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La inutilidad de los discursos

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

En estos largos meses de transitoriedad política en el reino español, abundan y abundarán los discursos huecos e inconsistentes, pues los medios de comunicación: televisiones, diarios, tertulias radiofónicas, etc., se ven ‘obligados’ a llenar sus espacios políticos, aunque ofrezcan elucubraciones simplistas, ya que el negocio es el negocio.

Por eso, me parece interesante reproducir el siguiente cuento anónimo:

‘La inutilidad de los discursos:

Una comunidad pidió a un sabio que les impartiese enseñanza en forma de discursos ya que no concebían otra forma de aprendizaje. Después de mucho insistir, éste accedió.

Dirigiéndose a la asamblea, preguntó: ¿Saben de qué voy a hablar en el discurso de hoy? No, contestaron todos al unísono.

Pues si no saben siquiera de lo que voy a hablarles, ¿cómo van a aprender nada?, dijo el sabio antes de marcharse.

Los miembros de la comunidad volvieron a buscarlo. El sabio, cuando regresó, preguntó de nuevo a la asamblea: ¿Saben hoy de qué les hablaré?

Si, contestaron esta vez, habiéndose puesto previamente de acuerdo.

Pues si ya saben de qué voy a hablar, no me necesitan. Y volvió a marcharse.

Nuevamente lo convencieron los de la comunidad para que les hablase, y esta vez concluyeron que lo mejor sería contestar que unos sí sabían de qué hablaría y otros no, en caso de que volviese a preguntar. En efecto, reunidos todos esperando el discurso del sabio, éste les preguntó:

¿Y hoy saben de qué hablaré?

Unos sí lo sabemos y otros no, respondieron.

En ese caso, dijo el sabio, que los que lo saben instruyan a los que no lo saben. Dicho lo cuál, se marchó y no regresó más’.

(https://www.cuentocuentos.org)

Efectivamente, debemos ser críticos con los discursos de los políticos, portavoces y reproductores interesados. Todos tenemos suficiente información y desinformación, para extraer las precisas conclusiones; sólo es preciso que sepamos discernir y constatar los hechos, las acciones históricas, pues únicamente eso es verificable, por ejemplo, quién aplicó y avaló la aplicación del 155, la represión, y que ahora aparecen con piel de cordero, como dialogantes.

Les conocemos, y sabemos que, aunque ahora disimulen, son los mismos lobos de siempre.

Y nosotros, los independentistas catalanes, tenemos nuestros valores, por más que los hayan denigrado. Por eso, me parece didáctico reproducir el siguiente cuento taoísta:

‘El árbol inútil:

Mientras Lao Tzu (*) viajaba con sus discípulos, llegaron a un bosque donde varios leñadores talaban árboles. El bosque se había reducido apenas a un gran árbol con centenares de ramas. Era tan grande que cien personas podían sentarse cómodamente bajo su sombra.

Lao Tzu les dijo a sus discípulos que preguntaran por qué ese árbol no había sido talado. Uno de los leñadores contestó: Es inútil. No se puede hacer nada con él porque las ramas tienen demasiados nudos. Tampoco se puede usar como combustible porque el humo es peligroso para los ojos. Este árbol no sirve para nada, por eso no lo hemos cortado.

Cuando los discípulos le contaron la respuesta del leñador, Lao Tzu se rio y dijo: Sean como este árbol. Si son útiles, los cortarán y servirán como muebles en la casa de alguien. Si son hermosos, los venderán en el mercado. Sean como este árbol, absolutamente inútiles, y entonces crecerán grandes y con muchas ramas, y cientos de personas se refugiarán bajo su sombra’.

(https://es-linkedin.com/pulse/cuento-taoista-el; Mariela Sosa)

(*) Laozi o Lao Tse, siglo VI a.C.

Me parece evidente la aplicación de la moraleja de este cuento, aplicada a la efectividad del voto de los independentistas, especialmente de los 7 diputados de Junts (ya que los otros 7 de ERC, ya están ‘cortados’, ya están descontados, por su habitual utilidad al PSOE)

Nuestros votos de Junts no deben ser útiles para garantizar la continuidad del sistema (como vimos con los votantes de independentistas al PSC/PSOE), pues, en este caso, acabaremos talados. Pero si nos mantenemos inútiles para esa continuidad, seguiremos vivos, fortaleciéndonos y cobijando, de cada vez, a más a futuros votantes.

Ante esta situación, me parece interesante efectuar una última cita:

‘Transcurrió tiempo, tiempo, tiempo, hasta perderse en el tiempo (…) las gentes, con un poco de constancia, se acostumbran a todo’

(Ana María Matute (1925 – 2014), ‘Olvidado Rey Gudú’, editorial Círculo de Lectores, Barcelona, 1997, pág. 28)

Ya que me parece importante no acostumbrarnos a los actuales y profusos discursos que nos hacen perder el tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, hasta perdernos en el tiempo de la inoperancia y de la sinsustancia.

No debemos caer en la trampa de las serpientes de verano, como el desgraciado ingreso de su infanta Leonor en su ejército, o la desgraciada actuación del macho alfa Luis Rubiales, presidente de la real federación española de fútbol, con sus corifeos, entre ellos el nefasto Josep Borrell, un personaje que no pierde ocasión para hacer el ridículo, y que hace años que debería haber sido cesado de sus funciones diplomáticas en la UE, pues, en realidad, él es el prototipo de la peor anti-diplomacia; pero, al no cesarlo, confirman que ya les va bien, que es el personaje que les conviene a ese grupo de mercachifles (comerciantes, vendedores ambulantes).