La imagen de Metepec va en declive, y esta es una afirmación que nada tiene que ver con el color que gobierna y todo con la permisividad que corretea un voto.
Basta con pasar cualquier día de la semana por la conocida “Calle de las Artesanías” para ver el “tianguis” que se despliega casi a media calle por los locales que sacan sus productos y los colocan entorpeciendo el tránsito vehicular, sin de dejar un espacio para que sus posibles clientes tengan donde estacionarse o bien, donde el camión pueda hacer parada. A esto se le suma que, siendo honestos, pocos venden artesanía metepequense, como: los tradicionales árboles de la vida, las mariposas decoradas, los distintivos soles, entre otros productos de barro que eran parte de los elementos que hacían de Metepec un Pueblo Mágico.
El problema de la mala imagen no se detiene ahí; desde hace algunos años, los permisos para la venta informal de diversos productos, que no son artesanías propias del municipio y que no cumplen con obligaciones fiscales, han proliferado. Desde puestos en las faldas del calvario hasta un continuo tianguis en la entrada de La Parroquia, la venta informal ha crecido, desdibujando la autenticidad que caracterizaba a Metepec como Pueblo Mágico. Vamos, se puede entender la ocasional vendimia por alguna festividad propia de las tradiciones de Metepec, como es el Tianguis de los lunes, que aunque estamos hablando también de venta informal es una que se apega a las costumbres del pueblo.
Sin embargo, la venta informal no es lo único que aporta a la mala imagen, en Metepec aman cerrar las calles por cualquier motivo. Y es que, no conforme con cerrar avenidas que facilitan el tránsito y la circulación en días complicados como el fin de semana por la llegada de turistas, ya sean locales, nacionales o extranjeros, en Metepec se ha hecho casi costumbre cerrar calles principales para las carreras o eventos deportivos los fines de semana; si bien uno que no es atleta, probablemente entendería que se hicieran una o dos al año, pero el cierre de calles es constante y no sólo dificulta libertad de tránsito, impide que los habitantes de la zona puedan entrar o salir de sus casas.
El tema no se queda ahí, de alguna u otra forma en otro proceso que permite y fomenta la venta informal a la salida de las escuelas, se cierran las calles, y aunque estos cierres de calle están justificados con un “es por la seguridad de los niños” o un “sólo son 20 minutos”, la realidad es que si se enseñara a los menores a usar las banquetas y se quitara el comercio informal afuera de las escuelas, acompañado de un oficial que, efectivamente, diera prioridad a la seguridad de los menores y el tránsito de los vehículos, no sería necesario cerrar calles.
Y la mala imagen, sigue. Recuerdo que cuando laboraba en la entonces Secretaria de Turismo, hace más años de los que me gustaría reconocer, no estaba permitida, por ningún motivo, la grabación de proyectos -de cualquier tipo- que reflejaran violencia en la entidad, porque no era la imagen turística que se debía propiciar y tampoco se quería hacer una invitación a ese tipo de actividades en la entidad. Hoy en el Pueblo Mágico de Metepec, esa regla se pasó por alto y se permitió la grabación de una narco serie, lo que ciertamente propicia el posicionamiento de que en México todos somos narcos o conocemos alguno y por ende, México es violento o en este caso Metepec. Lo que, desde cualquier punto de vista, refuerza la percepción de inseguridad que se vive en el municipio, y en general en la entidad.
Al final, estos son sólo algunos de los aspectos que deprecian el valor de Metepec como Pueblo Mágico, ese que tiene artesanos que vienen de familias de barro y que lo saben trabajar como nadie, que tienen desfiles únicos y tradicionales que maravillan a propios y extraños, ese que tiene una vista impactante desde la terraza del calvario o que deja con la boca abierta al ver La Parroquia, ese que ha crecido a ciudad pero sigue llevando gente en carretas tiradas por mulas y más. Hoy esa magia que solía caracterizar a Metepec como un lugar especial se ha visto eclipsada por una serie de desafíos que comprometen su estatus de Pueblo Mágico.