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2 de julio, las secuelas del día negro

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Tras el nefasto día judicial de ayer, todo continúa, pero nada será lo mismo, pues la actuación del tribunal supremo, con su bomba atómica, acabó con la escasa democracia existente. En el atolón Bikini, el día 2 de julio de 1946, aparentemente, todo prosiguió, salvo cualquier tipo de vida y resultando contaminados todos los objetos físicos, minerales, etc.; y esta metáfora, que inicié ayer, la concluyo hoy.

Las pruebas nucleares en el atolón Bikini fueron una serie de detonaciones de 23 artefactos entre 1946 y 1958, en siete sitios de prueba, en el mismo arrecife: mar, aire, tierra, submarino, etc.; causando una contaminación radiactiva generalizada que llegó, según los casos, hasta Australia, India, Japón, EUA y partes de Europa.

Aunque la prueba del 1 de marzo de 1954, la prueba Castle Bravo, era secreta, las consecuencias la convirtieron en un grave incidente internacional, pues utilizaron una bomba de hidrógeno termonuclear de combustible seco, que los científicos habían calculado mal y la explosión nuclear de 15 megatones superó con creces el rendimiento de 4 a 8 megatones previstos, y fue unas 1000 veces más potente que cada una de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.

Las autoridades militares y los científicos habían prometido a los residentes nativos del Atolón Bikini que podrían regresar a sus hogares después de las pruebas nucleares, tras haber sido desplazados al atolón Rongerik y más tarde a la isla de Kili. En enero de 1948, el Dr. Leonard E. Mason, antropólogo de la Universidad de Hawái visitó el hogar temporal de los isleños reubicados en el atolón Rongerik y se horrorizó cuando encontró que la gente estaba hambrienta y enferma.

Pero todos esos espacios resultaron inadecuados para mantener la vida, pues las continuas pruebas programadas lo contaminaron todo, por lo que la agricultura, la pesca, etc., era inservible.

En 1972, a pesar del riesgo, unas 100 personas regresaron a Bikini, y en 1987, lo hicieron algunos ancianos, pero los abortos espontáneos, anormalidades genéticas, etc., decidió a los EUA evacuar nuevamente el atolón.

El gobierno americano había prometido 2000 millones de dólares a los pueblos indígenas, por las molestias por el traslado provisional, de los que pagaron apenas 125; a pesar de que incluso en 2017 seguía habiendo altos niveles de contaminación, pero, a la vez, los científicos descubrieron nuevas formas de vida, organismos marinos que sobreviven en un entorno contaminado.

En definitiva, todas estas pruebas nucleares acabaron con el ecosistema y con gran cantidad de nativos, que sufrieron importantes consecuencias directas o secuelas de las radiaciones. Y es preciso recordar que, en 1947, los EUA convencieron a las Naciones Unidas de que esas islas de Micronesia fueran consideradas como ‘territorio en fideicomiso estratégico de las Naciones Unidas’, fideicomiso que controla la marina de los EUA

Efectivamente, hacer una comparación entre estos hechos de Bikini y Catalunya, está fuera de todo paralelismo, pero sí que me parece un buen ejercicio metafórico, pues la apropiación de las islas, la imposición de los científicos y sus errores, el incumplimiento del pago de las indemnizaciones, y, en definitiva, el desprecio total de la población, la destrucción de su cultura, etc., sí que me parece que pueden ser utilizados como un símil entre las actuaciones del estado español y Catalunya.

Y claro, tras el golpe de estado judicial dado ayer por el tribunal supremo español, anulando, básicamente, la amnistía para los principales líderes independentistas, ha quedado en evidencia, nuevamente, que en el nefasto reino español no hay ni un ápice de vida inteligente demócrata. Sólo sobreviven especímenes adaptados a las condiciones radioactivas franquistas.

Y en la actual situación, los independentistas confirmamos que ya hemos llegado al punto final, sin retorno, e irreversible. Por eso sólo nos queda asumir la rendición total, o buscar la confrontación pacífica, pero directa y efectiva, al coste que sea.

Los independentistas que confiaron en Pedro Sánchez ya no podrán confiar más en el PSOE, pues está claro que es parte del estado. Siempre intentando mostrar la mejor cara de ese estado, pero que en realidad es una estrategia del propio sistema, para ir adaptándose, para ir haciendo movimientos estratégicos de confusión.

  • el primero de esos movimientos fue la transición / traición de 1978, para dar el barniz democrático al estado.
  • el segundo gran movimiento, fue rebajar la petición de la condena de nuestros líderes, pasando de rebelión a sedición, cuando, en realidad, si hubiesen sido condenados por rebelión, la sentencia habría sido denostada por toda Europa, y se hubiera tenido que revertir, como se hizo corrigiendo / adaptando ese delito en el código penal español.
  • el tercer movimiento estratégico fueron los indultos, para intentar maquillar la imagen española, pero manteniendo las inhabilitaciones, para desactivar a los líderes.
  • El cuarto movimiento ha sido la ley de la amnistía, facilitada por Pedro Sánchez, ‘haciendo de la necesidad virtud’, pero poniendo tantas cortapisas y limitaciones, que, ahora, vemos que han permitido que el tribunal supremo pueda hacer tortuosas interpretaciones.

El decreto ley 10/1969, promulgado por el dictador y asesino Francisco Franco el 31 de marzo, en su artículo primero estableció: ‘Se declaran prescritos todos los delitos cometidos con anterioridad al uno de abril de mil novecientos treinta y nueve’

La ley de amnistía 46/1977, de 15 de octubre (BOE 17 octubre) también tuvo un carácter general, ya que como se indica en el artículo 1: ‘quedan amnistiados todos los actos de intencionalidad política, cualquier que fuese su resultado, y tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al 15 de diciembre de 1976 (…)’; y en el artículo 2: ‘en todo caso están comprendidos en la amnistía: a) los delitos der rebelión y sedición… (…)’

Es decir, en ambos casos, no se efectuó un intento de filigrana, que ya hemos visto cómo ha acabado. Cuando lo fácil, claro y sin posibilidades de interesadas interpretaciones, como ha hecho el supremo, hubiera sido un par de líneas, amnistiando todos los actos cometidos entre tal y tal fecha, y punto.

Ante esta situación, como he comentado, sólo nos queda la confrontación directa, pacífica, efectiva y contundente.

Y, claro, el primer paso es romper todo tipo de negociaciones con Salvador Illa, el representante del estado, y defensor del 155.

No podemos aceptar nuevas promesas, no podemos ni debemos hacer más el tonto contentándonos con cualquier pirulí, que, tampoco llegará.

Tenemos que repetir las elecciones y presentarnos todos los partidos independentistas unidos, para acabar con la falsa imagen de que el PSC /PSOE representa a la mayoría.

Y, claro, en el congreso de Madrid, quitar todo apoyo al gobierno de Pedro Sánchez; y si el resultado es que llegue el PP, en realidad no será por culpa nuestra, ya que esa es la tendencia mundial, así que, en todo caso, quizás ‘ayudaríamos’ a anticiparla. Pero sabiendo que, en realidad, tanto el PP como el PSOE, a nuestros efectos, son una misma cosa.

Ayer, Lidia Heredia, la corresponsal de TV3 en Washington, comentando el estado de opinión entre los estadounidenses, tras el debate entre Biden y Trump, hizo una afirmación que me pareció muy lúcida e inteligente, pues dijo que:

‘la fe, comporta creer en lo que no se ve; pero ahora, a los ciudadanos americanos, se les pide un ejercicio de fe inversa, es decir, que no crean lo que vieron en el debate’

Y este pensamiento me parece genial, y que deberíamos aplicarlo, es decir, que por más escusas que de Pedro Sánchez, no podemos hacer el ejercicio de fe inversa, de no creer lo que estamos viendo desde tiempos inmemoriales. Pues, vemos que el catalán en la UE, la amnistía, etc., nada se acaba cumpliendo.

Y tampoco podemos creer en lo que no vemos, está claro, no debemos seguir siendo ingenuos, y seguir apoyando a partidos independentistas que no actúan como tales.

En definitiva, sólo podemos creer en nosotros, en nuestro movimiento independentista, de base, si es que vamos unidos. Y confiar que, más pronto que tarde, que el estado español acabe de tocar hondo, e implosione, con las consecuencias que comporte.