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Empatía social empresarial

Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Existen premisas de la imagen pública que indican que la imagen de la titularidad permea en sus miembros y en la imagen de la empresa, por ende, las declaraciones de sus figuras públicas, sobre todo de los altos mandos tienen un impacto crucial en el valor de su marca, por lo que estos siempre deben tener una especial sensibilidad al momento de hacer una declaración. Un ejemplo palpable de esta volatilidad se presenta con la reciente controversia en torno a Kellogg’s y su CEO, Gary Pilnick, cuya sugerencia de cenar cereales como una alternativa económica para aquellos cuyo bolsillo se ha visto afectado por la inflación, ha suscitado una ola de críticas y cuestionamientos que deja en evidencia un problema más profundo y preocupante: la brecha entre la percepción de los directivos de las grandes empresas y las condiciones de vida de la mayoría de sus clientes.

Ahora, la declaración que Pilnick hizo durante una entrevista en la
CNBC y tras participar en la conferencia anual del  “Consumer Analyst
Group of New York” se hace en un momento donde la sensibilidad y la
empatía hacia las dificultades económicas y sociales de las personas
deberían ser prioritarias, y sus comentarios parecen demostrar una
falta de entendimiento y consideración hacia las realidades que
enfrentan día a día millones de familias, una realidad que él, por el
salario que percibe, ciertamente, no puede comprender o, tal vez, no
quiere hacerlo.

Esta no es la primera vez que Kellogg’s se encuentra en el ojo del huracán por iniciativas similares. En agosto de 2022, se lanzó una campaña en Estados Unidos que promovía la cena a base de cereales, misma que ya había generado críticas por cuestionar la adecuación de estos productos como sustitutos de comidas completas y nutricionalmente balanceadas. La reincidencia en este tipo de propuestas evidencia una falta de adaptación y aprendizaje de la empresa frente a las expectativas y necesidades de sus consumidores; y a su vez se contradice pues mientras por un lado busca diversificar su línea de productos para incluir opciones que sean más saludables e invierten en campañas que evidencian los beneficios nutricionales de estos productos y promueven hábitos más saludables, por el otro, proponen sustituir proteínas por cereales altos en azúcar.

La realidad es que la crisis de marca que enfrenta Kellogg’s en estemomento, debe servir como ejemplo para micro, pequeñas, medianas y grandes empresas como un claro recordatorio de la importancia de la empatía, la responsabilidad y la comprensión en la gestión empresarial, tanto dentro de la compañía como en el aspecto público.
Los líderes en las empresas, deben ser conscientes del peso que sus palabras y acciones tienen tanto en la percepción pública de sus productos como en la confianza y lealtad de sus clientes. Es fundamental que las empresas y sus directivos entiendan el contexto en el que se mueven y reconozcan las realidades de las audiencias a las que se dirigen, hoy en día, la falta de sensibilidad es altamente penado, no se justifica y puede costar caro a la marca.

Al final, este caso plantea interrogantes interesantes sobre la elección de estrategias de marketing y comunicación por parte de Kellogg’s y genera cuestionamientos sobre la labor de sus áreas correspondientes. A su vez, promueve una reflexión más amplia sobre la responsabilidad social corporativa y el papel que las grandes empresas juegan en la sociedad. La forma en que Kellogg’s y su liderazgo respondan a este desafío no solo definirá el futuro inmediato de la marca sino que también podría establecer un precedente interesante para cómo las corporaciones abordan la intersección entre negocios, nutrición y empatía social en el futuro.