María José Suárez, actriz y conductora, levanta la voz al denunciar a la persona que la drogó y abusó de ella debido a un narcótico llamado “burundanga”; apoya a mujeres violentadas por medio de la asociación “Voces Humanizando la justicia”.
Durante mucho tiempo en la memoria de María José Suárez, tenía flashazos de un suceso que le pasó, pero del cual no sabía, a ciencia cierta, porque recordaba ciertos pasajes.
Pero un día, en su trabajo caracterizando a “La Boca” del programa Miembros al Aire, comenzó a escuchar a un especialista en drogas, que fue de invitado a la emisión, se le acercó, le platicó su situación sobre esos recuerdos, esta persona le comentó que lo más seguro era que la drogaron con una sustancia llamada “burundanga” o “droga zombie, la cual contiene escopolamina, capaz de reducir la voluntad y la memoria de las personas que están bajo sus efectos.
“Es una droga que hace que estés despierta, te puedes mover, pierdes la voluntad y se bloquean los recuerdos en el cerebro por muchos años. Cuando empieza el primer flashazo es como una cascada, empiezas a acordarte de todo”, relata Suárez
Fueron tres años en los que la actriz comenzó recordar los detalles de aquella fatídica noche. Fue a terapia para entender qué fue lo que le sucedió, hasta llegar a la fatídica conclusión de que esos recuerdos eran porque había sido víctima de abuso sexual de parte del cantante “Chito” Villegas, a quien conoció en una fiesta de amigos en común, sin saber las intenciones que tenía sobre ella.
“Les pedí que me llevarán a mi casa primero porque me sentía muy mal, al llegar a mi domicilio me bajé de la camioneta, intenté con mucha dificultad abrir la puerta del mi edificio, en ese momento escuche que ‘Chito’ se bajó de la camioneta y dijo: ‘yo me bajo también de una vez, así la acompaño y de aquí me voy a mi casa’. Después se acercó a mí y me dijo: ‘te ayudo a entrar a tu casa y de paso me prestas tu baño. Al abrir la puerta de mi departamento, me sentí desvanecer y me apoyé en su brazo, una vez adentro me azotó, quedando mi espalda contra la pared, me da la primera cachetada, recuerdo la sensación de sentirme débil y no poder defenderme, me dio dos golpes más en la cabeza con la mano derecha y con su cuerpo sobre mí y estando de pie me comenzó a tocar los pechos y la vagina por encima de la ropa, segundos después del abuso sexual me violó y continuó golpeándome, no entendía, porque me sentía sin fuerza y muy mareada”, explica la conductora.
Conforme esos recuerdos hilaban lo que sucedió esa noche, María José se asesoró para levantar una denuncia, se sometió a periciales donde ha tenido que recordar de manera puntual lo que le hizo este sujeto, por ello, tuvo que dejar su trabajo en la fundación Voces Humanizando la Justicia, la cual ayuda a mujeres violentadas, hasta poder sentirse lista para enfrentar el miedo y alzar la voz.
“Después de que me hice las pruebas periciales, porque quería seguir sanando, lo frené por qué el dolor y el miedo invaden, pero ahora dije ya no más, no me voy a quedar callada, me siento como cuando llueve mucho y de las coladeras sale mucha agua, así, pero de mierda, así me está saliendo a mí, la tengo hasta el tope, no hay un solo día que no me acuerde y me ponga a llorar, no hay un día que pueda estar tranquila, tengo una ansiedad terrible, no dejo que me toquen o que me abracen, ¿por qué tengo que tener una historia así?, ¿por qué tengo que seguir quedándome callada, porque estoy en el medio y me dedico a esto?, ¿por qué él puede ir por la vida haciendo lo que sea y una se tiene que quedar callada, solo por ser mujer?”, narra con desesperación y lágrimas rodando por sus mejillas.
Una vez que respira, agarra valor y agrega: “vale madre quién sea, no me voy a quedar callada, por eso levanté una denuncia en contra del conductor de televisión Chito Villegas, por la comisión de delitos sexuales en su contra”.
En la denuncia, detalla cómo fue que el también cantante la drogó con escopolamina para después hacerle lo ya narrado líneas arriba.
Gracias a que poco a poco ha podido rehacer su vida y su regreso a la fundación, ya que, está consciente de que es la única forma de visualizar este tipo de problemas y dar un mensaje de que hay una forma de continuar. “Mis prioridades cambiaron cien por ciento, primero estoy yo, después yo y al final yo porque si no estoy bien no puedo estar bien con mis hijos que son mi vida, sé que nunca voy a sanar al 100, pero que pueda tener una vida empática con mi alrededor, mis hijos estén bien y el trabajo lo voy a provocar yo. Regresé a la Asociación como víctima, pero yo quiero ayudar, vine a esta vida a ayudar”, concluyó María José.