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Ni olvido ni perdón

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El eslogan de este título, junto a otros como ‘no pasarán’ o ‘la calle es nuestra’, se ha podido ver en diferentes momentos en múltiples países, y ahora, en Catalunya han pasado a ser unas meras reliquias; y eso es por la campaña de desmemoria impuesta por los poderes victoriosos, como intento explicar a continuación.

En primer lugar, me parece preciso clarificar que, a mi modo de ver, mantener vigentes estos eslóganes, no expresa, ni mucho menos, el predominio del rencor, de la rabia o el deseo de venganza; si no el deseo de justicia, de reconocimiento para la recuperación de los valores defendidos por múltiples antepasados, para que su sacrificio no quede olvidado y ellos ninguneados.

En segundo lugar, me parece muy importante destacar que si los vencidos en diferentes contiendas y países, seguimos manteniendo esos eslóganes y defendemos la necesidad de mantener la memoria, vemos que, por parte de los vencedores, sin utilizar esos eslóganes, en realidad, tampoco olvidan ni perdonan, pues, en la medida de sus intereses y conveniencias, siguen castigando, imponiéndose y reprimiendo, a los vencidos. Esa es su forma de actuar, sádica, macabra, totalitaria, antidemocrática, ultranacionalista de extrema derecha, en definitiva, fascista, que utiliza todos los medios para ‘defender’ a su patria, a costa de anular a las minorías.

En el reino español vemos que esta actuación fascista, con todas las letras, se sigue aplicando de forma generalizada y, claro, de forma esmerada contra el idioma catalán, por su importante valor simbólico y afectivo.

Por eso, desde las elecciones municipales, autonómicas y generales del año pasado, por las que entraron electos de Vox y del PP en diferentes instituciones, vemos que se está efectuando una caza de brujas contra el idioma catalán. Y esa persecución en las comunidades autonómicas de les Illes Balears y Valenciana, evidentemente, se da por tierra mar y aire tiene con el fin de castellanizar la educación, la escuela, para que a corto plazo el catalán sea residual, circunscrito al ámbito familiar.

En esas comunidades, el argumento confesado por sus actuales representantes es, obviamente, romper los lazos, los vínculos de los históricos Països Catalans.

Podría defenderse que, si esos personajes gobiernan, es por haber sido votados, y que, por lo tanto, esa política aplicada, se ajusta a los deseos mayoritarios de la población.

Ese argumento es muy discutible, ya que todos sabemos que todos los partidos políticos en las elecciones presentan unos programas lo suficientemente ambiguos y demagógicos, que les dan carta blanca, e incluso para hacer lo contrario de los programas.

Aún así, no deja de ser cierto que la ciudadanía tiene una gran responsabilidad con su voto.

No quiero dar a entender que la mayoría, al votar, se equivocó, ni mucho menos; pero sí que creo que quizás no prestaron la suficiente atención, que se dejaron llevar por mensajes y estrategias no demasiado claras.

Asimismo, es necesario resaltar que la democracia comporta el respeto de las minorías, no es una patente de corso para arrasarlas. Y claro, el idioma, el catalán, por su historia y relevancia social, debe ser protegido frente a un potente castellano.

En Catalunya la situación es diferente a la mencionada en esas comunidades autónomas, ya que, de momento, la presencia de la derecha y extrema derecha en nuestras instituciones es irrelevante.

Por eso, su guerra contra el catalán la efectúan en los juzgados y en las instituciones europeas.

En los juzgados, ya que son perfectamente conscientes de que por su formación y concepción postfranquista, unionista y españolista, esas instituciones siguen considerando Catalunya como una tierra conquistada, como dijo el nefasto Manuel Fraga Iribarne (1922 – 2012). Esos partidos de extrema derecha saben que lo que no pueden ganar por las urnas, lo ganan por las puñetas de sus ‘señorías’; tenemos muchos ejemplos, desde el Estatut del 2006, la futura ley de la amnistía y, claro, la imposición del castellano (en primera instancia un 25% y ahora ya quieren la paridad) para romper la política de la inmersión.

En las instituciones europeas, pues la extrema derecha se siente fuerte entre sus colegas, y así, manipulan e instrumentalizan las comisiones, para atacar todo lo que sea catalán y, especialmente, todo lo que comporte denigrar al president Carles Puigdemont.

Y tenemos un claro ejemplo con la diputada del PP Dolors Montserrat Montserrat (con un historial familiar de deudores, morosos, a Hacienda), presidenta de la comisión de peticiones, que recoge las peticiones de los ciudadanos o residentes de la unión, y analiza sobre el terreno los problemas denunciados.

Según la web de esa comisión, las peticiones las pueden efectuar los ciudadanos o residentes individualmente o asociados con otros, también las personas físicas o jurídicas. Y los motivos por los que se puede presentar una petición son:

  • por estar en juego derechos de la Unión,
  • para denunciar infracciones del Derecho de la Unión,
  • para pedir al Parlamento que adopte determinada posición.

Ahora bien, utilizar demagógicamente las instituciones europeas para fines partidistas y, así, perseguir el catalán, además de ilegítimo, es inmoral.

Pues, si realmente quieren que el castellano y el catalán estén equiparados al 50%, ¿por qué se limitan al ámbito educativo?, ¿por qué no quieren que esa equivalencia se dé, también, en todos los ámbitos: policial, militar, judicial, funcionarial, mediático, etc.?

Y no generalizan esa petición, porque saben, perfectamente que, en todos esos ámbitos mencionados, la presencia del catalán es nula o casi nula (para ser benévolo), y en todos esos ámbitos sigue imperando el ‘habla en cristiano’, y que el sistema escolar es básico, para controlar y determinar el futuro, por eso quieren minorizar la enseñanza del catalán.

Así, es vergonzoso ver que diputados de la derecha y extrema derecha españoles mientan en la mencionada comisión de peticiones, y que su presidenta, Dolors Montserrat, manipule e imponga criterios de conveniencia para sus fines.

Sabemos que, políticamente, todo vale, estamos acostumbrados a ver cosas raras, de todos los colores. Y, claro, hay políticos con estómagos a prueba de ácido sulfúrico. Tampoco quiero valorar la psicología de unas personas así, no vale la pena.

Pero que ciudadanos catalanes mientan para atacar y perjudicar a Catalunya, en beneficio de España, sólo se explica por su afinidad con la ideología imperante desde 1714, cuando el primer Borbón, Felipe V, acabó con todos nuestros derechos; represión reforzada y actualizada por el dictador y asesino Francisco Franco, que multiplicó la persecución en Catalunya y Euskadi.

Por eso he dicho que esos represores, tampoco olvidan ni perdonan la valiente defensa de Catalunya en 1714, y de la República Española, en 1936.

No existen las casualidades, por eso, un buen ejemplo lo tenemos en  el caso de la ciudad de Xàtiva (comunidad valenciana), que tras la derrota de Almansa, fue arrasada, los campos sembrados con sal, quemada y su población ejecutada o deportada a Castilla, el 19 de junio del 1707, por orden expresa de Felipe V, como castigo por la resistencia efectuada y como ejemplo a las otras poblaciones catalanas; y, finalmente, fue sustituido el nombre de la población (Xàtiva) por el de ‘Colonia Nueva de San Felipe’.

En el museo de Xàtiva figura el cuadro de Felipe V boca abajo, como muestra del mal recuerdo del infame rey.

Pues bien, el 12 de febrero de 1939, la aviación franquista, la aviación legionaria italiana y la legión Condor alemana, apoyando al rebelde Francisco Franco, bombardearon Xàtiva, provocando numerosas víctimas y una gran destrucción material, siendo conocido este ataque como ‘el Guernica valenciano’.

Y, como he dicho, no creo en las casualidades, y ese ataque a una población civil, cuando la guerra ya la tenían ganada las huestes de Franco, a mi modo de ver, tenía un claro objetivo, un claro mensaje a los vencidos, pues es sabido que los símbolos deben reforzarse para su perpetuidad, y el símbolo de la mayor expresión del poder, está por encima de cualquier táctica cortoplacista.

Y el catalán, como principal referente simbólico, siempre ha estado en la diana de la extrema derecha española (en los temas que consideran de ‘estado’ no hay diferencias entre el PP y Vox, todos son extrema derecha); y así, vemos que la infame Dolors Montserrat, cumple a la perfección el papel encomendado de arrasar cualquier vestigio catalán.

Pero el PSOE tampoco se diferencia, ya que en esos temas de ‘estado’ forma piña con la derecha; una buena muestra la tenemos en la discriminación efectuada en el pasado año 2023, pues, ‘El BOE publicó 192 normas discriminatorias contra el catalán’

‘Así lo señala la Plataforma per la Llengua, que ha presentado un resumen de las normas discriminatorias aprobadas por el ejecutivo español.

(…) el mismo día de la constitución del tercer gobierno de Pedro Sánchez, el BOE publicó el real decreto 829/2023, de 20 de noviembre, que reestructuraba los departamentos ministeriales, y establecía que la misión del ministerio de cultura era ‘la promoción y difusión de la cultura en español’, y no hacía referencia a ninguna lengua más. (…) el ministerio de transformación digital y la función pública tiene un ‘comisionado especial para la alianza por la nueva economía de la lengua’ (un órgano centrado en la promoción del castellano) (…) el ministerio de asuntos exteriores y cooperación tiene una dirección general del español en el mundo (…) las subvenciones a fundaciones varias en ese sentido son diversas. (…) y una muestra final: la orden CLT/1424/2023, que regula el procedimiento para que las entidades se adhieran al programa del Bono Cultural Joven, que financia el consumo de actividades culturales a los jóvenes, establece que la solicitud y la documentación necesaria deberán de ‘figurar en castellano’’

(Vilaweb, 6 de febrero del 2024)

Ya hemos visto, asimismo, el ‘apoyo’ que, forzado por los pactos, debió hacer el ministro de exteriores para que se reconocieran el catalán, euskera y el gallego, en las instituciones europeas. Unas gestiones mínimas, de cara a la galería, y ya está, una vez apoltronado en su trono, Pedro Sánchez ya ha olvidado el tema, ese es el valor de su palabra y de sus compromisos.

Y si todo esto es vergonzoso, lo es más, al ver que la UE consiente que sus comisiones y sus estados miembros, carezcan del preciso nivel de ética y de moral; pues tanta culpa tienen la infumable Dolors Montserrat y sus secuaces aliados, como las instituciones, por tolerar impunemente la utilización de sus organismos y prerrogativas, sabiendo que ‘mienten como simples bellacos’, es decir, sin el menor pudor, y con total naturalidad y facilidad, sin tener que ‘beber como los cosacos’.

En definitiva, el actual ataque al catalán, orquestado desde todos los flancos, nos muestra que los representantes ‘líderes’ españoles actúan como los más agresivos inquisidores que mencioné en mi escrito de ayer, pues consideran que la peor ‘bruja’ es la lengua catalana. Y en esa función represora, quieren emular al mariscal James Fitz-James Stuart (1670 – 1734), duque de Berwick, un verdadero asesino, como demostró en Catalunya en 1714.

Los estudios confirman que el catalán está en retroceso, debido a la incidencia de la inmigración, pero, sobretodo, a la resistencia de los catalanes unionistas españoles, como la satánica Dolors Montserrat. Y sabemos que el catalán, una lengua minorizada, que no minoritaria, precisa justo lo contrario, la defensa a ultranza, la sobreprotección.

Evidentemente, para ello se precisa una política de inmersión lingüista en la educación, que facilite la discriminación positiva del catalán, pero no sólo en ese ámbito, sino también en todos los entornos sociales: medios de comunicación, funcionarial, etc.

No poderse dirigir en catalán a la policía (incluidos los ‘mossos’), a los jueces, etc., es una muestra de sumisión, de colonización, que demuestra, claramente, la situación en la que estamos, y que la UE tolera, ya que considera que es un tema interno español. Y, claro, para ese viaje no nos hacen falta las alforjas de la UE, que no defienden los derechos de los débiles, pues su ejercicio se limita a no pisarse la manguera entre los estados miembros.

En definitiva, que lo tenemos realmente mal, pues si los inmigrantes y los catalanes unionistas ven que el conocimiento del catalán no es un plus de prestigio, que abra más puertas laborales (en la policía, justicia, sanidad, etc.), nunca se esforzarán para aprenderlo (eso, los que podrían quererlo, ya que muchos nunca lo querrán)

Por todo esto, nunca deberemos olvidar ni perdonar a los políticos, como Dolors Montserrat (PP), Adrián Vázquez y Jordi Cañas (Ciudadanos) y Jordi Buxadé (Vox), etc., por los ataques que están perpetrando contra nuestra lengua y les deseo a todos el peor castigo posible (y eso no es rencor, es justicia)