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Breve miscelánea

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Hoy, 3 de junio, nos hemos reunido 24 amigos para recordar a nuestro amigo J. S., fallecido hace justo 50 años, en un accidente mientras hacía el servicio militar, pues a un compañero, en un ejercicio de tiro, por un error, se le escapó un tiro y lo mató.

En ese año 1973, que recordamos por la crisis del petróleo, fallecieron, asimismo, diferentes personajes insignes, como Pablo Ruiz Picasso (n. 1881), Nino Bravo (n. 1944), Juan Eduardo Cirlot (n. 1916), etc.; pero otros, fueron asesinados ese año, como Víctor Jara (n. 1932), forzados al suicidio, como Salvador Allende (n. 1908); o, como el asesinado y no llorado Luis Carrero Blanco (n. 1904)

Pero morir en plena juventud, como nuestro amigo J. S., es perderse toda la vida, las experiencias y las vivencias que toda vida comporta.

Los filósofos podrán decir, que la muerte forma parte de la vida, que vivimos para morir, etc.; pero eso no dejan de ser más que elucubraciones vacuas, ya que la muerte es la no vida, no es nada. Así, la vida sería un vivir para nada, y eso sería triste y desmoralizante.

Pero, como dijo el psicoanalista Erich Fromm (1900 – 1980):

‘El sentido de la vida no es más que el acto de vivir en uno mismo’.

y

‘Morir se tiñe de una amargura conmovedora, pero la idea de tener que morir sin haber vivido plenamente, es insoportable’

Por lo tanto, la única moraleja sería, obviamente, el ‘carpe diem’, vivir el presente.

Pero ‘nuestro’ presente no es en absoluto un bálsamo de rosas, pues, generalmente, no nos conformamos con lo que tenemos, siempre queremos más y mejor; y esa ambición, controlada y con medida, es positiva para progresar.

Por eso me parece adecuada la siguiente cita de James Dean (1931 – 1955):

‘Sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueras a morir hoy’

En otro orden de ideas, ayer corrió la noticia de que Pedro Sánchez aspira a ser secretario general de la OTAN, en el supuesto de que pierda las próximas elecciones generales que ha convocado para julio.

Es triste que el objetivo de un ‘personaje’, que se considera socialdemócrata, aspire a un puesto puramente militar, a liderar un organismo que es una máquina de matar, es vergonzoso.

Pues toda máquina de matar tiene sus víctimas directas, así como las indirectas, las colaterales; como nuestro amigo J. S.; y eso no tiene perdón ni justificación posible.

Por eso, no deja de ser vergonzoso que alguien pueda aspirar a un puesto así.

Efectivamente, la convivencia requiere la existencia de policías, para hacer respetar las normas comúnmente aprobadas. Pero, los ejércitos, en pleno siglo XXI, no dejan de ser rémoras de siglos pasados, puros anacronismos (muy rentables, por cierto, como saben las empresas de todo tipo de armamento).

Las guerras no son la diplomacia por otros medios, son fracasos de la diplomacia.

Actualmente, existe la posibilidad de coaccionar mediante presiones económicas de toda índole, para ‘convencer’ a los dirigentes autocráticos, pero, claro, aún así, esas presiones lo único que hacen es repercutir, directa y específicamente en la población civil, ya que las cúpulas de todos los poderes siempre están súper protegidas y siempre salen beneficiadas.

Por eso, la única vía posible sería la generalización de la razón, como característica propia de la humanidad, y, de ese modo, conseguir o potenciar la colaboración y la cooperación.

Pero sabemos que vivimos en un mundo en el que predominan el egoísmo, la avaricia, la envidia, etc., como motores del ‘progreso’ que nos han impuesto.

Por eso, sabemos que la humanidad acabará por un ‘error’ (o no) de cualquier dirigente, que se atreva a apretar el botón nuclear, o, como hemos visto estos días, por un error de lo que denominamos inteligencia artificial, el ChatGPT, que, por un fallo en su programa, acabe rebelándose contra su programador, como ya vimos en la película ‘2001, una odisea del espacio’ (2001 A space odyssey), de 1968, dirigida por Stanley Kubrick (1928 – 1999), en la que el ordenador HAL (en el alfabeto, letras siguientes de IBM) acaba creyéndose superior. Y es evidente, pues la inteligencia, digamos que natural, muchas veces brilla por su ausencia, y así nos va.

Me parece interesante acabar este breve escrito reproduciendo la letra de un par de las canciones más famosas del citado cantautor Víctor Jara:

El Derecho de Vivir En Paz

El derecho de vivir
poeta Ho Chi Minh
que golpea de Vietnam
q toda la humanidad
ningún cañón borrará
el surco de tu arrozal
el derecho de vivir en paz

Indochina es el lugar
más allá del ancho mar
donde revientan la flor
con genocidio y napalm
la Luna es una explosión
que funde todo el clamor
el derecho de vivir en paz

Indochina es el lugar
más allá del ancho mar
donde revientan la flor
con genocidio y napalm
la Luna es una explosión
que funde todo el clamor
el derecho de vivir en paz

Tío Ho, nuestra canción
es fuego de puro amor
es palomo palomar
olivo de olivar
es el canto universal
cadena que hará triunfar
el derecho de vivir en paz

Es el canto universal
cadena que hará triunfar
el derecho de vivir en paz
el derecho de vivir en paz

Juan Sin Tierra

 

Voy a cantar el corrido
de un hombre que fue a la guerra
que anduvo en la sierra herido
para conquistar su tierra

Lo conocí en la batalla
y entre tanta balacera
el que es revolucionario
puede morir donde quiera

El general nos decía
peleen con mucho valor
les vamos a dar parcelas
cuando haya repartición

Mi padre fue peón de hacienda
y yo un revolucionario
mis hijos pusieron tienda
y mi nieto es funcionario

Grito Emiliano Zapata
quiero tierra y libertad
y el gobierno se reía
cuando lo iban a enterrar

Vuela, vuela palomita
párate en aquella higuera
que aquí se acaba el corrido
del mentado Juan sin tierra

Me parece que el mensaje de ambas canciones es transgeneracional, atemporal y transnacional; y, en todo caso, muy aleccionador.

Para finalizar esta breve miscelánea de forma un tanto alegre, creo que un buen colofón es la siguiente cita de Groucho Marx (1890 – 1977):

Tengo la intención de vivir para siempre, o morir en el intento’