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Desánimo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Tras una campaña electoral como la que hemos padecido, y que afortunadamente ha acabado hoy, 21 de julio (pues las elecciones generales serán el próximo domingo 23); y que, prácticamente, ha empalmado con las elecciones municipales realizadas el pasado 28 de mayo, ha representado que hayamos estado en pre-campaña y campaña, casi medio año; y tras ese largo período invasivo, por tierra, mar y aire, ahora, muchos nos encontramos cansados, aburridos, exhaustos.

Y eso es así, ya que las campañas a ‘la española’, como en otros muchos estados, son infantilizantes y con gran cantidad de mentiras y medias verdades, por parte de todos o casi todos, los personajes que se ‘juegan’ su poltrona, o aspiran a conseguirla o mejorarla.

En el momento actual, considerado como la sociedad de la información y el conocimiento, caracterizado por las tecnologías, las redes sociales y las cibercampañas, observamos que sigue predominando el proselitismo para captar el mayor número de votos, y vemos que los políticos españoles, en general, siguen aplicando las viejas fórmulas (mítines), con algunos atisbos en las redes, en las nuevas tecnologías, si bien, utilizando, básicamente, los medios de comunicación tradicionales: prensa, radio y televisión, pero limitados a grandes titulares, sin profundizar en nada.

Así, siguen el formato clásico formal, con su protocolo y rituales propios, basado en contraponer frases y eslóganes con pretendido gancho mediático, para ser repetido por las redes. Y los ‘debates’ se limitan a más de lo mismo, sin tocar los verdaderos problemas, como la inmigración, el cambio climático, la forma del estado, la monarquía, la inteligencia artificial, la invasión de Ucrania, la necesaria redefinición de la UE, etc.

Este es uno de los problemas fruto de la transición / traición, pues conformó un falso bipartidismo alternante (PP / PSOE), que, en cuanto hace referencia a los temas centrales y básicos a nivel institucional, son dos caras de una misma moneda, pues ambos partidos conforman, en realidad, un único partido, que recuerda el PRI (Partido Revolucionario Institucional) partido hegemónico mexicano, fundado en 1929 por Plutarco Elías Calles (1877 – 1945), para frenar las luchas y enfrentamientos entre las facciones victoriosas de la Revolución Mexicana y que duró hasta el año 2021, fruto de la corrupción y crisis internas.

En el corrupto reino español, se puede aplicar, fielmente, la sentencia de Margaret Hilda Thatcher (1925 – 2013), que, tras perder las elecciones de 1997, dijo: ‘No importa, ya hemos ganado, la oposición es como nosotros’.

Y esto es preciso recordarlo hoy, ya que ayer, día 20, fue el centenario del asesinato de José Doroteo Arango Arámbula, conocido como Pancho Villa, (1878 – 1923)

Todos sabemos que, en las campañas electorales, los políticos consideran que ‘las palabras se las lleva el viento’, cuando no es verdad, ‘las palabras NO se las lleva el viento’, pues los electores tenemos memoria, aunque la verdad es que muchos no la ejerciten. Y ya no nos creemos la infinidad de mentiras que nos dicen, ya no confiamos en su palabra (salvo honrosas excepciones, claro). Es preciso recordar que, como dijo Michel Eyquem de Montaigne (1533 – 1592): ‘La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha’

La estrategia de mentir no es nada nueva, pues Joseph Göebbels (1897 – 1945) dijo que ‘una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad’, y ese maestro de la intoxicación de la propaganda en el régimen nazi, lo mostró claramente con el siguiente ejemplo:

Göebbels explicó al propio Adolf Hitler (1889 – 1945) una campaña que iba a poner en marcha por toda Alemania, consistente en empapelar las calles con carteles donde se ve a una persona montando en bicicleta. Debajo de esa persona, el cartel mostraba una única frase: ‘La culpa de los males de Alemania la tienen los judíos y los ciclistas’ ¿Por qué los ciclistas?, preguntó Hitler, extrañado. Esa es exactamente la pregunta que quiero que todos se hagan al ver el cartel, respondió Göebbels, pues así, la población, centrándose en ese cebo, aceptaba, inconscientemente, sin cuestionar el núcleo del falso mensaje, que no era otro que culpar a los judíos.

Volviendo a la actual situación del reino español, vemos que, durante la campaña, un tema relevante ha sido la persecución del catalán en las comunidades autónomas de Valencia y las Baleares, realizada por gobiernos del PP / Vox. Pero nadie se plantea que eso no es más que el fruto ‘maduro’ de la arquitectura del estado, configurada por la constitución de 1978 y los diferentes estatutos de autonomía implicados, pues:

En el estatuto valenciano, en su artículo 6.1, se dice: ‘La lengua propia de la Comunidad Valenciana es el valenciano’, y en el artículo 6.2: ‘El idioma valenciano es el oficial en la Comunidad Valenciana, al igual que lo es el castellano, que es el idioma oficial del Estado. Todos tienen derecho a conocerlos y a usarlos y a recibir la enseñanza del, y en, idioma valenciano’

En el estatuto balear, en su artículo 4.1, se dice: ‘La lengua catalana, propia de las Illes Balears, tendrá, juntamente con la castellana, el carácter de idioma oficial’.

Y en el estatuto catalán, en su artículo 6.1, se dice: ‘La lengua propia de Catalunya es el catalán. Como tal, el catalán es la lengua de uso normal y preferente de las administraciones públicas y de los medios de comunicación públicos de Catalunya, y es también la lengua normalmente utilizada como vehicular y de aprendizaje en la enseñanza’.

Pues bien, aceptar, en su momento, que el valenciano es un idioma ‘diferente’ del catalán, fue una aberración filológica e histórica, como lo fue el artículo 3.2 de la constitución española, que dice: ‘las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos’. Y esta fue la clave de todos los errores, como lo fue, también, el artículo 2 de esa constitución: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas’.

Y claro, el reino español es un estado, pero, históricamente, no una nación, pues estaba formada por los diferentes reinos: castilla y León, Corona catalano-aragonesa, reino de valencia, etc. Pero, más grave todavía, al no desarrollar ni especificar qué se debía entender por ‘nacionalidades’, término que fue introducido con calzador, dada la presión militar y judicial franquistas.

Dado ese galimatías, es comprensible que los nacionalistas españolistas, quieran reducir a la mínima expresión las lenguas minorizadas, como la catalana, el euskera, el gallego, el aranés, etc.

Es sabido que la diferencia de una lengua mayoritaria respecto a la minoritaria, solo se refiere al número relativo de sus hablantes. Por lo tanto, no se refiere, en absoluto, a ninguna diferencia cualitativa, solo cuantitativa.

Y las lenguas minorizadas, sin embargo, son aquellas cuyo uso se ha visto marginado, perseguido o incluso prohibido, a lo largo del tiempo. En la UE hay múltiples ejemplos de estas lenguas minorizadas: el sorabo en Alemania, el lorenés en Bélgica, las lenguas sami en Finlandia, el galo en Francia, etc., y, claro, el catalán, euskera, gallego, etc., en España.

Y esa ideología imperante de las lenguas mayoritarias, va en contra de toda la lógica, máxime en países, como Catalunya, pues, en ‘pocos lugares del mundo encontraríamos ejemplos donde haya gente que prefiera que sus hijos aprendan solo una lengua cuando pueden aprender dos’ (Carles Mundó, Ara, 22 de abril del 2021); y eso es lo que vemos, pues hay familias que han llevado a los juzgados españolistas el tema, y, sin ningún tipo de sorpresa, los jueces les han dado la razón.

El presidente de Catalunya, Lluís Companys i Jover (1882 – asesinado en 1940), el único fusilado en Europa en el siglo XX, dijo: ‘todas las causas justas del mundo tienen sus defensores. En cambio, Catalunya solo nos tiene a nosotros (los catalanes)’, y eso mismo se puede aplicar a nuestra lengua, ya que tenemos múltiples enemigos, incluso catalanes de nacimiento o adopción. Y eso es lo más triste y penoso. Y, claro, a los partidos nacionalistas españoles, no les interesa sincerarse en la campaña electoral, pero tienen las ideas muy claras, como sabemos.

Pompeu Fabra i Poch (1868 – 1948) dijo: ‘contrariamente a lo que ustedes podrían pensar de mi, he de manifestarles que cuando se trata de la enseñanza del lenguaje yo no soy partidario de una gran profundización en la gramática, pues lo interesante es la adquisición del lenguaje por parte de los niños y los mayores, la adquisición del uso corriente de la lengua que se denomina literaria; para eso se necesita gramática, pero no demasiada gramática’. Realmente, la fuerza de toda lengua está en sus parlantes, en la voluntad de defenderla.

Y esa fue y es la base de la inmersión lingüística aplicada en Catalunya, con todos sus defectos y limitaciones, claro; y lo que atacan los mencionados nacionalistas españoles, mostrando un desprecio olímpico de la cultura, sabiduría y civilización, que toda lengua conlleva y representa. Por eso, incluso en la actualidad, hay ámbitos, como el judicial, el policial, etc., que siguen siendo reacios a la utilización del catalán y al resto de las lenguas minorizadas.

Todos sabemos que las lenguas nacen y mueren, pero lo grave es que la globalización de las redes sociales, incrementa la velocidad de esas muertes. En la actualidad hay 7000 idiomas en el mundo, y de ellas, 20 representan el 50% de los hablantes del mundo. Y cuando una lengua muere, desaparece una concepción del mundo, la idiosincrasia de un pueblo. Por eso hay que luchar, pues los que luchan demuestran estar vivos.

Desgraciadamente, el catalán, paulatinamente, va dejando de ser la lengua de la juventud; y, socialmente, está retrocediendo su uso, pues, según los datos oficiales, su uso de forma habitual se reduce al 32,5%; y en los últimos 15 años, se han perdido medio millón de hablantes. Por eso es preciso luchar, proponernos revertir esa situación, en la medida que cada uno de nosotros podamos, aunque se trate de una lucha desigual contra los monstruos tectónicos que describe Albert Sánchez Piñol en su última obra ‘Pregària a Prosèrpina’ (Plegaria a Proserpina)

El senador romano Cayo Tito dijo: ‘Verba volant, scrïpta mänent’ (las palabras vuelan, lo escrito queda’. Así, volviendo a la ventolera que se lleva (o NO) las palabras, está claro que lo escrito, teóricamente es más permanente; por eso es necesaria la capacitación en el arte de la escritura catalana. Pero aún así, y volviendo a la presente campaña electoral, vemos que hasta los diferentes panfletos informativos de los partidos, contienen infinidad de mentiras, que tampoco perdurarán, como vimos con las promesas de Jaume Collboni y Ada Colau, a las que he hecho referencia en diversas ocasiones.

Una muestra de este sentido dominante y avasallador del nacionalismo español, lo tenemos con la declaración de Pedro Sánchez (PSOE) de esta mañana, que ha dicho que el independentismo es una ideología caduca, y ha ridiculizado las aspiraciones nacionalistas para arañar unas pocas competencias más. Está claro que el estado español mayoritario, sigue minorizando la nación catalana.

Siguiendo la lógica del mencionado Pedro Sánchez, sería preferible y de más futuro, que el estado español se adhiriera a la República Popular de China, y su idioma, el mandarín, fuese adoptado por el exreino español. Pero, claro, ‘una cosa es predicar y otra dar trigo’.     

Volviendo a la reciente campaña electoral española, estamos cansados de mentiras de toda índole. Hoy, por ejemplo:

  • Pedro Sánchez (PSOE) ha reconocido que realmente se había comprometido con la UE, a introducir peajes en las principales autopistas, a cambio de obtener el quinto plazo de las subvenciones; pero, hasta ahora, lo había ido negando, contra viento y marea, pero, ayer, la UE hizo público ese compromiso. Pedro Sánchez ha dicho que la realidad es dinámica, y que él ha ido cambiando, y que aún está por discutir ese tema. Las afirmaciones son ciertas o falsas, sin matices ‘dinámicos’,
  • Alberto Núñez Feijóo (PP), asimismo, esta mañana ha reconocido que, en 1993, cuando subió al yate de Marcial Dorado, ya sabía que era un contrabandista, pero todavía no había entrado en el ‘negocio’ de las drogas. Hasta hoy había negado ese conocimiento; y no deja de ser curioso que hoy, el último día de la campaña, se haya sincerado mínimamente. ¿Será por temer que mañana, en plena jornada de reflexión, y, por lo tanto, sin posibilidad de defenderse ni reaccionar, salga alguna información nueva?
  • Otro ejemplo lo tenemos con Gabriel Rufián (ERC), que en estos últimos días ha alardeado de que, gracias a él y a su partido, se consiguió el indulto y la supresión del delito de sedición. Hasta ahora, lo había negado. Igual que lo ha negado Pedro Sánchez. ‘La realidad es que la aprobación de los indultos fue el 22 de junio del 2022, justo el día anterior que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobase un informe demoledor, cocinado durante meses, que exigía al estado español la liberación de los presos políticos’ (Josep Casulleras Nualart, Vilaweb, 20 de julio 2023).
  • Etc.

Por todo ello, igual que muchos independentistas de base, me siento deprimido, con un gran desánimo.

Según la tradición clásica griega, las partes del alma eran el ‘thymós’ (fuerza activa en el cuerpo despierto), el ‘noos’ (o ‘nous’, la intuición, la visión intelectual) y el ‘menos’ (el ardor guerrero, que acrecienta o disminuye, a voluntad, la ‘areté’ la excelencia (‘aristós’, el mejor)).

Y, como introducción, me parece interesante recordar, asimismo, las siguientes definiciones:

Ánimo (aliento, brío, ganas, etc.): ‘una causa psíquica o física, conocida o desconocida, provoca un sentimiento positivo de energía e interés, acompañado de impulso a la actividad y resistencia al esfuerzo’.

Al contrario, su antónimo, en el desánimo (abatimiento, decaimiento, desaliento, desmoralización, etc.): el sentimiento provocado es negativo de falta de energía, interés o vitalidad, acompañado de pasividad y de incapacidad para el esfuerzo’

(Marina, J. A.; López Penas, M.: ‘Diccionario de los sentimientos’, edit. Anagrama, 1999)

Pero, a pesar del actual desánimo, tenemos el ‘menos’, el ardor guerrero, para seguir en la lucha, pacífica, claro. Y eso representa seguir picando piedra, por pesado que sea.

Aquí iría muy bien la lectura del cuento sufí ‘Los granjeros a los que se les daban bien los números’, del Mulláh Nasrudin (Nasreddin Hodja), un personaje ficticio del folclore musulmán, ya que describe, con precisión, nuestra compleja situación, pero ya me he excedido, y sé que los pacientes lectores, si tienen interés, podrán acceder directamente (https://puntocriticdo.com).

Afortunadamente, este domingo acabará el monotema electoral, y saldremos de dudas; espero que no pase como en las elecciones de diciembre del 2015, que, dada la imposibilidad de formar un gobierno, se repitieron las elecciones en junio del 2016, dando la victoria a Mariano Rajoy, hasta la moción de censura de junio del 2018, que concedió el poder a Pedro Sánchez. Igualmente, en abril del 2019 Pedro Sánchez, a pesar de ganar, no pudo conformar gobierno, y tuvieron que repetirse las elecciones en noviembre del 2019.

Si se repitiera ese escenario, y tuviéramos que volver a tener que soportar una nueva campaña, creo que el abstencionismo sería brutal, pues, como he dicho, estamos muy cansados, aburridos, hastiados, desanimados, etc.