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En el reino de la mentira, el que busca la verdad es un antisistema

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Pedro Sánchez dijo que quería regenerar el estado, y ayer, con su acuerdo con el PP para renovar el consejo general del poder judicial, nos demostró, por enésima vez, que no es de fiar, que su idea del estado es pura filfa, como intento explicar a continuación.

Un estado que protege la mentira, un estado en el que los medios de comunicación sistémicos ocultan la farsa del matrimonio real y de su familia, como antes hacían promocionando al corrupto Juan Carlos I y, años atrás, a su gran patrono, al dictador y asesino Francisco Franco, está claro que no es de fiar, pues en él sólo triunfan los súbditos, los plebeyos más fieles.

Y en estas estamos, en un estado en el que los políticos más serviles y relevantes lo son por su capacidad camaleónica, para engañar ocultando su verdadero ser (si es que lo tienen); y claro, disimulando que, en realidad, son meros intentos de copias, burdos mimos, simples clónicos de lo que aspiran ser. Cuando, en realidad, esos personajes no son más que émulos del payaso ‘listo’, el ‘augusto’, que se burla del payaso ‘tonto’, que somos todos nosotros.

Y en su actividad de bufones del sistema, mantienen la pantomima del tingado, del que forman parte, pues, intrínsicamente, no son personajes excéntricos, sino que son parte esencial para el mantenimiento y perpetuación de su núcleo duro.

Y, desgraciadamente, estamos rodeados de toda una corte de ‘graciosos’, de clowns, que buscan mantener el favor y la gracia de sus amos, contentándose con las migajas que éstos les echan, de tanto en tanto, para gratificarles sus saltos malabares, sus actuaciones más imbéciles; pues el poder quiere meninas que, de tanto en tanto, les amenicen la velada, con sus chistes más tontos, como: ¿sabes cuál es la sal que peor huele?: la salpargata; ¿y la que más duele?: la salmorrana; pues ese es el nivel de su audiencia real y de la que, ostenta el poder efectivo.

Pues bien, en este panorama, el payaso ‘augusto’, tras cinco días de retiro espiritual para engañarnos con su dimisión fake, se comprometió a regenerar el sistema judicial y mediático (por haber osado meterse con su ‘querida esposa’ Begoña Gómez); y así, ayer vimos qué es lo que entiende Pedro Sánchez por regenerar: recuperar las viejas tradiciones, recuperar el rancio bipartidismo, es decir, volver al origen fundacional de la transición / traición.

Así, ayer vimos cómo Félix Bolaños, el monaguillo sabelotodo del PSOE, y Esteban González Pons, el corrupto histórico del PP, acordaron, en presencia de Vera Jourová, vicepresidenta de la comisión europea, el reparto de los miembros del consejo general del poder judicial, que llevaba 2000 días caducado.

Un órgano que se mantenía atrincherado, pues el PP no quería perder la mayoría representativa de la época del nefasto Mariano Rajoy; y así, durante más de 5 años, ese partido ha tenido el poder que permite el control de ese corpúsculo judicial; obviando el cambio social reflejado en el parlamento, y, por tanto, incumpliendo la constitución que tanto dicen defender.

Y tras años de crítica por no representar dicha mayoría parlamentaria, el gran acuerdo de ayer, celebrado con castañuelas y faralaes, el gran pacto del mentiroso Pedro Sánchez, que es capaz de vendernos una estufa en pleno verano saharaui, ha sido aceptar el reparto equitativo, 50% de los vocales del PSOE y el 50% del PP.

Con ese acuerdo, patrocinado por la UE, nos han confirmado que la propia UE falta al respeto de las leyes, ya que corresponde al congreso y al senado elegir a los miembros del consejo general del poder general, que no es, o no debería ser, patrimonializado por los dos partidos mayoritarios.

Ese reparto, despreciando a los partidos minoritarios, además de ser un insulto a la democracia y a la inteligencia, demuestra, por parte de Pedro Sánchez, una falta de respeto a los partidos que favorecieron su investidura, pues, volver a la dinámica de los bloques del 1978, repartiéndose e intercambiando sus cromos, es de lo más vergonzoso, por más que lo quieran vender con el futuro compromiso de modificar las reglas para la reelección de dichos vocales.

Así, tenemos, entre los vocales del PP a Gema Espinosa, esposa del juez Pablo Llarena, el azote del independentismo; y, Pedro Sánchez aceptando los vetos del PP a candidatos afines a Podemos, a las sensibilidades vasca o catalana, o a la de Sumar, su socio de gobierno.

Todo es una pantomima, pero no hace falta que se rían descaradamente de nosotros, no hace falta que insulten nuestra escasa inteligencia, todo es puro circo para distraernos, mientras el sistema se refuerza y consolida.

Ayer vimos un nuevo número circense, con la puesta en libertad de Julián Assange, que muchos celebramos (especialmente los independentistas catalanes, por su apoyo, en su momento), pero no nos dejemos engañar, Assange se ha visto obligado a reconocer que violó la ley de secretos oficiales, y, de ese modo, perjudica y perjudicará la labor que muchos periodistas libres puedan hacer en el futuro.

A los EUA le importa un bledo incumplir su propia primera enmienda de su constitución, que prohíbe limitar la libertad de expresión y de prensa, pues la imperante ideología neoliberal se basa en el ‘America first’ (América primero); y claro, siguiendo a esos ‘maestros’, los pelotas pupilos occidentales, como Pedro Sánchez, intentan emular a esos falsos gurús, imponiendo el ‘España first’.

Todo esto es muy repelente, repudiable, rechazable.

Y está claro que contra ese muro es difícil combatir; y, desgraciadamente, si no espabilamos, no dejaremos de ser meros ladrillos en el muro (‘Anotther brick in the Wall’, otro ladrillo en el muro, de Pink Floyd)

Está claro que, con la manipulación informativa, es difícil que podamos conocer nada, y ser críticos; por eso, siguiendo con la citada canción ‘El muro’ (The Wall), debemos rechazar su educación, su control del pensamiento, no debemos aceptar más sus oscuros sarcasmos, y no aceptar más su críticas a lo que consideran incorrecto, pues sólo así, dejaremos de ser meros ladrillos en su muro.