En la geometría euclidiana, un apeirógono es un polígono con un innumerable número de lados, que puede ser cerrado o abierto, regular o irregular. Y esa me parece una buena representación simbólica de la actual situación de nuestra población catalana.
Y el horociclo (oriciclo, oricírculo), es el exterior, formado por las tangentes del apeirógono, que, simbólicamente, podría ser el reino español, que nos rodea y envuelve. Un horociclo que nos atenaza.
Y, claro, en nuestro entorno más próximo, tenemos personajes que actúan ‘deslumbrados’ por ese horociclo, como el asno de la siguiente fábula de Esopo (siglo VII a.C.), que experimenta una paradójica experiencia:
‘La experiencia vital del asno:
Un día, acarreando un pesado cargamento de sal, el asno tuvo que atravesar un río. Dentro del agua, el asno se sintió más ágil y ligero. Era la sal, que se deshacía en el agua. El cargamento pesaba menos, pero él creyó que el secreto de su ligereza y buen ánimo era el baño.
En otra ocasión, el asno tuvo que pasar por el m ismo camino, llevando un cargamento de esponjas. Al llegar al río, pensó que un baño le conformaría el ánimo, pero las esponjas se llenaron de agua y el cargamento se hizo más pesado; tanto, que el asno no pudo vadear el río y se ahogó.
Moraleja: lo que, inicialmente, aligera, puede convertirse después en una carga mortal’
Y esa moraleja me parece que se puede aplicar, perfectamente, a la situación actual, con la posible amnistía, más o menos limitada, pues, como el asno de la fábula, muchos independentistas catalanes, pueden ‘olvidar’ el verdadero núcleo duro del conflicto, para despistarse con excusas varias e irrelevantes.
Por eso, me parece que no podemos caer en el Hybris, el delirio, provocado por un Pedro Sánchez, ebrio de su poder y narcisismo, ajeno a las tres Moiras, el ‘trimurti’ de mujeres que representan el pasado, el presente y el futuro.
Más bien, los independentistas catalanes debemos confiar en la diosa Némesis, esperando que aplique su ley retributiva, y ponga a Pedro Sánchez en su lugar, por su desmesura, como hicieron con los atlantes, que se consideraron superiores al resto de los mortales, pues su vanidad y narcisismo eran infinitos.
Némesis era la representación de la diosa Ramnusia, que representaba la solidaridad y la justicia vengativa, para retornar al equilibrio, y era la encargada de medir la felicidad y la desdicha de los mortales. Así, Némesis podía castigar a los favorecidos por la fortuna excesiva, como, precisamente, la que considera que tiene Pedro Sánchez.
Así, una primera muestra de esa Némesis, puede ser el informe aprobado por el Consejo de Europa, equiparando a España con Polonia, Hungría, Azerbaiyán y Grecia, por el uso del espionaje mediante el sistema Pegasus; y exigiendo a España una investigación profunda, así como modificaciones y las reparaciones pertinentes, así como la garantía de no volver a abusar de ese procedimiento.
Con todo ello, quiero expresar la sensación de que una posible amnistía, ‘ofrecida’ ahora por Pedro Sánchez, por pura conveniencia personal, no por convicción, con grandes probabilidades, se girará contra el movimiento independentista, como sucedió con los indultos, que fueron aprovechados por el PSOE y ERC para desmovilizar al citado movimiento.
Es verdad que tanto los indultos como la posible amnistía aligeran el grave dolor de los afectados, y esa es una consecuencia importante y nada desdeñable, obviamente. Pero la política exige riesgos, como sabemos, riesgos que no podemos ‘vender’ por un mero plato de lentejas, como hizo Esaú (Génesis 25:34), beneficiándose Jacob de la primogenitura.
Todo lo que hicimos hasta el 2017, era tan importante y trascendente, que ahora no lo podemos malvender, como si hizo el citado Esaú.
Como cantó Ovidi Montllor i Mengual (1942 – 1995), ‘ya no queremos las migas, queremos el pan entero’, no queremos alimentarnos con las migajas que en cada momento nos ceda el poder español. En 1912, el 8 de marzo, unas trabajadoras textiles estadounidenses gritaron: ‘queremos pan, pero también rosas’, para equiparar sus condiciones laborales a las de los hombres; y está claro que, sin manifestaciones, difícilmente se consiguen cambios.
Y ya sabemos cómo actúa el reino español, lo hemos experimentado desde el 2017, y hemos visto que sólo saben actuar como hacían las metrópolis. Así, nos ha aplicado y aplica una dura represión, pues, como los anteriores imperios, creen que la realidad de la fuerza nos muestra que los poderosos ganan; pero esa victoria sólo es inicial, a la larga, siempre acaban perdiendo.
Hoy, 12 de octubre, es ‘su fiesta’ de la Hispanidad, el día que los actuales representantes del antiguo imperio español, celebran su fiesta nacional (antes denominada el ‘día de la raza’). Nosotros sabemos que no hay nada que celebrar, más bien avergonzarse y reparar el mal hecho, pues, como bien dice un meme que circula por las redes sociales: ‘Cuando vinieron, ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la Tierra. Y nos dijeron, cierren los ojos y recen. Cuando abrimos los ojos, nosotros teníamos la Biblia, y ellos tenían la Tierra’
Por eso, tenemos que confiar en la mencionada diosa del equilibrio (Némesis), pero, al mismo tiempo, debemos trabajar, activamente, para conseguir la independencia, como hicieron todos los países coloniales.
No podemos permitir que la amnistía sea la Biblia, o las otras bagatelas, con las que engañaron a los nativos, a cambio de seguir expoliando nuestra Tierra.
Tampoco debemos dejarnos engañar por falsas conclusiones como las que ha realizado el comité de expertos, a petición de Pere Aragonès, bajo el título de ‘acuerdo de claridad’. Un informe que presenta un menú con cinco opciones, supeditadas al gobierno estatal y, fundamentalmente, corroboradas por la totalidad de la ciudadanía española, es decir, no una solución reducida y ajustada al ‘demos catalán’, como correspondería.
Y, asimismo, ese informe contempla la ‘actualización’ del estatut catalán, que, en la actualidad es el único no aprobado por nosotros, ya que fue ‘cepillado’ y rebajado después de que lo votamos y aprobado por el congreso y ratificado por su rey. Y, para los independentistas catalanes, eso ya es historia, ya hace años que pasamos esas páginas.
Por esto, sólo tenemos una vía, y esto cuesta sacrificios que, a nivel personal, nadie queremos afrontar en primera instancia, pero es lo que hay. O la tomamos o la dejamos. Si realmente queremos ser libres, no hay otro camino para conseguir nuestra Ítaca.
Y ese camino, con toda seguridad, pasa por tomar las calles, pacífica y democráticamente, pues es la única ‘herramienta’ (no quiero decir, ‘arma’, pues somos pacíficos y no queremos ninguna guerra)