Todos conocemos la historia bíblica del enfrentamiento del gigante guerrero filisteo derrotado por David, con una honda (Samuel 1) Y la expresión ‘David contra Goliat’, popularmente, ha adquirido un significado de una confrontación en desequilibrio manifiesto.
Se han estudiado detenidamente las diferentes claves del éxito, desde la diferencia en las armas de cada uno, básicamente, la fuerza bruta del gigante mercenario, que requería proximidad; y la habilidad de David, que requería distancia. Y lo que parece fuerte de Goliat, es, precisamente su debilidad, pues, por lo visto, Goliat padecía de acromegalia (gigantismo) con dificultades en el movimiento y en la visión.
Salvando las distancias, ayer vimos un nuevo ejemplo de victoria del menor (Girona, FC) contra el mayor (FC Barcelona), dos clubs con unos presupuestos económicos e historia notablemente diferentes. Pero, claro, en ese juego influyen otros muchos aspectos, como, por ejemplo, la ilusión del Girona (que una derrota no hubiera frustrado) y el miedo y la ansiedad del Barça (que no podía concebir una derrota)
A lo largo de la historia hemos visto muchas guerras entre estados sensiblemente desequilibrados, como los EUA contra Vietnam, Rusia contra Ucrania, etc.; y también en conflictos no sangrientos, como el reino español contra los catalanes.
En todos estos casos se observa que la acromegalia (gigantismo) de los estados más poderosos, les impide tener una visión nítida de la situación con la que se enfrentaron y enfrentan, y, fundamentalmente sólo confían en su fuerza bruta.
Y, como en el caso bíblico, aquí también tenemos mercenarios, como Pedro Sánchez (PSOE), que, para gobernar, admitió ‘hacer de la necesidad virtud’; por lo que sabemos, que, cuando cambie la Luna, si las necesidades son otras, totalmente contrarias, girará la vela, para aprovecharse del viento del momento. Y, por lo tanto, no es posible confiar en personajes como éste, pues no tiene ideología ni convicciones, siguiendo a Groucho Marx: estos son mis principios, pero si no les gustan (o me conviene), tengo otros.
Igualmente, la UE, al tratarse de un club de estados, padece de los mismos defectos de los grandes estados, por eso, vemos que no defienden ni sus propios principios, sus valores fundacionales: libertad, democracia, igualdad, estado de derecho y fomento de la paz y de la estabilidad. Por ello, hemos visto sus nefastas actuaciones ante la inmigración, o ante la represión de los independentistas catalanes.
Esta situación nos demuestra que, en realidad, se habla mucho de derechos, cuando, en realidad, consideran que son privilegios (que pueden retirarse, a capricho del que manda en cada momento)
Los derechos son para todos, sin excepción; pues si son para una parte, excluyendo otra, no son derechos, son privilegios.
Los privilegios son ventajas que tiene alguien o un colectivo sobre otra persona o grupo social, sin ninguna razón aparente, o por razones clasistas, racistas, de género, de ideología, etc.
Y los derechos no obligan a nadie y otorgan libertad, mientras que los privilegios, sí que obligan y quitan libertad, ya que, al ser clasistas, esclavizan, pues, si no se actúa como quieren, se quitan esos privilegios.
Asimismo, limitar el derecho de la eutanasia, de la educación, etc., expresa que son considerarlos como privilegios. Igualmente, limitar el derecho a la autodeterminación, refleja que la libertad es concebida como un mero privilegio, no un derecho fundamental.
Y Felipe VI, el mayor privilegiado del reino, privilegiado, como adjetivo, en la expresión de acomodado, afortunado, aventajado, etc., recientemente ha dado muestras de su parcialidad (que debería respetar escrupulosamente), al mostrar su cara más amarga en la toma de posesión de Pedro Sánchez, y, por el contrario, distendido y alegre, en la toma de posesión del nuevo presidente argentino, Javier Milei; claro que, éste último, tiene una ideología de extrema derecha, que es la que ha demostrado, en repetidas ocasiones, que es la que tiene el rey español. Así, Felipe VI ‘borbonea’, como todos sus predecesores.
Por todo esto, los independentistas catalanes vemos que tenemos muchos Goliats a nuestro alrededor, que nos quieren aniquilar. Pero sabemos que el entusiasmo e ilusión de los Davids independentistas, nos anima a seguir, a perseverar.
Y ese ánimo e ilusión debería propagarse, pues, al ser multitudinario, nos empodera, como vimos hasta el 1 de octubre del 2017. En caso contrario, nos sentiremos debilitados. Un claro ejemplo lo vi ayer, en la persiana de un comercio del barrio, que hace un cierto tiempo que cerró; en la persiana ahora hay una gran pintada que dice: ‘una tienda cerrada es una tumba más al barrio’. Y es así, el desánimo es muy contagioso, en todos los ámbitos, y, a medida que pasa el tiempo, ese ‘alien’ se va reproduciendo (como los gremlins con el agua), y al final tendremos un barrio sin comercios, o un país sin independentistas manifiestos.
Epictetus (50 – 138) consideró que ‘no son los hechos los que estremecen a los hombres, sino las palabras sobre los hechos’. Yo creo que los hechos también son estremecedores, como vimos y vemos por la represión del estado español acromegálico, y si a estos hechos, se suma la confección del relato de que es imposible independizarse, en realidad sí que es peor, más perniciosa, esa segunda faceta, más dañina, pues representa que ya nos ha inoculado su virus.
Y, más grave todavía es acabar asumiendo el siguiente mensaje: ‘creemos en lo que no vemos y negamos todo lo que no queremos ver’ (eslogan de un cartel por la liberación animal, que se puede ver desde hace un cierto tiempo en Barcelona) Es decir, si acabamos creyendo que no podremos ser independientes, que es imposible, estamos negando lo que no queremos ver, es decir, que siguen habiendo núcleos de resistencia callejera, minúsculos, simbólicos, pero siguen (seguimos) existiendo.
Pero la sociedad es compleja, como se puede ver en dos murales, también del barrio:
En uno, se ven unos ciudadanos volcando un tranvía, y la leyenda ‘Huelga de la Canadenca, 1919-2019, hoy como ayer, la lucha es el único camino’ (endevant)
En otro: ‘Solo sirve la unión de los vacíos’ (JxL)
El primero es claro, y me parece que muy oportuno; el segundo no lo entiendo, pues, matemáticamente, el conjunto vacío es el que no posee ningún elemento. No sé si tiene su autoría algún grupo ácrata, pero me sirve de ejemplo para mostrar la variedad poblacional.
Particularmente, creo que el referente es la citada ‘huelga de la Canadenca’, una huelga obrera efectuada en los meses de febrero y marzo de 1919, en Barcelona, contra la empresa canadiense ‘Traction, Light and Power’, por la aplicación de una reducción de los salarios, lo que comportó apagadas eléctricas parciales, como boicot; y eso motivó el terror entre la burguesía, pues las noches oscuras y silenciosas, eran presagio de cualquier acto; además, muchas empresas tuvieron que dejar de fabricar, el transporte dejó de funcionar, etc.
Es significativa la relevancia de esa huelga, muy bien preparada, a pesar de ser improvisada, ya que los principales líderes sindicales estaban presos en el buque acorazado Pelayo, en el puerto de Barcelona.
La represión no tuvo límites, detenciones arbitrarias, encarcelaciones, y entre 3000 y 4000 huelguistas militarizados en el castillo de Montjuïc.
El 6 de marzo, se decidió el despido de todos los huelguistas, prácticamente la mayoría de los trabajadores de las distintas empresas de Barcelona; la patronal buscaba una victoria absoluta, y lo único que expresó fue la pérdida de sus papeles, y su autoridad desprestigiada. Ante la grave situación, intervino el jefe de gobierno, Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones (1863 – 1950), sustituyendo al gobernador civil y al emisario plenipotenciario, y obligó a la empresa a aceptar la mediación, previa liberación de la mayor parte de los encarcelados, y aceptó como dialogante la capacidad legal de Salvador Seguí i Rubinat (1887 – asesinado en 1923, como venganza de la patronal), entre otros dirigentes del sindicato de la CNT. El resultado, fue la aceptación de la jornada de 8 horas, incrementos salariales significativos, etc.
La historia nos enseña que juntos, se pueden conseguir cosas, por gran y potente que sea el estado (con su gigantismo, pues eso le comporta su debilidad); mientras que, si nos quedamos en el sofá de casa, formando conjuntos vacíos (o, en este caso, conjuntos unitarios), no haremos más que perpetuar el actual statu quo. Todo depende de nosotros.
El reino español sigue en su ensueño imperial, sin considerar que el imperio castellano fue debido, única y exclusivamente, a un mero azar que facilitó la conquista y expolio de América, y eso le permitió expandirse. No fueron sus méritos propios los que le hicieron imperial. Y, un ‘castillo’ así, tiene menos fundamentos que un castillo de naipes, por lo que es vulnerable a un ligero toque o un mero soplido, como lo fue (y sigue siendo) desde la pérdida de las últimas colonias americanas (Cuba y Puerto Rico) en 1898. Esa es la causa de su acromegalia, provocada por un exceso de hormonas de crecimiento durante su edad adulta, debido a un mal funcionamiento de la glándula pituitaria; y ese exceso de hormonas castellanas fue la conquista y explotación de Améríca.
Por eso no debemos seguir en sus redes, cayendo, de forma repetida en sus engaños y trampas de cazadores sin escrúpulos. Debemos recuperar la ilusión que tuvimos hasta el referéndum del 2017, una ilusión que ahora tiene el Girona FC, pues eso les hace invencibles, es la honda de David contra el gigante Goliat.