos que aguantarlos como mínimo, cuatro años. Y eso sería una purga excesiva.

Por eso, me parece que la opción será votar. Yo tenía claro votar a Xavier Trias (Junts), pues me parecía que sería una revancha poética que él ganase a Ada Colau (que le venció aprovechándose y utilizando las cloacas del estado y la falsa noticia de las cuentas en Suiza). Pero, claro, al ver el comportamiento del candidato Trias, ocultando las siglas del partido, recuperando la antigua Convergencia, no queriéndose significar en la defensa de Laura Borràs, etc., me hace repensar mi voto, y si finalmente lo mantengo, será votando con una pinza en la nariz, como mal menor, pero mal.

Respecto a los catalanes unionistas ‘pacíficos’, me parece ilustrativo recordar la frase ‘Puesto que eres tibio y ni frio ni caliente, voy a vomitarte de mi boca’ (Apocalipsis 3,16)

Asimismo, Dante Alighieri (1265 – 1321), en su ‘Divina Comedia’ (1320), en el tercer canto, el de los ignavos (el canto más duro de toda la obra), condena de forma despiadada a los que no dicen, no toman partido, no dan motivo alguno para que se hable bien de ellos ni motivo alguno para que se hable mal.

‘Están mezclados con aquel odioso coro de ángeles que ni se rebelaron contra Dios ni le fueron leales, sino que permanecieron apartados, expectantes a ver quién saldría victorioso y entonces ponerse de su parte.

(…) Franco Nembrini, en sus ensayos sobre la Divina Comedia nos dice que los tibios son los más miserables de todos. No pueden estar en el Paraíso porque no han hecho ningún bien. Quizá se sorprenderían cuando San Pedro a las puertas del Cielo les dijera: ‘No, tu aquí no entras’; a lo que ellos responderían: ¿Pero qué mal he hecho yo, no he robado, no he matado, no he, no he…? Eso es, no has, no has vivido’

(https://www.tolkian.com)

Siguiendo con Dante, en el citado canto tercero del Infierno, refiriéndose a los ignavos (vv. 22 – 69), explica que en el mundo no dejaron ninguna fama, sin gloria y sin infamia, fueron cobardes, incapaces de amar, neutrales en todo, ni fríos ni calientes.

El término ‘ignavo’ en italiano, expresa la pereza, que es la característica que suele atribuirse a la categoría de pecadores que Dante sitúa en el ‘Antinferno’, es decir, personas que nunca han actuado para bien ni para mal, ni siquiera se han atrevido a tener sus propias ideas, y se han ido adaptando siempre a los más fuertes, es decir, ‘que nunc a han estado vivos’.

Y está claro, que con los catalanes ignavos-españolistas no podemos contar, los hemos de aceptar y respetar, pero, en ningún momento esperar que nos ayuden, como, teórica e ilusamente, espera ERC, al pretender ampliar las bases. Es evidente, que, si son conscientes de esa realidad, y encima sueñan incorporarlos, es que pretenden rebajar el listón de las reivindicaciones.

Y esa es la triste realidad de ERC, con su mesa del diálogo, que no es otra cosa que la mencionada ‘conllevancia’, es decir, según el diccionario de la RAE: ‘sufrir, soportar las impertinencias o el genio de alguien’.

Por eso debemos seguir manteniendo la idea mencionada ayer, de ‘menos es más’ (Ludwing Mies van der Rohe). En el 2017, unidos, ganamos. No precisamos nada más. Pero sí, seguir unidos.

Pero, claro, como señalé ayer, ERC (Aragonès, Rovira, Vilalta, etc.) ayer cruzó el Rubicón, y eso es determinante e inolvidable, ‘ni olvido ni perdón’

Y esa es nuestra complejidad, pues, como dijo el actor de comedias romano Publio Terencio Africano (muerto en 159 a. C.): ‘Homo sum, humani nihil a me alienum puto’ (soy un hombre, nada humano me es ajeno’. Y, claro, la complejidad, la división, no nos es ajena, y tengo claro que sólo hay una fórmula para superarla y rehacer puentes: mandar a casa a los principales líderes, agradecerles los servicios prestado, y hacer fuego nuevo.