En mi escrito anterior me referí a ‘Il dolce far niente’ (‘Lo dulce de no hacer nada’), ’L’arte di non fare nulla’ (‘El arte de no hacer nada’), el ‘Nesting’ (Nest significa nido; ‘El placer de no hacer nada’), o el ‘space-out’ (el sutil arte surcoreano de ‘no hacer nada, sin sentirse culpable’, perderse en lo abstracto), el ‘sofamanting’, el ‘cocooning’ (‘cocoon’ significa crisálida), para referirme a la virtud terapéutica de ‘jugar’ con el tiempo, dominándolo, en cierto modo.
Es conocido que la negación del tiempo se asocia, culturalmente, con la noción del no ser (si el ser es, el no ser no es) y de la eternidad (el no tiempo); mientras que el tiempo es el vector que lleva del caos al orden y de vuelta al caos.
Albert Einstein (1879 – 1955) postuló que ‘la distancia y el tiempo no son absolutos, sino que dependen del observador’; ‘el espacio-tiempo es la identidad geométrica de cuatro dimensiones, de las que tres son espaciales y una temporal, y en ese binomio espacio-tiempo, de acuerdo con la Teoría de la Relatividad, se desarrollan todos los sucesos del Universo’; pero ‘el tiempo universal no existe, ya que depende de la subjetividad del observador (…) y la Relatividad plantea, asimismo, que todos los eventos (pasado, presente y futuro) están en un mismo plano o en el mismo nivel’.
Ahora bien, en este escrito me refiero al artificio tramposo de ‘jugar’ con el tiempo, para mentir más y mejor a la ciudadanía, en beneficio de los ‘artistas’ políticos, como vemos en la presente campaña electoral española.
Un claro ejemplo de la utilización torticera del tiempo, la vemos en la estrategia del nefasto juez Pablo Llarenaque, una vez recibida la sentencia del TGUE respecto a la pérdida de la inmunidad de los eurodiputados Carles Puigdemont y Toni Comín, deja pasar los días, sin emitir una nueva euroorden (que sería la cuarta), para conseguir su detención. Llarena ‘juega’ con el tiempo, buscando su momento más oportuno (así es la INjusticia española).
Así, en este actual impasse, los citados europarlamentarios no pueden arriesgarse a desplazarse, como no lo hicieron para ir a Estrasburgo para cumplir con sus funciones parlamentarias.
Llarena sabe que, en el momento de establecer una nueva euroorden, perderá el control de la misma, y el control del tiempo, claro, pues pasará a depender de los tribunales belgas y demás países, que, con grandes posibilidades, la denegarán. Ahora bien, en el impasseactual, en este espeso y ajudicial compás de espera,nuestros políticos permanecen en un limbo, que les imposibilita sus desplazamientos. Y ese ‘no tiempo’ es el que administra Llarena, mostrando, una vez más, que la INjustiia española es, sobretodo, vengativa.
Todos sabemos que los políticos ‘juegan’ con el tiempo, y lo administran a su conveniencia, como vimos con Pedro Sánchez, convocando de forma anticipada las elecciones generales para el próximo día 23 de este mes de julio. Pero claro, como, afortunadamente, no son dioses, a pesar de que muchos se lo crean, no controlan todas las variables del mencionado binomio espacio-tiempo; y, por eso, sus jugadas pueden resultarles rana, como apuntan las encuestas y el pésimo ‘cara a cara’ de Pedro Sánchez con Alberto Núñez Feijóo.
Ahora estamos viendo los diferentes pactos de gobierno entre PP y Vox, en comunidades autonómicas y municipios, y constatamos, asimismo, sus primeras medidas contra el catalán (Valencia y Baleares), e incluso llegando al extremo esperpéntico de prohibir revistas infantiles, por ser catalanas. Pero no hay que olvidar que,hasta ahora, con un gobierno socialista en Valencia (XimoPuig), tampoco se restablecieron las comunicaciones para que en esa comunidad se pudiera ver TV3, la televisión catalana. Y eso confirma que, en el fondo, todos los partidos unionistas defienden SU España, una, grande y libre; y, por lo tanto, la lengua catalana, para ellos, es un tema sistémico que hay que eliminar o reducir a mero folclore.
Tendremos que esperar al próximo 23, como he dicho, para ver los resultados de las elecciones generales, pero sin esperar nada nuevo, ni bueno, para Catalunya, esto lo tenemos claro.
Como muy bien saben los lectores mexicanos, el calendario maya, se basa en ciclos de 5125 años, que finalizó en 1999, y que hasta el 2012, en el que se llegó a la inflexión, se estaba en un ‘no tiempo’, hasta que se iniciase una nueva era (cada 25625 años se completa una rueda evolutiva).
Siguiendo con el calendario de la civilización maya, el año dura lo que para nosotros serían 13 meses de 28 días; es decir, 364 días. Mientras que, en el calendario gregoriano, impuesto en 1582, el año tiene 365 días y cada cuatro, 366, el año bisiesto.
Para regularizar esa diferencia, siguiendo con el calendario maya, el 25 de julio se celebra el Día Fuera del Tiempo o Día Verde, pues, según los mayas, el calendario anual se extiende entre el 26 de julio del calendario gregoriano y el 24 de julio del año siguiente. Entonces, en ese almanaque, el 25 de julio, ‘no está’; un día que los mayas utilizaban para purificar su espíritu, reflexionar, meditar, antes de comenzar un nuevo ciclo.
(fuente: https://www.lanacion.com.ar)
(Curiosamente, el 25 de julio, el reino español celebra su patrón, Santiago, ‘el que ‘cerraba España’ contra los musulmanes en la Reconquista; y eso, bien podría ser una metáfora)
Pues bien, jugando un poco con todo lo expuesto, me parece claro que en el corrupto reino español, los diferentes poderes se creen todopoderosos, incluso para superar la velocidad de la luz (300.000 kms por seg.), a pesar de que su masa sea enorme y deforme; y, de ese modo, se creen sus propias facultades para superar las paradojas del viaje al pasado franquista (del que nunca hemos salido).
Según esas paradojas derivadas de la citada Teoría de la Relatividad, un sujeto podría viajar al pasado utilizando los ‘agujeros de gusano’ y matar a su abuelo, por lo que el sujeto nunca hubiera podido nacer, entrando, así, en un bucle infinito e inconsistente lógicamente.
Está claro que aquí lo que intentarían hacer es ‘curar’ y ‘revivir’ al dictador y asesino Franco.
Así, tras las elecciones del próximo 23, con total seguridad, entraremos en el ‘no tiempo’, en un período para llorar y rasgarnos las vestiduras, pues si ganan el PP/Vox, será claro el viaje al pasado, y si gana el PSOE… también, pues, como vemos por la campaña, Pedro Sánchez está ‘derechizando’, (si cabe aún más) sus mensajes, para conseguir votantes del PP; así que, entre ‘Pinto y Valdemoro’ no hay sustanciales diferencias respecto al conflicto España / Catalunya.
Hasta ahora, los independentistas catalanes hemos constatado que ‘del dicho al hecho hay un trecho’, pues Pedro Sánchez se había comprometido con la mesa de diálogo, para solucionar el conflicto que tenemos; pero, la realidad ha sido que, al final, nada de nada, ‘que todo cambie para que todo siga igual’, como postulaba el principio lampedusiano o el gatopardismo (de Giuseppe Tomasi de Lampedusa, 1896 – 1957)
Y ante esta realidad represiva española, lo más triste todavía, es ver la división de los independentistas catalanes, pues, de ese modo, les facilitamos la represión. Los partidos independentistas han aceptado ese principio lampedusiano, el gatopardismo, para seguir manteniendo las ínfimas cuotas de poder relativo respecto a los otros partidos independentistas, olvidando que el verdadero enemigo, contra el que tendríamos que estar todos unidos, es el reino español.
Por todo eso, me parece claro que a partir del próximo 23, no tendremos un día verde, sino un largo período negrode NO TIEMPO, en el que el espacio-tiempo solo nos comportará nefastas consecuencias.