CARACAS (AP) — Nicolás Maduro asumió como presidente de Venezuela el viernes para un tercer mandato pese a las evidencias creíbles presentadas por la oposición de que perdió las últimas elecciones frente a su rival Edmundo González. A su toma de posesión le siguieron críticas internacionales y sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros.
El mandatario venezolano renovó hasta 2031 su periodo de gobierno a pesar de la ola de cuestionamientos que recibió desde los comicios del año pasado y a los fuertes pronunciamientos en su contra que siguieron a la ceremonia de investidura.
“Juro por Bolívar, por Sucre, por Urdaneta, por Manuela Sáenz, por la memoria eterna de nuestro comandante eterno Hugo Chávez… Lo juro por la historia, lo juro por mi vida”, pronunció Maduro frente al titular de la Asamblea, Jorge Rodríguez, en una ceremonia que se adelantó más de una hora y en la que se ausentaron la mayoría de los mandatarios de la región.
Maduro fue proclamado ganador sin presentar evidencias mientras su rival, el opositor González, mostró pruebas avaladas internacionalmente de que él había ganado con amplia ventaja.
Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y el Reino Unido establecieron nuevas sanciones para lo que, más tarde, la oposición calificó de “golpe de Estado”.
González difundió un mensaje a través de X, antes Twitter, después de que la oposición admitiera que no regresaría el viernes a Venezuela, en el que aseguró que mantenía sus planes de asumir el poder con un “ingreso seguro, en el momento propicio” para hacer valer los votos que recibió en las urnas.
“Lograremos entrar a Venezuela y le pondremos fin a esta tragedia”, aseguró. “Ordeno al alto mando militar desconocer órdenes ilegales que sean dadas por quienes confiscan el poder y preparen las condiciones de seguridad para asumir el cargo de presidente de la república”, encomendó a las Fuerzas Armadas. También pidió el fin de la represión.
González explicó que desistió de su deseo de ingresar a Venezuela porque consideraba que el cierre de fronteras ordenado por Maduro y el alistamiento de aviones militares buscaban “hacer conmigo, en el aire, lo que hicieron ayer contra nuestra líder, donde lamentablemente resultó herido un hombre inocente” en referencia a la retención temporal que sufrió la víspera la líder opositora María Corina Machado.
Poco antes Machado difundió un vídeo en el que advirtió al gobierno venezolano que a partir de ahora “arreciará aún más la presión hasta hacerle entender a Maduro que esto se acabó” y dijo que Maduro “no se puso la banda en el pecho, se la puso en el tobillo como un grillete”.
El jueves, según contó, fue interceptada por fuerzas de seguridad armadas al salir de una protesta. “Fui brusca y fuertemente arrancada de la moto y montada en otra”, aseguró, y luego le pidieron que grabara un vídeo para ser liberada. “Yo estoy bien ahora, aunque tengo fuertes dolores y contusiones en algunas partes de mi cuerpo”.
Insistió en su rechazo a la toma de posesión celebrada en la Asamblea Nacional. “Hoy 10 de enero Maduro consolida un golpe de Estado. Frente a los venezolanos y frente al mundo, decidió cruzar la raya roja que oficializa la violación a la Constitución Nacional”
En las elecciones del año pasado, las autoridades electorales leales al partido gobernante declararon ganador a Maduro horas después de que cerraran las urnas el 28 de julio, pero a diferencia de comicios presidenciales anteriores, no ofrecieron el conteo detallado de los votos. La oposición, por su parte, recopiló actas de más del 80% de las máquinas de votación, las publicó en internet y aseguró que demuestran que González recibió el doble de votos que Maduro.
La Plataforma Unitaria, la coalición de partidos opositores con la que González concurrió a los comicios, denunció el viernes que Maduro usurpó ilegalmente el poder por lo que “se ha consumado un golpe de Estado en contra de los derechos del pueblo” y que sigue “en lucha” por la libertad de Venezuela.
“Con la banda del comandante Hugo Chávez juré llevar adelante todos sus sueños y toda su fuerza”, pronunció Maduro en su discurso de asunción y criticó a quienes “les gusta tirotear a Venezuela desde el exterior”.
Aunque no se había confirmado con antelación la presencia de ningún mandatario latinoamericano, acompañaron a Maduro en la ceremonia el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y su par nicaragüense Daniel Ortega. Maduro agradeció la presencia de 120 delegaciones de países sin aludir a los rangos de los asistentes y detallando que asistieron sendos representantes de Rusia y China.
A la última investidura de Maduro, en 2019, también acudió Díaz-Canel y el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales. En aquella convocatoria electoral de 2018, los comicios fueron considerados una farsa después de que el gobierno prohibiera la participación de los principales partidos de la oposición.
Una de las simpatizantes de Maduro que acudió a la sede de la Asamblea Nacional no pudo contener las lágrimas cuando lo escuchó tomar posesión para un tercer mandato.
“No tengo palabras para expresar mi emoción, estoy feliz. Venimos de una lucha muy dura para que los fascistas de aquí y el mundo no nos impongan un títere como Edmundo González”, comentó Maricarmen Ruiz, de 18 años, junto a su hermana de 11.
Para otros, el ánimo comenzó a decaer ante las expectativas que había de que la oposición pudiera materializar un cambio en el país si el viernes reaparecía González.
“Se ve gente como con guayabo (resaca)”, dijo Luis Carlos Moreno, un pintor y albañil de 55 años, en alusión al comportamiento que exhibían los pocos transeúntes que se veían en las principales avenidas de Caracas. “Hay que esperar a la próxima semana para ver cómo marchan las cosas… Si se activa todo, cuando todo el mundo salga a trabajar y los muchachos vayan a la escuela”.
Tras la investidura, la Unión Europea consideró en una declaración oficial que Maduro “carece de la legitimidad” de un presidente elegido democráticamente. A su juicio, las autoridades venezolanas perdieron la oportunidad de respetar la “voluntad del pueblo” y garantizar una transición democrática.
El bloque europeo adoptó un nuevo paquete de sanciones contra 15 personas por “socavar la democracia” o los derechos humanos en Venezuela, entre ellos, la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia. La revocación de las sanciones, condicionó la UE, dependerá de “avances tangibles” en materia de derechos humanos y un diálogo para una transición democrática.
También Perú volvió a pronunciarse en un comunicado ratificando que no reconoce a Maduro como presidente, mientras que Chile consideró que se trató de una investidura “desprovista de toda legitimidad democrática”.
Maduro arremetió contra el gobierno estadounidense, que reconoció a González como presidente electo, asegurando que el pueblo venezolano “le ganó al imperialismo y a su diplomacia de engaño… El gobierno saliente de Estados Unidos no sabe cómo vengarse de nuestro pueblo”, agregó.
Justo durante la investidura, la Oficina para el Control de Activos en el Extranjero (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento de del Tesoro estadounidense anunció sanciones a ocho funcionarios venezolanos que lideran agencias económicas y de seguridad como un “mensaje de solidaridad al pueblo venezolano” y un intento por elevar la presión sobre Maduro.
A su vez incrementó la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro a hasta 25 millones de dólares, así como de su ministro del Interior y de Justicia, Diosdado Cabello, y agregó una nueva recompensa de hasta 15 millones de dólares por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
En el mismo sentido actuó Gran Bretaña, que calificó de ilegítima la asunción presidencial de Maduro, al imponer sanciones a 15 altos funcionarios venezolanos, entre ellos varios jueces del máximo tribunal de Venezuela, altos funcionarios del Consejo Electoral y el comandante de las Fuerzas Armadas. Hubo sanciones, asimismo, desde Canadá.
La disputa sobre los resultados de las elecciones causó indignación a nivel internacional y protestas en todo el país en julio. El gobierno respondió con toda su fuerza: arrestó a más de 2.000 manifestantes e instó a los venezolanos a denunciar a cualquiera que sospeche que está en contra del partido gobernante. Más de 20 personas murieron durante los disturbios y muchos manifestantes reportaron torturas durante su detención. —— El periodista de AP Jorge Rueda contribuyó para este reporte desde Caracas.