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Carta lector

La sinrazón de Pedro Sánchez

El filósofo Friedrich Nietzsche (1844-1900), en su primer aforismo del libro I de su obra “Aurora” (1881) expuso: “Todo lo que pervive durante mucho tiempo se ha ido cargando poco a poco de razón, hasta el extremo de que nos resulta inverosímil que en su origen fuera una sinrazón”.

Aquí, en España, podemos ver ratificado ese pensamiento, viendo los argumentos que el presidente Sánchez sigue manteniendo de forma totalmente acrítica. Recentralizar el poder, en detrimento de la arquitectura política vigente, en base al art. 116 de la constitución, que especifica, asimismo, el estado de excepción y sitio. La Ley Orgánica 4/1981, en su art.1, dice que “las medidas a adoptar en los estados de alarma, excepción y sitio, así como la duración de los mismos, serán en cualquier caso las estrictamente indispensables para asegurar el restablecimiento de la normalidad. Su aplicación se realizará de forma proporcionada a las circunstancias”.

Es evidente que una improvisada decisión de confinamiento, tomada de forma tardía, pese a los requerimientos del presidente de la Generalitat de Catalunya y a los avisos de la OMS, no podía funcionar correctamente, ya que asumir unas funciones sanitarias que desde hace más de 30 años están delegadas a la Comunidad Catalana, requiere un conocimiento exhaustivo del funcionamiento sanitario implantado. Por ello, hubiera sido más prudente, siguiendo con el art. 7 de la citada Ley Orgánica, que Sánchez hubiera delegado la responsabilidad del estado de alarma a los diferentes Presidentes Autonómicos, cuidando él, de su coordinación.

Pero Sánchez, con sus argumentos cínicos y demagógicos, hace bueno el aforismo mencionado, y nos quiere hacer olvidar de la sinrazón de su decisión inicial. Buena prueba de esos argumentos los oímos repetidamente cada sábado, y ayer también, ya que nos dice una y mil veces que gracias al estado de alarma aplicado, se ha “vencido” al coronavirus.

De ese modo, Sánchez nos muestra, asimismo, un pensamiento mágico, ya que si aplicase el racionalismo crítico de Karl R. Popper (1902-1994), también denominado falsacionismo, no efectuaría ese planteamiento; pues que no se pueda refutar, no confirma su corroboración. Está claro que no tenemos una realidad paralela para contradecirlo, pero como dijo Popper, ninguna teoría es absolutamente verdadera, sino, sólo es un argumento no refutado. No es preciso demostrar que una hipótesis sea cierta, pero sí se puede demostrar que es falsa, y para eso nos es suficiente el análisis comparativo con las estrategias y resultados obtenidos en otros países, mientras que aquí en España seguimos teniendo los peores resultados: más fallecidos por millón de habitantes.

El economista E. Fritz Schumacher (1911-1977), en su obra “Lo pequeño es hermoso”, basó su argumentación antiglobalizadora, defendiendo la toma de decisiones en los niveles más cercanos al problema, y esa es la argumentación de Torra, presidente de la Generalitat de Catalunya; argumentos desconsiderados por Sánchez que, contra toda argumentación científica y lógica, sigue en sus trece, sin modificar ni un ápice su actuación.

Y evidentemente, ahora que el número de fallecidos por la pandemia va aumentando más lentamente, y parece que se empieza a ver la luz al final del túnel (aunque un solo fallecimiento ya es una gran desgracia, y eso no hay que olvidarlo), Sánchez no querrá cambiar su decisión, ya que, querrá capitalizar “su éxito” (relativo, como hemos visto), no querrá que otros puedan tomar mejores decisiones que le quiten brillo.

Es triste, pero la condición humana es así de forma mayoritaria, y los miserables abundan, como lo hemos visto hoy mismo con Miquel Iceta, responsable del PSC (hace años que los socialistas catalanes son el brazo tonto del PSOE, es decir, la delegación subalterna, acrítica y anodina defensora de Sánchez), pues, Iceta, secretario general, reenviando un twitter del escritor Javier Cercas, lo hace suyo y lo asume, sin más. Y, cuando ese twitter dice “esta crisis es terrible, pero me afectó más el otoño del 2017”, confirmando su entrevista a El Periódico, respondiendo a la pregunta de Núria Navarro (diario de hoy, 3 de mayo): “¿Qué obró el cambio?: “El otoño del 2017. Me tocó profundamente. Cambió la visión de lo que había sido mi puñetera vida. Cuando la Historia en mayúsculas llega, se mete dentro de casa y te cambia a ti y a la relación con la gente. Esta crisis es terrible, eso me afecta menos de lo que me afectó aquello. Fue brutal”.

Que una pandemia, con más de 25.000 fallecidos al día de hoy en España, sea menos doloroso y menos brutal, que el ejercicio del voto, en Catalunya, el 1 de octubre de 2017, no sólo es de miserables, es propio de sujetos amorales.

Amadeo Palliser Cifuentes