· La frivolidad, los malos chistes y el inicio tardío de acciones para enfrentar al Covid-19, están resultando adversos al Presidente quien sigue perdiendo notoriedad entre la ciudadanía, señala
· Crece la impresión de que no hay en él, capacidades, habilidades ni atingencia para enfrentar las crisis sanitaria y económica, expone
· Testificamos los primeros indicios de un desorden social y desconfianza que pueden resultar muy peligrosos, alerta
Antonio Ortega Martínez, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados aseguró que la falta de pericia con la que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha operado las crisis de salud y económica por el Covid-19 más otros temas que su gestión ha venido arrastrando en materia de seguridad y de género, lo están llevando a perder liderazgo entre la ciudadanía, y generando -en consecuencia- signos políticos de ingobernabilidad sobre su gestión que no necesariamente se reflejan en estallidos sociales y de violencia; sino en la pérdida de credibilidad sobre su autoridad.
Estamos ante los primeros indicios de un desorden social y desconfianza que pueden resultar muy peligrosos, alertó el legislador federal quien hizo notar que en México, tiende a crecer la sensación de que el gobierno no está haciendo lo correcto, la ciudadanía no le reconoce capacidades, habilidades, ni la atingencia para enfrentar las crisis actuales.
“Se afirma que en las crisis es cuando se ve el tamaño y dimensión de un gobernante. Y la dificultad que estamos viviendo permite medir con rigor las capacidades de López Obrador quien, con su indolencia, está generado desengaño y dudas sobre sus facultades para gobernar. Es, quizás –dijo Ortega- una de las primeras señales de que se pueda producir desencanto hacia su autoridad”.
La ingobernabilidad, expuso, se origina cuando la gente nota vacíos en la función de preservar, de salvaguardar; cuando el ciudadano común nota la ausencia de la autoridad y empieza a perder la fe hacia ella. Y en este caso –expuso- el gobierno de López Obrador ha reaccionado con frivolidad, lentitud, malos chistes, mitos, enfrenta tarde la emergencia, y estamos viendo ya las consecuencias.
“¡Llegó tarde a reconocer la existencia de la crisis cuando teníamos la experiencia de otros países! ¡México debió reaccionar con rapidez!” En cambio -añadió- hace apenas unas horas conocimos el saludo del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, deseando suerte a tripulantes de un avión (recién alquilado por el gobierno mexicano) para traer respiradores y equipos médicos de China.
¡A estas alturas, el gobierno está tomando medidas para prepararse y resolver los problemas! ¡La administración de López Obrador no logra diseñar una estrategia que permita identificar prioridades y tome medidas para resolverlas con políticas públicas! ¡Evitar que las complicaciones se le acumulen, la capacidad de respuesta; impedir la descalificación pública porque no se ven agilidad, pericia, inteligencia ni soluciones concretas y prácticas!, enfatizó.
Hay mucha retórica, énfasis en voluntarismos; pero no hay con claridad, políticas firmes, soluciones concretas.
El gobierno, acusó Ortega, no se ha puesto delante de los problemas y esta incapacidad ya le está generando crisis.