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Universos paralelos

Estos días el PSOE y los partidos independentistas catalanes están debatiendo sobre las limitaciones de la futura ley de amnistía, y me parece que eso no deja de ser más que un mero teatro, como intento explicar en este escrito.

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Viendo la forma de proceder de los partidos políticos involucrados, todos ellos viven en un multiverso, como acuñó el filósofo y psicólogo William James (1842 – 1910) en 1895, aunque varios siglos antes, el legendario escritor hindú Krishna-Dwaipayana (Veda Viasa), en su obra ‘Bhagavata-purana’, ya hizo referencia a los universos paralelos.

Así, vemos que el Big Bang, en el caso que nos ocupa, es la tramitación de la ley de amnistía que, como sabemos, Pedro Sánchez (PSOE) aceptó por ‘hacer de la necesidad virtud’, no por convicción democrática, pues, sabemos que él y su partido, hasta el día de las elecciones, era contrario a dicha medida, y repetía que ‘no cabía en la constitución’; pues el universo paralelo de Pedro Sánchez no deja de ser el del régimen postfranquista, y trabaja por su continuidad, la del sistema basado en la constitución del 78 que, como sabemos, fijó el ‘atado y bien atado’ franquista.

Y ahora, obligado por la aritmética parlamentaria, Sánchez se ve obligado a aceptar el trágala de amnistiar a los independentistas catalanes procesados o en vías de serlo; y, claro, ese es el precio que asume pagar para mantenerse en la poltrona. Pero, conociendo sus facultades de trilero, sabemos que hace y hará, todas las trampas y trucos posibles, para hacer sin hacer nada.

Es evidente que el universo de los partidos independentistas vive en otra burbuja paralela, que puede colisionar, y colisiona, con las otras burbujas, como la oficialista del estado español, ya que las diferentes burbujas, tienden a colisionar entre ellas, a pesar de que, según diferentes teorías, podría darse el caso de que esas burbujas no se encontrasen nunca, por estar en diferentes dimensiones espacio temporales.

Así, vemos que, en la elaboración de la futura ley de amnistía, mientras el PSOE y ERC/Junts (por separado) negociaban los pormenores de esa ley, el juez Manuel García-Castellón adelantó su ‘teoría’ de que el colectivo del Tsunami democrático, podía tener elementos considerables como terrorismo, es decir, el fallecimiento de un ciudadano francés, por infarto cardíaco, o las ‘posibles’ incidencias que una teórica toma de la torre de control del aeropuerto, podrían haber ocasionado.

Pero ambos casos, como se ha demostrado, son totalmente ajenos a la manifestación del Tsunami; y, aún así, dicho juez los considera como ‘actos de terrorismo’, al objeto de excluir de la futura ley, al president Carles Puigdemont y a la secretaria de ERC, Marta Rovira, que ese juez considera los ‘cabecillas’ de esos movimientos.

Ante ese proceder del poder español, los partidos independentistas intentan afinar la ley de amnistía, para blindar a todos los involucrados, a fin y efecto de que nadie quede excluido de los beneficios de la amnistía.

Pero, por contra, vemos que Pedro Sánchez y su monaguillo Félix Bolaños, defienden que la amnistía no puede contemplar a personas involucradas en delitos graves; pues han ‘comprado’ la tesis del mencionado juez.

Así, Sánchez intenta descafeinar la amnistía, incumpliendo los pactos acordados. Y eso no es nada nuevo, pues sabemos que Sánchez es un embaucador, un encantador de serpientes, que hoy dice blanco, y mañana hace negro, sin ruborizarse; pero, siempre, para acabar defendiendo el régimen del 78.

Este aspecto lo describe muy bien Vicenç Villatoro, en su artículo titulado ‘Pedro Sánchez y el vendedor de la Giralda’ (Elmon.cat, 16 de enero del 2024), en el que explica que hace años leyó que un estafador vendió a unos turistas anglosajones la torre de la Giralda de Sevilla, y los incautos turistas la compraron por una gran cantidad de dinero. Y esa estafa de vender una cosa que no te pertenece, la aplica Villatoro a Pedro Sánchez, al pactar una amnistía, el traspaso de la red de cercanías, el uso del catalán en las instituciones europeas, el traspaso de las políticas de inmigración, etc., argumentando que Sánchez ‘vende’ acciones que no son exclusivas suyas y, por eso, todos sus pactos acaban teniendo una letra pequeña que retuerce y anula lo pactado.

Y claro, los ilusos turistas que compraron la Giralda, y los partidos políticos que compraron la amnistía y demás transferencias, muestran ser incautos.

Y así, Pedro Sánchez se mantiene en su posición típica de los pícaros de la literatura castellana, pues siempre tiene una excusa para prometer y después no cumplir.

Villatoro recuerda que hace muchos años, un alto funcionario europeo que participó en las negociaciones españolas para entrar en el Mercado Común, comentó que los funcionarios europeos estaban sorprendidos porque los negociadores españoles aceptaban todas las condiciones casi a la primera, y lo atribuyeron al entusiasmo europeísta.  Venían de años atrás, de negociaciones muy duras con los británicos, que no aceptaban nunca nada y les hacían sudar tinta. Hasta que descubrieron que la diferencia no era el fervor europeísta: los británicos negociaban las condiciones a fondo, porque pensaban cumplirlas, y los españoles las negociaban con una absoluta generosidad, porque no pensaban cumplirlas.

Y en estas estamos, discutiendo si puede o no generalizarse la amnistía. Pero, olvidando que el núcleo duro del tema no es ese; sino que lo es la consideración de acto terrorista a meras manifestaciones pacíficas y simples actos de libertad de expresión.

Y ese debería ser el tema de discusión, no otro.

Pues sabemos que la catalogación que hace la INjusticia española, tiene, como finalidad, que las instituciones judiciales europeas no acepten la actual ley en trámite.

Ese es el agujero negro en el que estamos.

Y los líderes independentistas, siguen tan incautos como los que compraron la Giralda; y, ahora, se dejan embaucar con discusiones para buscar e introducir tecnicismo que avalen y garanticen la universalidad de la amnistía. Y, claro, eso no deja de ser más que seguir en la trampa que ha tramado el sistema español.

Muchos vemos que con el estado español no se puede negociar nada, siempre acaba engañando, pues viven en su ‘realidad’ franquista, vestida con su postverdad, con sus mentiras.

Y sabemos, también, que los hechos objetivos tienen menos impacto que los argumentos emocionales y, por eso, los unionistas españoles asumen de forma ciega y acrítica, lo que les vende el estado, pues así viven mejor, más confiados en su zona de confort, y sin problemas de disonancia cognitiva.

Pedro Sánchez, como he indicado repetidamente, es un mentiroso compulsivo, un mitómano (*), un adicto a priorizar su beneficio personal.

(*) fenómeno también conocido como trastorno facticio o trastorno ficticio que tiende a desdibujar la realidad.

Por todo eso, muchos nos preguntamos qué valor y qué interés tiene negociar con Pedro Sánchez, un pícaro, un sinvergüenza, como el ‘Lazarillo de Tormes’, (según la novela anónima del siglo XVI), un personaje sin recursos que se valía de todas sus tretas para sobrevivir.

Y, consecuentemente, vemos que la estrategia de Carles Puigdemont, de implantar un nuevo procedimiento de negociación y cobrar por anticipado, no está teniendo ningún éxito, pues no se puede negociar con un embaucador.

Así, me parece que debemos desengañarnos, nada de lo acordado se llevará a término, pero, mientras tanto, Pedro Sánchez ya está en la poltrona, ha conseguido su objetivo, y, desde esa posición, seguirá velando para mantener incuestionable el estado profundo español, para que siga incólume en su mundo paralelo y, claro, permitiendo que su gran agujero negro acabe absorbiendo todo lo que le molesta, y para ello seguirá con su guerra sucia contra todo y, especialmente, contra los que no podemos defendernos.

Por eso, los independentistas catalanes debemos ser conscientes de la situación en la que estamos y actuar en consecuencia, pues, como dijo Winston Leonard Spencer-Churchill (1874 – 1965), ‘el precio de la grandeza es la responsabilidad’; y de acuerdo con ese mismo político, cuando dijo que ‘no tengo nada que ofrecer más que trabajo, sudor y lágrimas’, y eso es lo único que tenemos y lo que nos espera.

Debemos dejar de soñar con victorias pírricas, como hasta ahora, pues esas victorias que hemos visto en estas últimas negociaciones, al final comportarán muchas pérdidas e incluso acabarán siendo desfavorables, como ya estamos viendo.

Hay un viejo relato que explica que un caminante preguntó a tres trabajadores que estaban parados el lado de un edificio en construcción. El primer trabajador, exhausto y molesto, contestó ‘estoy picando piedra’, el segundo, con algo de apatía, contestó ‘trabajo para ganarme la vida’, y el tercero, que cantaba mientras trabajaba, dijo: ‘estoy construyendo una catedral’.

Pues bien, solo nos queda seguir picando piedra, pero dejando de soñar de que estamos construyendo catedrales, pues, en este momento, la triste realidad es que a lo único que podemos aspirar es a no desaparecer, engullidos por el gran agujero negro español, por lo que debemos seguir manifestándonos para ‘ganarnos la vida’, nada más y nada menos.