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Diarrea mental de ERC

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Tras las declaraciones de ayer (04/01) de Joan Tardà, tengo claro que ERC debería cambiar las siglas de su partido y pasar a ser ‘Plataforma Terrícola Animalista’, pues no son un partido, ni de izquierda, ni republicana y mucho menos de Catalunya, como intentaré exponer a continuación.

En la actualidad, internacionalmente, la izquierda, como tal, no existe o es irrelevante; ya que un partido de izquierda, ante todo, debería defender la libertad de los pueblos, su posibilidad de autodeterminación. Y, está claro que en el reino español no hay izquierdas, ya que, el PSOE, Podemos, ERC, únicamente lo son a nivel nominal, de marketing político.

Una buena muestra de eso la tuvimos ayer con las declaraciones de Joan Tardà, mano derecha de Oriol Junqueras, de ERC, pues, entre otras paridas, en una entrevista al diario Ara, dijo que:

‘En el actual congreso federal, ERC deberá dejar exclusivamente un partido independentista, y habrá de encarar el debate sobre la conveniencia de sustituir  el objetivo  final de la independencia, fijado en el artículo 2 de sus estatutos de la última década del siglo XX, por el de la proclamación de la República Catalana, y esto quiere decir, según él, hacer una llamada a aglutinar el catalanismo político, sin sectarismos ni vetos cruzados, que se considere de izquierdas, ya sean independentistas, soberanistas, o federalistas / autonomistas, y remató diciendo que ERC se ha de convertir en el partido que aglutine aquellos que persiguen la república catalana independiente, y también de los que anhelen una república catalana articulada con el estado español’.

Carme Forcadell respondió a Tardà a través de twitter (X) que: ‘ERC no ha sido nunca un partido exclusivamente independentista, desde su fundación es también de izquierdas y republicano, y para poderlo ser en plenitud ha de ser independentista. Sólo con una república catalana lo conseguiremos’.

En la misma línea, la exconsellera Dolors Bassa expresó también en ‘X’ su tesis: ‘que la encontraría en el polo opuesto a su tesis’, me encontrarás defendiendo ERC como partido independentista, ya que la liberación social y nacional solo es posible con una república catalana independiente’.

Más dura ha sido la actual diputada del congreso, Pilar Vallugera, que le recriminó que haya abierto el debate a través de los medios de comunicación, una crítica que también le ha hecho el exalcalde de Tarragona, Pau Ricomà: ‘el día que ERC deje de tener como objetivo la independencia, nos habrás expulsados a unos cuantos’

El congreso de ERC se efectuará los próximos 15 y 16 de marzo, cuando se aprobarán los nuevos estatutos y la ponencia política.    

(fuente: Núria Orriols Guiu, Ara, 5 de enero 2024)

Pues bien, no me interesan las discusiones y peleas internas de ERC (de vuelo gallináceo), tras el fiasco de la reelección del nuevo líder, Oriol Junqueras; y menos me interesa la vergonzante cobardía de este pseudo líder, oculto tras su papagayo monosabio Tardà.

Muchos estamos hasta el moño de tanta verborrea eufemística, ya que nos quieren confundir con diferentes interpretaciones del término soberanismo; y estamos más que hartos de la estrategia de ampliar las bases que tan nefastos resultados ha comportado a ERC y al movimiento independentista en general.

El término ‘soberanismo’, del francés ‘souverainisme’, significa ‘la ideología de la soberanía, y es la noción de tener control sobre las propias condiciones de existencia, ya sea a nivel del yo, grupo social, región, nación o globo (…) y un soberanista tiene como objetivo recuperar el control de fuerzas percibidas como poderosas, ya sea contra grupos minoritarios subversivos internos (étnicos, sexuales o de género), o de instituciones externas de gobernanza global, federalismo y uniones supranacionales’.

Y todos tenemos memoria de las acciones de los expresidentes Francesc Macià i Llussà (1859 – 1933) y Lluís Companys i Jover (1882 – 1940), frenadas por la República Española (teóricamente de izquierdas y republicana, pero, ante todo, unionista española)

Por eso, seguir soñando con un republicanismo o unas izquierdas españolas, que respalden nuestros anhelos independentistas, no es más que un engaño, un engaño más, entre muchos otros; y la historia nos lo ha demostrado por activa, pasiva y perifrástica.

Si ERC acaba adoptando un objetivo tan general, como ya he dicho, debería comportar la eliminación de las siglas de ERC, y sustituirlas por la de ‘Plataforma terráquea o galáctica animalista’, para intentar dar cabida tanto a todos los humanos, como a todas las especies animales, incluidas las antiguas especies de los dinosaurios. Pero, claro, ese afán generalizador y globalizante, en realidad resultará una falacia ineficaz, inviable e insufrible.

Muchos tenemos claro que, en primer lugar, y de forma exclusiva, el objetivo debe ser la independencia y, después, todo vendrá en cascada, pues, si tras la proclamación de la independencia, decidimos dotarnos de una república independiente, laica, y homologable a los estándares democráticos occidentales, la gobernanza, las decisiones estratégicas y tácticas, serán consecuentes con esos objetivos; y si al final, la ciudadanía opta por una república de derechas y confesional, deberemos acatarla, mal que nos pese.

Y a la inversa, anteponer ideas denominadas ‘de izquierdas, socialistas y republicanas’, antes de un proceso de independencia, no es más que una engañifa más, una forma de marear la perdiz, para ir tirando de la rifa de las prebendas que tienen algunos.

Por eso, me parece que los independentistas de base, por pocos que seamos, deberíamos tener las ideas claras y, nunca más (y nunca es nunca), deberíamos confiar en ERC, sea cual sea el resultado de su congreso federal. Ya nos han engañado infinidad de veces. Sabemos que no son de fiar, ya lo vimos tras las reuniones secretas entre Oriol Junqueras y la vicepresidenta del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, antes del referéndum, de las que nunca dio explicaciones, y su apoyo a la investidura del represor Salvador Illa.

Como vemos, todo es pura basura, intereses partidistas y personales, nada más y nada menos.

No nos vale discutir sobre las tesis del soberanismo conservador (westfaliano), el arqueosoberanismo radical o el neosoberanismo autoafirmativo; no queremos más discusiones ni elucubraciones teóricas que no nos llevan a ningún sitio. Queremos la independencia y punto, sin paliativos ni paños calientes.

Todo lo que no sea eso, es y será una traición a los deseos expresados en el referéndum del 1 de Octubre del 2017.