La frase popular ‘Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como’, me parece que describe perfectamente el estilo de Pedro Sánchez, como expuse en un escrito de finales del 2022, y que vuelvo a utilizar ahora, por su actuación respecto a su iniciativa legislativa contra el ‘lawfare’, pues Sánchez intenta gobernar como si tuviera una mayoría, que no tiene, como explico a continuación.
En ese escrito expliqué el origen de la expresión mencionada:
- en un poema de Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez (Letrilla Satírica III), publicado en el siglo XVII, en el que se cita: ‘(…) yo me soy el rey Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como / Entre nobles no me encojo, que, según dice una ley, si es de buena sangre el rey, es de tan buena su piojo (…)’’
- si bien la expresión ‘soy Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como’, tiene su origen en el Valle de los Pedroches (Fuente la Lancha, Córdoba), a principios del siglo XIX, referido al bandolero Juan Palomo (Diego Padilla) y su cuadrilla (Los Siete niños de Écija) y sus escaramuzas contra las tropas napoleónicas.
Nada es casual, todo es casual, y sabemos, y no olvidaremos, que Pedro Sánchez se aprovechó del lawfare contra el movimiento independentista, incluso espiando a nuestros líderes; y ahora, presenta su proposición de ley contra el lawfare, en un momento en el que su esposa Begoña Gómez y su hermano David Sánchez están implicados en causas judiciales; y eso es una clara forma de gobernar despótica y absolutista, en beneficio propio y con nulo interés general, por más que lo intente disfrazar.
En esa ‘reforma’, el PSOE propone que las acusaciones populares dejen de formar parte de los procesos de instrucción, que los partidos políticos no puedan ser acusación popular, que no se puedan abrir causas judiciales a partir de recortes de prensa, que se supriman del código penal las ofensas a los sentimientos religiosos (pero manteniendo las ‘injurias’ a la corona) y que se aparte a los jueces que hagan declaraciones a favor o en contra de partidos políticos.
Lluís Tomás, explicó que Miriam Nogueras, portavoz de Junts en el congreso de los diputados, anunció que:
‘(…) su partido presentará una enmienda a la totalidad con un texto alternativo a la propuesta del PSOE, para combatir el lawfare y las acciones judiciales abusivas; pues considera que la iniciativa presentada por el gobierno es ‘insuficiente, limitada y no aborda el problema de fondo (…) que se queda cortísima (…) el PSOE ha de decidir si quiere tirar las paredes maestras o se quiere quedar solo con reformas estéticas, como hasta ahora (…) que se aleja de una verdadera regeneración democrática pues el lawfare y la politización de la justicia han afectado a los independentistas durante años y si los socialistas hubiesen actuado antes y no hubiesen mirado hacia otro lado, la dictadura de las togas no continuaría actuando impunemente’.
(…)
Por su parte, Patxi López, portavoz parlamentario del PSOE defendió que era ‘urgente’ impulsar un texto legislativo de este tipo para ‘frenar el asedio de grupos políticos de este país contra sus adversarios’.
(…)
López fue preguntado sobre la doble vara de medir de los socialistas: ya hace años que Vox fue acusación popular en el juicio contra los líderes del Procés que habían organizado el referéndum del 1 de octubre, y respondió que ‘lo importante no es cuando se empieza, sino, cómo se aborda, pues el lawfare impulsado por los ultras es un problema que tiene lugar en otros países, y reconoció que a causa de las fechas, el PSOE solo ha podido intercambiar algún mensaje’ con el resto de grupos parlamentarios sobre esta iniciativa.’
(elnacional.cat, 10 de enero del 2025)
Es decir que, como he señalado, Pedro Sánchez, con su habitual prepotencia, presenta la iniciativa legal, y espera que los grupos que apoyaron su investidura, la voten o, impongan mínimos retoques sin importancia. Y así lo ha hecho en repetidas ocasiones, ese es su estilo de intentar gobernar, despreciando a los partidos minoritarios que precisa que le voten.
Y ese estilo me recuerda la ranchera ‘El rey’ de José Alfredo Jiménez (1926 – 1973) y cantada, por su autor, así como por Pedro Vargas, Vicente Fernández, Jr., María Dolores Pradera, etc.:
Yo sé bien
que estoy afuera
pero el día que me des-muera
sé que tendrán que llorar
llorar y llorar.
Dirás que no me quisiste
pero vas a estar muy triste
y así te me vas a quedar.
Con dinero y sin dinero
hago siempre lo que quiero
y su palabra es mi ley.
No tengo trono ni reina
ni nadie quien me comprenda
pero sigo siendo el rey.
Una piedra en el camino
me enseñó que mi destino
era rodar y rodar
rodar y rodar.
Después me dijo un arriero
que no hay que llegar primero
pero hay que saber llegar.
Con dinero y sin dinero
yo hago siempre lo que quiero
y mi palabra es la ley.
No tengo trono ni reina
ni nadie quien me comprenda
pero sigo siendo el rey.
Y esta canción describe a la perfección, a mi modo de ver, al personaje Pedro Sánchez,
Por su parte, Joan Antoni Guerrero Vall, en su artículo titulado ‘La ley contra el lawfare de Pedro Sánchez recibida con frialdad por jueces y fiscales’, explicó que:
‘Prácticamente de forma unánime, las principales organizaciones profesionales que agrupan jueces y fiscales se han manifestado en las últimas horas en contra de la ley contra el lawfare del PSOE.
(…)
Entre las principales críticas que han expresado las entidades jurídicas es el hecho de que inutiliza la acción popular y, por lo tanto, podría ser inconstitucional. Algunas organizaciones van más allá y rechazan la ley socialista al considerar que lo que busca es ‘impunidad por su específica aplicación a casos concretos’.
La Asociación Profesional de la Magistratura, de carácter conservador, pone el dedo en la llaga y apunta que la modificación de la figura de las acusaciones populares puede ser una estrategia para buscar la impunidad si se tienen en cuenta las causas abiertas actualmente, en una referencia no explícita al caso que salpica a la mujer de Sánchez, Begoña Gómez. Y la impunidad de los hechos delictivos de unos ciudadanos concretos encaja muy mal con la igualdad de los ciudadanos delante de la ley.
(…)
La Asociación Judicial Francisco de Victoria también ha expresado críticas a la ley del PSOE. En opinión del residente de la entidad, Sergio Oliva, los socialistas van a parar a la peor de las técnicas legislativas imaginables, dado que la ley, por definición, ha de tener vocación de generalidad y de aplicación en el futuro. Y esta reforma no tiene vocación de generalidad, sino que presenta la apariencia de haber estado concebida para su específica aplicación a casos concretos y apunta que no se puede legislar sobre casos que ya están en curso.
(…)
Por su parte, el portavoz de Juezas y Jueces para la Democracia, Edmundo Rodríguez, critica los cambios en la figura de la acusación popular y considera desacertado excluir a los partidos políticos o impedir que esta acusación participe en la fase de instrucción.
(…)
(elnacional.cat, 11 de enero del 2025)
Y Guillem Figuerola, en su artículo titulado ‘El PP denunciará la reforma del PSOE para combatir el lawfare: ‘Es la ley Begoña’’, (elnacional.cat, del 11 de enero del 2025), explica la furibunda reacción del PP.
Efectivamente, las reacciones de los representantes judiciales y las del PP entran dentro de lo previsto y esperable, ya que los independentistas hace años que sabemos que en el reino español hay una ‘democracia judicial’, es decir, una pseudo democracia, gobernada y tutelada por los jueces, como ‘fieles servidores de su estado, el reino del Borbón’.
Así que, nada nuevo bajo el sol, máxime tratándose de un proyecto legislativo que intenta limitar su poder.
Pero, lo que no es racional, esperable ni previsible, es la forma que tiene Pedro Sánchez de abordar los temas, pues se cree ‘el rey’, como en la mencionada canción anterior, o como Juan Palomo, es decir, de modo egoísta, supremacista y autosuficiente, hasta límites ilógicos de menospreciar a los que tienen que ser sus socios necesarios para abordar esa ley, en su generalidad, no de forma restrictiva pensando, únicamente, en el lawfare que ahora le afecta.
Y es vergonzoso que Pedro Sánchez no reconozca (e incluso que apoyase) las innumerables veces que el poder judicial (como todos los poderes del estado, encabezados por el infumable Felipe VI) ha intervenido y boicoteado decisiones del Parlament catalán, inhabilitado a presidentes y candidatos, etc.; pero claro, ‘de tuyas a mías’ (‘de teves a meves’ cuento de Pere Calders i Rossinyol, 1912 – 1994) hay un trecho.
Así, para defender a su estado, los distintos poderes no han dudado en incumplir sus propias leyes, saltarse los derechos humanos, aplicar todo tipo de violencia contra los independentistas, y Pedro Sánchez, interesadamente, ‘ha visto menos que Pepe Leches’, y ahora, que él y sus acólitos ven la gravedad de la situación, intentan remediar los aspectos que directamente les afectan.
Y en este caldo de cultivo, el rey, incumpliendo sus obligaciones y deberes de mediación, se posicionó y sigue posicionando con la extrema derecha, así que deberían criticar menos a Donald Trump / Elon Musk, ya que son más de lo mismo.
En definitiva, el reino español es como ‘el coño de la Bernarda’, expresión machista que refleja desorden, caos, confusión y desorganización; donde se opina de forma diferente de como se actúa, etc. (*).
(*) Si bien, originariamente, hay diferentes versiones alejadas de la mencionada interpretación actual, pues Bernarda era una prostituta que, en setiembre de 1925, durante la Guerra del Rif, y viajó hasta Marruecos, viviendo de sus servicios a los soldados españoles; otra versión apunta que Bernarda era una santera muy solicitada en el siglo XVI, bastaba que se pusiera la mano en su vagina y todo lo que tocaba después, se llenaba de salud y fertilidad, sanaba a los ganados y las cosechas.
Y en esa situación, los independentistas no podemos confiar en Pedro Sánchez, está claro, ‘por sus gestos le conoceréis’ (*), y es cierto que ha hecho gestos importantes, como los indultos, la ley de la amnistía, etc. que el PP nunca habría hecho, pero Sánchez siempre se ha quedado a medias, es un ‘quiero y no quiero ni puedo’
(*) en referencia a Lc. 6.43 – 44: ‘Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (…) No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis’.