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Hemos normalizado e institucionalizado la corrupción: Alberto Vannucci

  • Las acciones anticorrupción deben adaptarse a cada tipo de situación
  • Pide estrategias diferenciadas para combatir corrupción en diversos niveles sociales

Desafortunadamente, las redes de corrupción se integran en las estructuras sociales y se normalizan a través de mecanismos informales que facilitan su perpetuación. Esto ocurre mediante la creación de relaciones de reciprocidad, el uso de favores, y la manipulación de normas para beneficio personal o de grupos específicos, señaló el doctor Alberto Vannucci, profesor de la Universidad de Pisa, durante el 13º Seminario Internacional Combate a la Corrupción: Volver a Empezar.

En el encuentro organizado en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara, Vannucci explicó que la corrupción, en muchos casos, no es vista por los involucrados como un acto ilícito, pues las prácticas ilegales están tan codificadas y formalizadas dentro del entorno que pierden su carácter de transgresión. «La ilegalidad estaba tan normalizada que ni siquiera sentí que estaba cometiendo un acto criminal», recordó el profesor, aludiendo a un caso real en el que un funcionario recibía sobornos con plazos establecidos en un libreto oficial.

El enfoque de Vannucci se basa en la teoría neo-institucional, que permite entender no solo los incentivos económicos detrás de la corrupción, sino también los aspectos culturales que perpetúan estos comportamientos. Según el profesor, la corrupción es el resultado de una fórmula en la que el monopolio, la discrecionalidad y la falta de rendición de cuentas crean un terreno fértil para el abuso de poder. En este sentido, subrayó que las acciones anticorrupción deben adaptarse a cada tipo de corrupción, ya que no existe una fórmula universal que sea efectiva en todos los casos.

Adicionalmente, explicó que la corrupción sistémica, aquella en la que se mueven grandes cantidades de dinero y existe una alta frecuencia de intercambios, está organizada en redes jerarquizadas. Estas redes funcionan bajo reglas no escritas que facilitan la protección y el encubrimiento de los actores corruptos, garantizando, en muchos casos, su impunidad.

Vannucci concluyó que, para desarticular estas redes de corrupción, es necesario aplicar estrategias diferenciadas que respondan a las particularidades de cada nivel de organización, siempre considerando las complejidades sociales y culturales que perpetúan estos sistemas.