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Diada Nacional de Catalunya

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El próximo lunes, día 11, será nuestra Diada Nacional de Catalunya, en la que conmemoraremos la defensa a muerte de los barceloneses, ante las tropas borbónicas de Felipe V (antepasado del actual Felipe VI). Ese día de 1714, Barcelona sucumbió, Cardona lo hizo 7 días después, el 18 de setiembre, finalizándose, de ese modo la guerra de sucesión (1700 – 1714).

Así, ese día no celebramos la derrota, obviamente, conmemoramos la defensa heroica de nuestros antepasados. Y la fecha del 11 de setiembre ha quedado en el imaginario colectivo catalán, como el recuerdo de la pérdida de nuestros derechos, instituciones, lengua, etc.; y eso es lo que reivindicamos anualmente.

Estos últimos años, debido a la represión del estado español, y a la desidia de ERC, se ha intentado descafeinar un tanto la fiesta, para evitar ‘problemas’ con los represores, intentando, a tal fin, dar la imagen de que los independentistas catalanes hemos asumido la inviabilidad de nuestras reivindicaciones. Un craso ERROR (*). Estamos desmotivados, pero NO hemos asumido nada de nada, en absoluto.

(*) La batalla de Carras, en el año 53 a. C., supuso un freno para el expansionismo romano en Oriente. Marco Licinio Craso creía que su victoria en Partia le equipararía a Julio César y a Cneo Pompeyo; tras su primera victoria, se retiró a Siria para esperar nuevas legiones, momento que aprovechó Orodes II se fortaleció y consiguió todo tipo de pactos y apoyos, así, en la batalla final, los romanos perdieron 30.000 soldados (20.000 muertos y 10.000 hechos prisioneros), fue la derrota más grave desde la de Cannas frente a Aníbal (216 a.C.), en la segunda guerra púnica.

Muchos amigos y familiares, este año, como el anterior, dudan de la ‘utilidad’ de participar, de forma festiva y mediática, en ese acto reivindicativo, que, consideran que no deja de ser un acto folclórico, sin más. Otro ERROR, que denota un cierto desengaño y rendición.

En los juegos olímpicos de Londres, realizados en 1908, el historiador y pedagogo Pierre de Frédy, barón de Coubertin (1863 – 1937), fundador de los juegos olímpicos actuales, expresó una frase del obispo estadounidense, Ethelbert Talbot (1848 – 1928), que se haría popular de que ‘lo importante no es ganar, sino participar’, pasando a ser el lema olímpico. Y ese es un buen mensaje educativo, en un mundo tremendamente competitivo. Asimismo, ese mensaje no expresa un cierto conformismo acomodaticio, si no que potencia los valores de la participación, de la autosuperación, aunque no se gane.

Coubertin expresó esa frase en un desconcierto mundial, pues Roma, en 1907, había renunciado a ser la sede olímpica, por la erupción del volcán Vesubio; y Londres ya estaba designada para realizar, ese mismo año 1908, la Exposición Franco – Británica, para conmemorar la ‘Entente Cordiale’ (entendimiento cordial) firmada en 1904 (*), pero aún así, se postuló para sustituir a Roma, como finalmente sucedió.

(*) Denominación de un tratado de no agresión y regulación de la expansión colonial, ratificado el 8 de abril de 1904 por el Reino Unido y Francia.

Aún así, sabemos que todos los atletas quieren ganar, nadie asume la citada frase del barón de Coubertin; incluso los que ganan una medalla de plata o de bronce, no quedan resignados. Así, la famosa frase expresada, no es más que un cínico mensaje, pues ha perdido el contexto educativo.

En esa línea, los independentistas catalanes, no queremos participar por participar en la manifestación de nuestra Diada. Sabemos que lo importante es ganar, y si es necesario competir con el estado español, competimos, pero pacíficamente; sabiendo que la violencia la pone el estado español, como ya hemos constatado. Y si es preciso que esa competición nos lleve a la huelga general indefinida, para obtener la DUI (declaración unilateral de independencia), no nos arrugaremos.

Por ello, muchos, muchísimos miles de independentistas, consideramos que todos los poderes españoles y sus medios de comunicación, buscarán algún elemento comparativo, para mostrar, cuantitativamente, nuestra debilidad relativa.

Sabemos que el cénit de nuestro éxito mediático, lo obtuvimos el año 2013, con la formación de la ‘Vía Catalana’ (organizada por la ANC, como todas; pero, en esa ocasión, respaldada por otras 14 entidades cívicas) en la que formamos una cadena humana de 1,6 millones de participantes, y ocupamos los 400 Kms, de norte a sur de Catalunya, imitando la ‘Vía Báltica’ de 1989. Cadena humana que el próximo 14 de octubre efectuarán los escoceses, bajo el lema ‘la cadena de la libertad’, y recorrerá 67 Kms., de Edimburgo a Glasgow, para lo que confían contar con 77.000 personas.

Los independentistas que nos manifestaremos el próximo lunes 11, no pretendemos batir ningún récord Guinness. De Guinness nos gusta la cerveza negra, nada más.

Queremos mostrar a los poderes del estado y de Europa, que el problema sigue vivo, que no estamos domesticados, como considera el ‘trilero’ Pedro Sánchez, poniéndose, por ello, todo tipo de medallas.

Asimismo, este año tenemos una necesidad complementaria, pues un gran éxito, mostrará un apoyo explícito a la vía Puigdemont, expresarle que no está sólo, que puede contar con nuestra fuerza, aunque sea simbólica, pero que no se limita al mero simbolismo, claro.

Por eso deberíamos conseguir una participación multitudinaria. Este año, ERC ha rectificado su error del año pasado (que no participó, por considerar que no era unitaria); pero, por el contrario, al caer en lunes, muchos preferirán salir para disfrutar del largo fin de semana, con sus familias, máxime dada la excelente temperatura que previsiblemente tendremos.

Aún así, confío que seremos muchos.

Otro tema es que buena parte de esos ‘muchos’ limitarán su reivindicación a ese día, participando y poniendo ‘esteladas’ (bandera independentista catalana) en los balcones de sus casas. Sabemos que eso será flor de un día. Pero deseamos y confiamos que, como la Hemerocallis, de la familia de las Liliáceas, que su flor dura solamente un día, pero es sustituida por otra a la mañana siguiente; confiamos que se pierdan los temores a ser señalados (la represión ha calado muy fondo)

No queremos que pase como con la ‘flor de luna’ del Amazonas (la Selenicereus wittii), que es muy esquiva y cada año solo aparece unas horas, en las que este peculiar cactus abre sus sépalos al cielo nocturno, liberando una hermosa flor blanca y una fragancia dulce similar a un jazmín de la selva tropical y cuando amanece, ya se ha esfumado.

(fuente: Wikipedia)

Sabemos que todos somos necesarios, cada uno en su papel; un papel que es significativo socialmente, pero no determinado como en el ejemplo que seguidamente reproduzco, de un fragmento del libro de Xavier Sala i Martín, que cite ayer: ‘De la sabana a Mart: L’economia de la Intel.ligència natural’ (Rosa dels Vents, 2023):

‘Fijémonos en las abejas. Un panal puede tener hasta sesenta mil individuos de tres tipos diferentes. De una parte, está la abeja reina, cuya función esencial es la procreación. Desde el momento de su nacimiento hasta que muere, ha de luchar con otras potenciales reinas de la colonia. Una vez destruida la competencia, se pasa la vida copulando y poniendo los huevos de los que nacerán nuevas reinas. También emite unas feromonas que hacen que el resto de abejas del panal, sean estériles y no puedan procrear ni competir. Esto le permite mantener el monopolio monárquico. Después hay un centenar de machos llamados drones, cuya misión es fecundar a la reina y engendrar sus huevos. Los machos tienen los ojos más grandes que las hembras y no tienen aguijón. Tampoco tienen las partes del cuerpo que les permiten obtener polen o néctar, de manera que no pueden contribuir a conseguir alimentos para los otros miembros del panel. Por lo tanto, la única misión en la vida de los machos es fornicar. Una vez lo han conseguido, mueren inmediatamente con el pene incrustado dentro del aparato reproductor de la reina, en un intento final de garantizar que sea su ADN el que se reproduzca y no el de otros machos (así evitan que otro macho la pueda fertilizar). Finalmente, hay miles de abejas trabajadoras y soldados, también hembras como la reina, que tienen las funciones de buscar agua, comida y néctar, construir el panal, limpiarlo, eliminar los cadáveres de las abejas muertas, defender el panal de los invasores (principalmente, avispas), alimentar las larvas y las abejas recién nacidas, ventilar el panal con las alas para que las larvas no tengan excesivo calor, preservar la miel, etc. Cuando cada uno hace su trabajo, la reina, los machos, los trabajadores, las larvas y las abejas recién nacidas, se reparten de una manera bastante igualitaria los alimentos conseguidos por los trabajadores.

Estas son las reglas de juego del panal. Son unas reglas dictadas por la evolución, que están grabadas en su ADN y que no se pueden cambiar. (…) Las reglas de juego de las abejas actuales son las mismas que tenían las abejas de hace 120 millones de años, y durante todo este tiempo, ningún ejemplar se ha podido desviar ni un milímetro.

(…) A diferencia de todos los otros animales sociales, nosotros fuimos capaces de cambiar las reglas de juego. Inventamos instituciones nuevas como son las leyes, las religiones, la propiedad o el dinero para organizar las sociedades en situaciones nuevas (…) Son esas construcciones mentales surgidas de nuestro cerebro. Es decir, son ideas que es preciso enmarcar en nuestra cultura y no en nuestra biología (…)’

Entre los independentistas no hay jerarquías establecidas predeterminadamente; al estar enmarcados en la democracia, los que ocupan y realizan funciones de liderazgo, saben que es temporal y que lo tienen de forma delegada. Y la confianza es la base de nuestro movimiento.

Todos somos necesarios, desde esos ‘líderes’ transitorios, hasta los que se limitarán a participar el lunes. Y, claro, si nuestro ‘panal’ es pequeño, será más difícil que perdure, y podrá ser atacado con mayor facilidad.

Por eso es necesario mostrar que somos fuertes, y que no aceptamos más monarquías como las abejas reinas, aunque el reparto igualitario de sus alimentos sea envidiable, no como las clases extractivas que nos dominan.

Sala i Martín, asimismo, explica que:

‘El año 1903, los hermanos Wilbur y Orville Wright fabricaron el primer avión: sólo voló doce segundos sobre la playa de Kitty Hawk en Carolina del Norte, pero fue el primer paso de la carrera en que se convirtió la aviación moderna. Sesenta y seis años después, Neill Armstrong pisó la Luna (…) y este libro es un homenaje a las 10.000 generaciones que hemos necesitado para hacer el viaje que nos ha llevado de la sabana a Marte (…).’

Esa proeza, en tan solo 66 años, requiere determinación; y los independentistas catalanes la tenemos, como hemos demostrado. Pero, claro, es preciso aplicar el proceso científico del ensayo / error. Y nosotros, hemos ensayado y errado, por lo que hemos aprendido, para poder tocar y vivir independientes.

En definitiva, y volviendo a nuestro movimiento independentista, debemos hacer que evolucione; y un gran paso lo ha hecho esta semana el president Carles Puigdemont. No podemos quedarnos anclados repitiendo lo que hemos hecho desde 2017, necesitamos introducir nuevas reglas, para no quedarnos anclados como las abejas, o como los leones, persiguiendo a las gacelas en la sabana.

Y lo necesitamos para que nuestros nietos, que ya serán, aproximadamente, la generación 10.002, no hereden el conflicto que tenemos.

Así que, mucho ánimo, y a participar y competir.