La discriminación zodiacal es una tendencia que durante los últimos años ha tomado fuerza dentro de las áreas de recursos humanos. Se refiere a juzgar el potencial de una persona para un puesto de trabajo con base en su signo del zodiaco.
Si bien el horóscopo y la astrología son temas relegados generalmente al entretenimiento, algunos empiezan a usarlos como criterio de selección. Creen que determinados signos serán más productivos, colaborativos o estables que otros.
Esto plantea serios problemas éticos. La personalidad y aptitudes de alguien no deben prejuzgarse por su fecha de nacimiento, un factor azaroso fuera de su control. Además, no existen pruebas científicas que respalden la validez predictiva del horóscopo.
Algunas empresas llegan al extremo de excluir directamente de sus procesos de selección a quienes nacieron bajo ciertos signos que consideran «problemáticos». Esto violenta el derecho a la no discriminación.
También se ha observado que ciertos signos «preferidos» tienen más probabilidades de acceder a cargos de liderazgo u oportunidades de promoción. Esto afecta el mérito y genera inequidades en las posibilidades de desarrollo de quienes tienen un signo menos favorecido.
Si bien es cierto que los sesgos inconscientes siempre estarán presentes, es preciso hacer esfuerzos para reducirlos mediante criterios objetivos y justificables. La astrología como variable de selección carece por completo de rigor.
El tema ha suscitado debates éticos en comunidades empresariales. Se cuestiona si es consciente dejar que decisiones tan importantes como la de contratar personal dependan de creencias sin asidero científico.
Es difícil predecir el impacto a largo plazo si esta tendencia continuara creciendo. Podría significar que se deja fuera de oportunidades a segmentos enteros de talento calificado por un factor aleatorio. Esto mermaría, entre otras cosas, la diversidad necesaria para la innovación.
Si bien no existe manera de regular los prejuicios inconscientes, al menos es posible evitar que se filtren expresamente en procesos clave como la evaluación y selección de personal. La productividad y justicia de una organización se ven comprometidas cuando se recurre a este tipo de criterios.
En conclusión, la discriminación zodiacal plantea retos a la meritocracia y a los estándares de objetividad que deben primar al momento de contratar talento humano. Si bien los sesgos son difíciles de erradicar por completo, al menos es posible y necesario no dejar que se infiltren por criterios frívolos como el horóscopo.