La disputa en torno a TikTok ha escalado de nivel, evidenciando tanto las preocupaciones referentes a la privacidad y la seguridad de la información, como reflejando las tensiones geopolíticas que permean en el ámbito digital. La situación que enfrenta TikTok en Estados Unidos es el último capítulo de una narrativa global, que como ya lo habíamos platicado, empezó en India, y le siguieron países como el Reino Unido, Australia, Canadá, y varias entidades gubernamentales europeas que impusieron restricciones a la aplicación. El debate central es acerca de las implicaciones de permitir el funcionamiento de una plataforma de propiedad china en terrenos democráticos, bajo la sospecha de que podría servir como un vehículo para la influencia extranjera y la recopilación indebida de datos.
En Estados Unidos, la presión bipartidista en el Congreso refleja una mezcla de preocupación genuina por la seguridad nacional y, posiblemente, una dosis de estrategia política. La propuesta de una ley exige a ByteDance, la empresa matriz de TikTok, deshacerse de la aplicación o enfrentar una prohibición; sin embargo, más allá de las cuestiones de seguridad, lo que se pone en juego según la aplicación, son los principios fundamentales de la libertad de expresión y la capacidad de los negocios para operar en un mercado libre, especialmente cuando millones de creadores y usuarios se verían afectados.
El argumento en contra de la prohibición, que destaca el impacto potencial en la libertad de expresión y los medios de vida de los creadores, es tan válido como la preocupación por la seguridad nacional, aunque si somos honestos existen otras plataformas que ofrece productos similares y que no tienen este tipo de peso político, y por ende de imagen, que seguramente a la larga cansará a los usuarios de TikTok y le pasará factura. Ahora, la complejidad del tema radica en la dificultad de encontrar un equilibrio entre estos dos aspectos y aunque la posibilidad de que TikTok pase a ser propiedad de una empresa estadounidense parece ser una solución intermedia, que aliviaría las preocupaciones de seguridad, esta tiene sus propios desafíos en cuanto a la ejecución y lo ético, pues por un lado los actuales gigantes de las redes sociales digitales se encuentran enfrascados en reestructuraciones para adaptarse a las exigencias gubernamentales, por lo que no resultaría tan fácil que alguno de ellos levantara la mano para comprar una aplicación que tiene un valor estimado de 100 mil millones de dólares; por el otro, la complejidad del discurso sobre el futuro de TikTok en Estados Unidos por parte de los principales contendientes políticos, pone en el limbo ético el tema.
El contexto de esta discusión no podría ser más delicado, dado que nos encontramos en un momento en el cual las plataformas digitales juegan un papel crucial en la configuración de la opinión pública y la participación ciudadana. La campaña de TikTok para movilizar a su base de usuarios contra la legislación propuesta, y el hecho de que muchos de estos usuarios son votantes jóvenes, introduce una dimensión adicional al debate que los legisladores no pueden ignorar. La decisión que se tome sobre el futuro de TikTok en este país tendrá no sólo implicaciones en términos de política interna y de seguridad, sino también en el panorama electoral que viven en este momento donde se enfrentarán de nueva cuenta el presidente Joe Biden y el ex presidente, Donald Trump.
Al final, el futuro de TikTok está en gran medida puesto en manos de la percepción que diferentes audiencias tienen de esta, pues mientras la audiencia usuaria lo ve como un motor de entretenimiento, venta o conexión social, otra audiencia lo ve como una amenaza a la seguridad de esa audiencia que intenta proteger. Por lo que, la manera en la que se aborde el tema definirá no sólo el cómo se percibe a la plataforma, sino la capacidad gubernamental de sortear nuevos retos tecnológicos, lo que pondrá a prueba la imagen de aquellos a cargo de presentar una solución integral y también podría sentar los precedentes para cómo abordamos desafíos similares en el futuro.