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Relato de un luto anunciado

Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Al Priismo le ganó la soberbia y al pueblo el hartazgo. Nos presentaron candidatas con numerosas «áreas de mejora», por decirlo de manera políticamente correcta. La candidata «A» claramente no fue la adecuada para encabezar estas elecciones y su campaña estuvo, como ya mencioné en algunas columnas pasadas, muy por debajo de las expectativas. Sí, tuvo una gran producción, mucha pose y una estrategia dirigida a una audiencia que ya no se deja engañar por ese tipo de mensajes. Nunca conocimos realmente quién era ella, sólo vimos al personaje que se construyó, al igual que sucedió con Peña y Del Mazo.

La candidata “A”, exudaba soberbia, no le caía bien a la gente, se le vía fingida y todo esto era resultado de una campaña que carecía de autenticidad y, no, no me refiero a que no tuviera una estrategia original, sino a que era más de lo mismo, tenía impregnado en cada poro el sello priísta; y por ende, la población volvió a sentirse traicionada, no confió en ella y votó en contra del PRI, no a favor de la candidata “D”. Si la audiencia no confía, el personaje en cuestión pierde poder de influencia, reputación y credibilidad; es decir, “A” ya no logró convencer con sus ideas, propuestas y personaje.

A la candidata “A” le sobraron manos, sí, manos. Se rodeó de personajes del antiguo PRI que alimentaron la imagen de corrupción que este arrastra desde hace años y que, sin duda, es el mayor activo de Morena. Y no conforme con eso, mantuvo la compañía de “juniors políticos” que no deberían figurar en el panorama del priísmo si realmente querían recuperarse, empezando por quien gobierna actualmente el Estado de México.

Además, otro factor que dificultó el proceso de “A” fue el gobierno actual. Uno que en el pasado he calificado de gris porque ha hecho poco o nada, al menos a los ojos de la ciudadanía ¿Cómo votar por un partido que lo único que ha hecho es repartir salarios de color y tal vez un poco más?

Así, lo poco o mucho que pudo construir «A» se desmoronó cuando quedó en evidencia la falta de coordinación, tanto en empatía como en ideologías, entre los partidos que formaban parte de su alianza. “A” no tenía como ganar, eso hubiera sido un milagro. Esperemos que todos los que forman parte de la oposición aprendan la lección, crezcan y mejoren sus procesos; de lo contrario, no llegarán a ninguna parte y lo peor de todo, no habrá oposición para el 2024. Como lo dije en el periodo de precampaña, ella sabía que iba a entregar el Estado y por eso ya vestía de negro, esto era un luto anunciado.

Por su parte la candidata “D”, mantuvo su esencia, sí tuvo sus tropiezos pero mantuvo un perfil tan bajo durante el proceso electoral que la mala campaña de “A” y la mala elección de candidata de la oposición le dio la victoria casi sin esfuerzo.

La candidata “D”, de ser nombrada oficialmente por el INE, tiene mucho crecimiento por delante y ciertamente no parece estar preparada para el cargo que ocupará. Debe tener en claro que muchos votaron en contra del PRI y no a favor de ella por lo que debe ganarse a la ciudadanía haciendo un trabajo integral. Hoy se le da la oportunidad de limpiar su imagen, de no dejarse influenciar por personajes que sólo atienden a sus propios intereses y de trabajar para realizar una labor mejor que la de su predecesor, aunque eso no sea un gran desafío

Tristemente, al final, todo indica que Alfredo del Mazo pasará a la historia como el gobernador que entregará a la oposición la joya de la corona, el Estado de México. Tal vez él, también deba vestir de luto. 

Te invitamos a conocer el podcast de Imagogenia para escuchar las opiniones