Preámbulo:
Dolors Bramon en su artículo titulado: ‘Judíos, musulmanes y cristianos: primos hermanos’, comenta que ‘según Óscar Wilde o Georges B. Shaw: ‘los ingleses y los americanos se diferencian por el hecho de hablar la misma lengua’; y la autora, siguiendo ese hilo, apunta que ‘los judíos, cristianos y musulmanes se diferencian por creer en un mismo Dios’.
(Ara, 21 octubre del 2023)
‘Todos asentimos con la cabeza cuando escuchamos la frase ‘Dos judíos, tres opiniones’. De manera similar, nos reímos cuando escuchamos la anécdota sobre el judío que fue descubierto después de años de vivir solo en una isla desierta. Sus rescatadores notaron que había construido dos chozas aparte de la que habitaba. Les dijo a las perplejas personas que lo salvaron que eran ‘shuls’ o sinagogas. Cuando se le preguntó por qué necesitaba dos ‘shuls’, respondió: ‘Una es en la que rezo; y la otra es en la que nunca pondré un pie’.
(Rabino Dr. Tzvi Hersh Weinreb http://lapaginajudia.com)
Profundizar sobre el motivo, causas y significado de la complejidad de los judíos, no es objeto de este escrito y, obviamente, carezco de los conocimientos para intentar explicarla, si bien me parece interesante reproducir el siguiente párrafo, pues creo que es ilustrativo para superar el viejo chiste: ‘dos judíos, tres opiniones, cinco partidos’:
‘Hasta comienzos de la modernidad, los judíos no tenían dudas respecto de su identidad. Se era judío porque se mantenía el credo judaico, porque se procedía de padres judíos y porque se pertenecía a un grupo que poseía cierta autonomía cultural sostenida por instituciones comunitarias (Karady, 1999). Para el historiador Paul Mendes-Flohr, antes de ‘entrar en el ámbito de la sensibilidad laica, los judíos no cuestionaron por qué eran judíos; a pesar de que les preocupaba el sentido de su existencia colectiva y de su turbulenta historia, su identidad era clara e inequívoca’ (2007:515).
Todo indica que las dudas comenzaron cuando fueron invitados a formar parte del estado-nación moderno. A partir de la puesta en marcha de ese proceso, conocido como la emancipación, se abrieron las puertas del viejo gueto medieval y los judíos pudieron elegir entre varias opciones de identificación respecto de su religión, su cultura y su nacionalidad, que desde entonces pasaron a ser componentes independientes de la personalidad (…)’
Similitudes con el independentismo catalán:
Seguidamente hago un paralelismo entre el problema judío y el independentista catalán, salvando las muchísimas distancias y diferencias entre ambos problemas. Sólo he efectuado el paralelismo, buscando un cierto aire pedagógico.
Son conocidas las discrepancias entre los diferentes partidos independentistas: Junts, ERC y la Cup, y así, haciendo referencia a las expresiones mencionadas al principio de este escrito:
‘los ingleses y los americanos se diferencian por el hecho de hablar la misma lengua’; ‘los judíos, cristianos y musulmanes se diferencian por creer en un mismo Dios’.
podemos decir que ‘esos tres partidos se diferencian por tener y creer en un mismo objetivo’, y eso no es una ‘boutade’, una ocurrencia más o menos ingeniosa.
Y es realmente penoso y desmotivador, que esos tres partidos tengan estrategias y tácticas notablemente diferenciadas: unas supeditadas exclusivamente a la ‘negociación’ con el estado español, y otras que no descartan la posibilidad de hacer una declaración unilateral de independencia, si el estado español se mantiene en su cerrazón actual (que nunca abandonará).
Y esos tres partidos, en primera instancia, buscan el éxito personal y de su partido, para obtener, mantener o mejorar sus cuotas de poder; y, por eso, no paran de criticarse entre ellos; haciendo bueno el paralelismo mencionado más arriba, referido a las ‘shuls’ (sinagogas):
‘Una es en la que rezo; y la otra es en la que nunca pondré un pie’.
pues vemos que los tres partidos mencionados, actúan igual que el náufrago judío en cuestión. Así, emulando el citado chiste: ‘dos judíos, tres opiniones, cinco partidos’, aquí tenemos ‘tres partidos, una docena de opiniones (por las diferentes corrientes internas) y de cada vez menos simpatizantes’.
Me parece evidente que el referéndum del 2017, y, especialmente los indultos de los nueve líderes, actuaron del mismo modo que la mencionada ‘emancipación de los judíos’, ya que:
‘A partir de la puesta en marcha de ese proceso, conocido como la emancipación, se abrieron las puertas del viejo gueto medieval’.
así, los tres partidos tuvieron esa ‘emancipación’ y vieron su particular luz en esos momentos, en función de la mayor presencia de sus líderes en la prisión (ERC), en el exilio (Junts), o libres (Cup). A este respecto, los dos líderes de las asociaciones sociales (ANC y Òmnium) creo que pueden asimilarse a los primeros, a ERC.
Pero, claro, la diferencia sustancial, es que la ‘emancipación judía’ fue tras conseguir su estado, mientras que la de nuestros partidos, esa ‘emancipación’ (indultos) fue previa y, desgraciadamente, ha sido, es y será el freno para la consecución de nuestro estado. Igualmente, la posible amnistía, podría ser el remache final al ataúd de la independencia.
Y me parece mentira que, en lugar de hacer frente al ‘enemigo’ común, que utiliza todos los poderes del reino español, estos partidos vayan discutiendo y anatemizando a sus ‘teóricos’ compañeros de viaje, es decir a los otros partidos independentistas.
Pero, desgraciadamente, cada uno de estos partidos, actúa como hicieron contra el filósofo judío Baruch (Benedictus) de Spinoza (1632 – 1677), según cuenta Jordi Llobet:
‘(…) después de que publicase su filosofía, atea para unos, politeísta para otros, e inaceptable para un judío como el autor, éste fue condenado no solo por los rabinos, sino también por la comunidad judía de Amsterdam: el herem (*).
La fórmula con que fue expulsado de la sociedad hebrea el año 1656 decía lo siguiente:
‘Expulsamos, execramos y maldecimos Baruch de Spinoza delante de los Santos Libros de la Ley con sus setenta y tres prescripciones, con la excomunión con que Josué excomulgó a Jericó, con la maldición con que Eliseo maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley. Maldito sea de día y maldito de noche; maldito cuando se acueste y maldito cuando se levante; maldito cuando salga de su casa y maldito cuando vuelva. Que el Señor no le perdone. Que la cólera y el desprecio del Señor se desplieguen contra este hombre y lancen sobre él todas las maldiciones escritas en el Libro de la Ley. Mandamos que nadie se comunique con él, ni oralmente ni por escrito, que nadie le haga ningún favor y que nadie lea nada escrito o transcrito por él’
(Jordi Llobet, Ara, 21 octubre del 2023: ‘La venganza del judaísmo contra Spinoza’)
(*) algo fuera de los límites, tabú, dado irrevocablemente a la destrucción por no afecto; algo maldito.
Así, mientras nuestros partidos, inútilmente, se van desgastando con controversias y rivalidades, que no hacen más que desmotivar a la ciudadanía, vemos que el estado aprovecha cualquier oportunidad para lanzar su mensaje, como hizo ayer Felipe VI, en la ceremonia de la concesión de los premios princesa de Asturias; pues, en un foro del todo inapropiado para ello, Felipe VI dijo que ‘las soluciones de los problemas de España vendrán de la unidad, nunca de la división, como así nos demuestra nuestra historia’.
Y claro, los discursos del rey son escritos o aprobados por el ejecutivo, ya que el rey no tiene ni puede tener opinión política; mandato que se ha saltado repetidamente, incumpliendo la constitución de forma flagrante, por ejemplo, con su discurso del 3 de octubre del 2017, lanzando y animando el ‘a por ellos’.
Por eso, Pedro Sánchez no debería haber aceptado ese discurso; salvo que, y esta es la clave, que esté de acuerdo y crea que le favorece en el actual momento de negociación con Junts. Y esa me parece la opción más válida, así que, de ser cierta, denota una vergonzosa utilización de la monarquía con objetivos partidistas.
Por descontado, todos los medios de comunicación afines han multiplicado hasta el exceso, hasta el aburrimiento, la llamada a la unidad y sus ventajas, olvidando, obviamente, la represión física, judicial, policial, etc., incluida la de esos mismos medios de comunicación.
Y todo ese mensaje contra los catalanes, es muy similar, mejor dicho, ‘idéntico’, a la sentencia contra Spinoza, pues, en la práctica, podríamos hacer el siguiente paralelismo:
‘Expulsamos, execramos y maldecimos a los independentistas y, por extensión a todos los catalanes, delante de los Santos Libros de la Ley (constitución) con sus setenta y tres prescripciones (policial, judicial, etc.), con la excomunión con que Felipe V excomulgó a Catalunya en 1714, con la maldición con que Franco maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley. Malditos sean de día y maldito de noche; malditos cuando se acuesten y malditos cuando se levanten; malditos cuando salgan de su casa y malditos cuando vuelvan. Que la justicia no les perdone. Que la cólera y el desprecio de la justicia se desplieguen contra esos hombres y lancen sobre ellos todas las maldiciones escritas en el Libro de la Ley (constitución). Mandamos que nadie se comunique con ellos, ni oralmente ni por escrito, que nadie les haga ningún favor y que nadie lea nada escrito o transcrito por ellos’
Y, claro, lo que han olvidado o dejado en muy segundo lugar, es el mensaje que, en ese mismo acto, leyó la actriz norteamericana, Meryl Streep, premio princesa de Asturias por las Artes, que acabó diciendo:
‘El don de la empatía es una cosa que todos compartimos. La empatía puede ser una forma radical de aproximación y de diplomacia, igualmente útil en otros ámbitos. En este mundo nuestro, cada vez más hostil y volátil, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se enseña a todos los actores: ‘lo importante es escuchar’
Pero está claro, los oyentes, desde Felipe VI, Pedro Sánchez, etc., debieron pensar que Streep se refería al actual conflicto entre Israel y Hamás, pues, nunca aceptan ni aceptarán ninguna lección. Ellos se consideran por encima del bien y del mal.
Y, nuestros partidos independentistas, sí que deberían oír y aplicar el consejo de la famosa actriz, pues nos iría mucho mejor a todos.
En definitiva, que nuestra situación es compleja, pero, comparada con el conflicto de Oriente Medio, es pura filfa. En Oriente Medio hacen falta verdaderos estadistas, mientras que aquí, a los partidos ‘independentistas’ únicamente les faltan personas con un mínimo de sentido común.
Y espero que las encuentren, si realmente quieren la independencia.