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Distintas concepciones del tiempo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Todos tenemos una diferente concepción del tiempo, variable, dependiendo del momento, de las expectativas, de las ilusiones, etc.; es decir, de nuestras propias vivencias. Y esto lo tenemos claro y asumido fácilmente.

Ahora bien, según San Agustín de Hipona (354 – 430): ‘¿Qué es el tiempo?, si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente’.

Henri Louis Bergson (1859 – 1941) hizo referencia ‘al tiempo desde una perspectiva experiencial, fundado en la unidad orgánica, el tiempo vital, los ritmos de los procesos orgánicos y los relojes internos del organismo’.

Martin Heidegger (1889 – 1976) hizo una distinción ‘entre tiempo propio, entendido como una función constitutiva existencial, y tiempo del mundo, como medida’.

Y podríamos encontrar un sinfín de razonamientos sobre el tiempo desde el pensamiento filosófico; pero, en este escrito, me centraré en el tiempo político, en especial, en la concepción del tiempo de Pedro Sánchez y sus paniaguados.

Sabemos que Sánchez, como todos los políticos, tienen una concepción del tiempo, en función de la gestión de su carrera profesional, personal; en segunda instancia, de la de su partido; en tercera instancia, del ‘interés’ de sus votantes; y, al final de todo, en última instancia, del interés de los ciudadanos.

El president Carles Puigdemont especificó claramente la gestión de ‘su tiempo’, en la exposición que efectuó el pasado día 5, en Bruselas, mencionando las fases que debían seguirse:

  • reconocimiento del catalán en España y la UE, para configurar la mesa del congreso y nombrar a su presidenta.
  • amnistía general, como paso previo, para empezar a negociar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno español, y,
  • el acuerdo, calendarizado y con la presencia de un relator / observador neutral y objetivo, para negociar el referéndum de autodeterminación acordado. Este acuerdo: calendario y relator, como condición para investir a Sánchez; y manteniendo la vía de la unilateralidad, para el supuesto de no llegar a ningún compromiso al efecto.

Así, la concepción del tiempo, en este caso, es la consecución de esas fases. Y, volviendo al citado Agustín: si nada sucede, no habrá tiempo futuro.

Pero vemos que el tahúr Pedro Sánchez juega y utiliza SU tiempo, pensando, exclusivamente, en SU tiempo propio, prescindiendo del tiempo del mundo, dualidad diferenciada, como la concibió Heidegger.

Pero ‘el tiempo es la cosa más valiosa que una persona puede gastar’, como dijo Theophrastus (372 a.C. – 287 a.C.), que consideraba el movimiento como el principio de todo.

Respecto a la futura posible ley de la amnistía, tras las condiciones de Puigdemont, diferentes ‘opinadores’ consideraron que:

‘(…) Sánchez podía aprobar la ley de amnistía en un mes, aunque el senado controlado por el PP la bloquee en primera instancia (lo máximo que puede hacer es retrasarla 20 días). Jaume Asens, el encargado de Sumar para efectuar las negociaciones con Puigdemont, dijo que ‘es posible aprobarla en ese plazo, tenemos el precedente de la reforma penal de la sedición, que se hizo en un mes, se puede hacer por la vía de urgencia en lectura única, es posible incluso con un gobierno en funciones, pues el parlamento está en pleno ejercicio de sus funciones.

El reglamento da un plazo de dos meses para tramitar una ley, pero la constitución lo rebaja a 20 días naturales si el gobierno o el congreso la consideran urgente (…) La mayoría absoluta de la que Sánchez hizo gala para designar a los miembros de la mesa del congreso, le permite superar el veto que, a todas luces, recibirá en el senado, por lo que la ley podría entrar en el BOE en poco más de un mes, como ocurrió con la PL que suprimió el delito de sedición y modificó el de malversación (…)’

(Alejandro López de Miguel, El Confidencia, 5 de setiembre del 2023)

A mi modo de ver, Pedro Sánchez está utilizando SU tiempo, para llevar al límite a Carles Puigdemont, y hacerle responsable de su intransigencia e incapacidad negociadora; y, así, presentarse a las elecciones del 14 de enero, como el ‘dialogante’ defensor de la sacrosanta unidad española. Estoy convencido que esa es su estrategia, pues no tiene las características de un verdadero estadista, para asumir riesgos.

Es sabido que los indultos y la supresión del delito de sedición, más que fruto del ‘diálogo’ con ERC, fue una exigencia europea; y ahora, si aprobase una ley de amnistía, lo haría para ‘salvar a los tribunales de INjusticia españoles, en especial a los jueces M. Marchena y P. Llarena; pues arriesgarse a que el TJUE obligue a la repetición del juicio de los líderes del ‘procés’, o, en caso extremo, que considere nulo dicho juicio, y exija la amnistía para todos, sería un riesgo definitivo para el reino español, que quedaría en entredicho totalmente. Eso sí que sería la estocada definitiva que muchos preferiríamos. Pero Sánchez sabe que el calendario de la justicia europea es muy lento, y juega con ello, como una variable más.

Por eso, Pedro Sánchez defiende su ‘presentismo’, su persistencia, ante todo, defiende las tesis del tiempo del ‘endurantismo’ o ‘durantismo’, que concibe que para que algo persista en el tiempo, debe hacerlo a través de distintos períodos de su existencia. Y, por ello, rechaza la concepción ‘perdurantista’ del tiempo, que contempla la visión de los cambios, y que, por lo tanto, se acomoda mejor a la relatividad de Einstein.

Puede establecerse una equivalencia entre ‘presentistas y endurantistas’; así como entre ‘eternalistas y perdurantistas’. Y Pedro Sánchez actúa como los primeros.

Y claro, todos los acólitos de Pedro Sánchez trabajan incansablemente, por todos los medios de comunicación, para ‘favorecer’ la estrategia de su jefe, de acoso a Carles Puigdemont, como he dicho.

‘Así, el citado Jaume Asens pidió al independentismo que rebaje sus planteamientos políticos, pues, poner ahora sobre la mesa la autodeterminación, es ‘dificultar un acuerdo, es un error quemar etapas (…) por eso sitúa la negociación de la autodeterminación a una segunda etapa, tras la investidura (…) Ahora estamos negociando la amnistía y se ha de ir paso a paso (…) No se puede estresar ni confundir a la opinión pública, si ponemos tantas reivindicaciones sobre la mesa, pues, al otro lado se pondrán nerviosos (…) no vale la pena querer correr tanto (…) considera que Junts deberá hacerse corresponsable del mandato de los ciudadanos en las  elecciones del 23-J, y ha apuntado que la alternativa es un gobierno del PP y Vox.

(…) Según Asens, el camino hacia la amnistía es irreversible, y cree que el PSOE ha fijado este rumbo por oportunismo y no por convicción (…) igual que aprobó la reforma laboral porque necesitaba los votos de Podemos (…) Pero también defendió, como Yolanda Díaz, que cuando se negocia un acuerdo no hay unilateralidad.’

(25 de setiembre, Larepública.cat)

Considero que Asens es consciente de la situación, ya que es un veterano pese a su juventud y, por eso, me parece que habla con una clara falta de ética, pues está decantado, totalmente, por la estrategia de Sánchez.

Parece que Asens haya olvidado, o no reconocido, los incumplimientos, los olvidos, de Pedro Sánchez, que han ratificado que no es una persona de palabra, que no es de fiar, y que hoy dice blanco, mañana negro, y pasado, todo lo contrario, según sus puntuales conveniencias.

Por eso, Puigdemont, ya escarmentado, pidió el ‘pago por adelantado’, como el reconocimiento del catalán y demás lenguas cooficiales en el congreso y en el parlamento europeo; cumplimiento que todavía no se ha confirmado en Europa, por la ineficacia de la diplomacia española, como si hicieron en el 2017, que pusieron toda la carne en el asador para que nadie reconociera el referéndum.

Asimismo, la amnistía, como paso previo a negociar, es de pura lógica, ya que no puedes negociar con alguien que te quiere poner en prisión; pero, claro, el amoral Pedro Sánchez sí que ‘dialogaba’ con ERC, mientras, en paralelo, les espiaba con el sistema del Pegasus, esa es su falta de ética.

Así que el argumento de Asens, de no mezclar temas (amnistía y referéndum) es un argumento falso. Los que lo mezclan son el PSOE y Sumar, y, claro, el propio Asens.

Así mismo, el argumento de que ‘no se puede estresar y confundir a la opinión pública’ es considerarnos descerebrados, infantilizados.

Y que no podemos ‘poner nerviosos’ a los del otro lado, y que debemos olvidarnos de la unilateralidad, ya es el summum de la demagogia, pues no podemos poner nerviosos a los unionistas, pero le es indiferente cómo estamos nosotros; asimismo, los independentistas debemos olvidarnos de la unilateralidad, pero los unionistas nunca olvidarán su línea roja: la unidad de SU España.

Y claro, mientras tanto, Pedro Sánchez, en su trono, muestra su confianza, como manifestó el fin de semana en el mitin realizado en Gavá, en la fiesta de los socialistas catalanes, contraviniendo la célebre frase de Groucho Marx (1890 – 1977): ‘Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente’

Desde las elecciones del 23 de julio, han pasado más de dos meses, y sigue sin mover pieza, a pesar de que sus medios de comunicación y ERC digan que están trabajando con documentos sobre la amnistía; pero Puigdemont ha recordado que él no es de ERC, ni trabaja siguiendo el plan de ERC.

Así que está claro que Pedro Sánchez y su muleta Yolanda Díaz, tratan el tema de la amnistía de una forma anestésica, sin ninguna prisa, lo que me ratifica en la tesis de que Sánchez va a por las elecciones de enero. De ese modo, Sánchez confirma que su credo es el del citado Groucho Marx: ‘Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros’.

Por eso, cuando llegue el 27 de noviembre, y se confirme que Pedro Sánchez no podrá ser investido y, automáticamente, se disuelvan las cámaras y se convoquen elecciones, quedará satisfecho, haciendo también suyo el pensamiento del mencionado Marx: ‘El matrimonio es la principal causa del divorcio’, así, Sánchez quedará convencido de que, si no hubiera matrimonios, no habría divorcios; y, ese pensamiento lo aplicará al no acuerdo con Puigdemont, pensando que si no hay negociación seria, no habrá desacuerdo; ese es su dilema, ponderar qué le es más positivo: no negociar le mostraría como intransigente, pero, ceder, le revelaría como un traidor a sus convicciones. Así que, lo mejor, parta él, es negociar y no ceder, claro, así quedaría como un héroe español.

Por todo lo expuesto, los independentistas debemos aplicar el consejo de G. Marx: ‘Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro’, y eso es lo que tendríamos que hacer, para evitar las diarreas mentales de todos esos políticos unionistas, endiosados con su España; políticos que, siguiendo con Marx, aplican la pauta de que ‘la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso, y aplicar después los remedios equivocados’.

Los independentistas catalanes, como dijo Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes (Cantinflas) (1911 – 1993), ‘no sospechamos de nadie, pero desconfiamos de todos’, de todos los unionistas españoles, que se preguntan si ‘¿actuar como caballeros o como lo que son?  Sabemos que ‘hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos’, y por eso, solo debemos esperar, para mejorar.

Y, para acabar, vuelvo a la noción del tiempo:

‘El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para aquellos que lamentan, demasiado corto para aquellos que celebran. Pero para quienes aman, el tiempo es eterno’ (Henry Van Dyke, 1852 – 1933).

Para los independentistas, el tiempo pasa muy lentamente, en especial para los más de 4000 encausados, pero me temo que pasa excesivamente rápido, y después será mucho más largo para los unionistas.