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Alea iacta est

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Si, ‘Alea iacta est’, la suerte ha estado lanzada, como dijo Cayo Julio César (100 a.C. – 44 a.C.) en el momento de atravesar el río Rubicón (49 a.C.), límite entre Italia y la Galia Cisalpina (provincia que el senado romano le había asignado), y, con ese paso, ‘casus belli’, se rebeló contra el senado, dando lugar a la segunda guerra civil romana contra Cneu Pompeyo Magno (106 a.C. – 48 a.C.) y los optimates (los nobles, los mejores, los políticos tradicionales)

Tomando esa frase histórica, y aplicándola a la situación política catalana, efectivamente, con nuestro voto de hoy en las elecciones municipales, ‘hemos echado los dados’, ‘la suerte está lanzada’, ahora nos toca esperar los resultados.

La ciudadanía ya hemos cruzado nuestro ‘Rubicón’ y, una vez escrutados los votos, será el momento de los partidos políticos, ya que nuestro voto no es directo y específico (no es un régimen presidencialista), y, por lo tanto, serán los regidores / concejales de los diferentes ayuntamientos, los que elijan a los respectivos alcaldes.

Tras todas las elecciones, veremos que todos los partidos hacen discursos ‘elucubrantes’, para justificar sus ‘victorias relativas’, ya que siempre ganan todos, nadie pierde, esa es su mediocre absurdidad; será su ‘veni, vidi, vici’ (retornando a Julio César), pero serán unas victorias efímeras de unos breves minutos.

Pero la realidad de los datos, confirmarán la efectividad de las urnas, que serán inapelables, aunque serán interpretables según los distintos intereses partidistas.

Ahora bien, como comenté ayer, veremos cómo, los diferentes candidatos, se olvidarán de sus líneas rojas, sus vetos cruzados, e intentarán optimizar sus beneficios, conseguir las mejores poltronas.

En ese momento, y según las artimañas que veamos, deberíamos poder exigirles explicaciones, preguntarles ¿Quo vadis?, ¿a dónde vas? (aludiendo a la bíblica frase de los Hechos de Pedro). Pero sabemos que no habrá esa posibilidad de pedir cuentas, y tendremos que tragar los pactos que acuerden, por más impresentables y fraudulentos que sean, atendiendo a sus programas y compromisos previos (un claro ejemplo fue el amoral pacto de Ada Colau con Manuel Valls).

Y, consecuentemente, con toda probabilidad, muchos ciudadanos continuaremos en nuestro estado depresivo; un estado que se remonta al referéndum del 2017; un momento que hicimos nuestro propio maratón tras la batalla de las Termópilas (480 a.C.), pues, como espartanos dirigidos por Leónidas (Puigdemont), defendimos las urnas y vencimos a las fuerzas persas de Jerjes I (Felipe VI, el uve palito), muy superiores.

Y el camino que hemos recorrido no se remonta solo al citado 2017, es más largo que los 40 Km que el griego Filípides corrió desde Maratón a Atenas, para anunciar la victoria, muriendo de fatiga al llegar; pues se ha de tener en cuenta que Filípides, previamente, había recorrido la distancia de otros 213 Kms desde Atenas hasta Esparta, pidiendo más refuerzos.

Y los independentistas catalanes, como Filipides, antes de la distancia maratoniana, antes del 2017, también habíamos efectuado un largo recorrido de una década, que hizo factible el referéndum victorioso.

Pero todos sabemos que psicosocialmente, tras todo esfuerzo, incluso una vez conseguida la meta y conseguido el triunfo (personal, laboral, académico, etc.), es habitual entrar en un estado depresivo, por la ausencia de nuevos retos, por la sensación de vacío, por ejemplo. Pero, si no se ha conseguido el éxito, obviamente, el estado depresivo se agudiza, pudiendo ser extremo.

Y en esas estamos, como podemos constatar todos, pues, los estados de ánimo están súper sensibilizados, y cualquier chispa, puede acabar crispando las relaciones (ayer tuvimos un pequeño y triste ejemplo en nuestra manifestación diaria de la avenida Meridiana), y eso es muy humano y comprensible, pero penoso.

Por todo ello, a modo de ver, a partir de mañana entraremos en un nuevo túnel largo y oscuro, pues nos faltan políticos de talla, que, sin olvidar la gestión diaria, tengan un proyecto, un plan de ruta hacia la República Catalana.

Y, dada esa situación, nos harán falta ‘litronas’ de tila, de manzanilla, o de cualquier otra bebida tranquilizadora, si queremos seguir conviviendo, resistiendo y persistiendo.

La historia nos muestra que los catalanes independentistas somos resilientes, como los juncos, pues asumimos las dificultades y somos capaces de mirar más allá. Y eso nos salva, al menos nuestras consciencias pueden estar tranquilas, pues hacemos lo que podemos; y eso es importante, básico y fundamental para confiar en futuros embates con el reino español.