La prepotente actuación de Pedro Sánchez, un personaje que no concibe lo que es gobernar en minoría, y que sigue aplicando el chantaje como método de gobernar, ayer llegó a su cénit demagógico, con la presentación de la ley ‘ómnibus’, que pretendía que fuera aprobada como si se tratase de un mero trágala por parte de Junts; y ese trágala ha dominado y dominará el circo mediático de estos días, como explico a continuación.
Siguiendo con los comentarios de mi escrito de ayer, es preciso señalar que todos los medios de comunicación unionistas españoles madrileños, y catalanes (La Vanguardia, El Periódico y, desgraciadamente, también el Ara y TV3, y también el programa de RAC1 de Jordi Basté, el súbdito del conde de Godó), se han despachado a gusto contra Junts, señalando todos los ‘beneficios’ que perderá la ciudadanía, al evitar Junts la aprobación de la macro ley ómnibus, con casi un centenar de temas variopintos; y, claro, sin detenerse (por incapacidad, por intereses o por ambos aspectos a la vez), en los puntos negativos, como la subida de los tipos del IVA en productos básicos de alimentación, la continuidad de que los propietarios de pisos ocupados sigan pagando los impuestos (IBI, etc.) de esas viviendas habitadas ilegalmente, etc.
Junts actuó con coherencia, respetando los principios acordados y, como señala Vicent Partal, en su editorial de Vilaweb, titulada: ‘Un gesto valiente de Junts, que dignifica la democracia’, en la que señala que:
‘(…) en España pretenden que no es el partido del presidente del gobierno que tiene la obligación de llegar a acuerdos, sino que son los otros partidos que tienen la obligación de darle soporte.
(…) significativa, pero necesariamente, uno de los mecanismos derivados de aquella concepción que establecía que era preciso un ‘poder fuerte’ es la alergia a las coaliciones y la búsqueda de acuerdos reales. La antipatía por las concesiones y los intercambios habituales en cualquier democracia. La idea enfermiza que si un gobierno no tiene la mayoría absoluta en manos de un solo partido es un gobierno débil. Que lo hace funcionar todo de una manera muy extraña.
(…) y esto, a parte de ser profundamente antidemocrático, ha originado una enorme frustración con el funcionamiento de la democracia, porque socialista y PP, teniendo los votos o no teniéndolos, en la práctica han hecho siempre lo que han querido, como si tuvieran mayoría absoluta siempre, pero sin tenerla. Han hecho pasar por el tubo el resto de partidos atemorizándolos y atemorizando a la opinión pública con el miedo por lo que dirán si no les regalan los votos.
Esto, ayer lo rompió Junts. En un gesto valiente que creo que cualquier demócrata, con independencia de su ideología, debería aplaudir.
Porque el PSOE intentaba obligar a los otros partidos a aprobarles un decreto ómnibus donde había incorporado todo aquello que querían, encabezándolo con dos de aquellas medidas que son muy difíciles de rechazar por cualquier partido: pensiones y mejoras del transporte público. Un chantaje.
(…) ¿y por qué, entonces, el PSOE optaba por una técnica tan polémica como esta del falso decreto ómnibus? Primeramente, porque al PSOE no le importan ni las pensiones ni el transporte público. Si le importasen estas medidas, se habría esforzado parsa aprobarlas, y el método es tan sencillo como votarlas por separado. Pero también ha hecho servir el ómnibus por dos razones todavía menos decentes. La primera, que el PSOE sabe perfectamente que no tiene la mayoría necesaria para aprobar según qué medidas y, en lugar de respetar el veredicto de las urnas y aceptar la democracia, prueba de violentarla, forzando a los partidos menores a votar en contra de aquello por lo que los ciudadanos les dieron soporte. Y, en segundo lugar, y esto no es menor, porque el PSOE de esta manera humilla al resto de partidos y mantiene viva esta idea, heredada del franquismo, del gobierno de ‘ordeno y mando’ como plasmación de la mejor manera de gobernar (…)’
(Vilaweb, 22 de enero del 2025)
Y ese juego de política gallinácea, con todos los vicios que señalaba Aristóteles (que apunté ayer), nos muestra el tacticismo rastrero, no sólo de Pedro Sánchez y todos sus voceros, como los ministros Félix Bolaños, Óscar Puente y la vicepresidenta María Jesús Montero), si no, también de ERC, la peor versión de ese partido desde su fundación hace casi 100 años.
Y esa peor versión de ERC, presidida por Oriol Junqueras, la mostraron ayer sus titiriteros Gabriel Rufián y Elisanda Alamany, pues el ‘presidente’, como es habitual en él, no tiene la valentía, y no quiere quemar más su chamuscada imagen (como vimos, al no querer desvelar si había votado a favor o no, la investidura del represor Salvador Illa)
Y el impresentable, inculto y vengativo Rufián, haciendo honor a su apellido, llegó a decir a Junts:
‘siempre serán la derecha reaccionaria de Catalunya que esconde sus miserias bajo la bandera (…) es miserable su postura que paran la revalorización de las pensiones o las ayudas al transporte público (…) ¿qué ha de cumplir el PSOE con ustedes? ¿no deben ser cosas personales para según quién, verdad? Porque si es así, están votando contra el bienestar de centenares de miles de personas a cambio que según quién esté mejor (…)’
Y estas declaraciones en el hemiciclo, son miserables (utilizando su mismo vocabulario), y están en línea con otras declaraciones de ese nefasto personaje, como las de las ’30 monedas de plata’ o la equiparación del president Puigdemont con el agente 007 (asumiendo como buenas las falsas acusaciones de la INjusticia española)
Me parece evidente que ERC siguen anclados en su odio a Junts, y, especialmente a Carles Puigdemont; así que la visita que le hicieron esta misma semana, no deja de ser una mera instrumentación, para ‘explotar’ la foto de dialogantes o, peor todavía, hacer de mediadores de Pedro Sánchez, con fines torticeros, como comenté hace unos días.
Por todo ello, me parece muy acertada la respuesta de hoy, de Carles Puigdemont, en un tuit en X:
‘Basta de mentir y jugar con los pensionistas y con las ayudas al transporte público. Hace horas que el gobierno español ya debería de haber aprobado el aumento de las pensiones y los descuentos al transporte, tal y como les hemos reclamado, pero parece que prima más el interés del partido que el bienestar de la ciudadanía. Cada día que esperen en un día perdido. Y deberán dar explicaciones de las razones por las que no lo quieren aprobar’.
Efectivamente, la actuación del PSOE (y ERC) son tristes y miserables cálculos partidistas, pues dejarán que vaya aumentando el malestar de la ciudadanía (que esta mañana, a primerísima hora, ya no podía adquirir los billetes subvencionas de Renfe), prefieren que las críticas vayan cociendo, con fuerte fuego, a Junts, ya que creen que la guerra de desgaste perjudica más a este partido. Y, Pedro Sánchez, como fogonero mayor, atiza el fuego llamando hoy a Junts y al PP como ‘destructivos’. Y, claro, el también impresentable y carente de la más mínima personalidad, como Salvador Illa, también se ha abonado a la tesis de su amo, acusando a Junts de perjudicar a todos los catalanes.
Esa es la estrategia del chantajista Pedro Sánchez, que actúa como el Jaimito del siguiente chiste:
‘Un amigo le dice a Jaimito que los adultos siempre guardan secretos inconfesables y que, por tanto, es muy fácil hacerles chantajes, así que Jaimito hace la prueba y se acerca a su papá y le dice:
- Papá, lo sé todo …
- Bueno, Jaimito, pues toma 100 euros y no se lo digas a nadie.
Después, Jaimito fue, a su madre, y repitió la jugada:
- Mamá, ya lo sé todo …
- Pues Jaimito, toma 200 euros y no lo digas a nadie.
Posteriormente, Jaimito vio al cartero que pasa todos los días, y le dice:
- Señor cartero, ya lo sé todo …
- Y el cartero le abraza y le dice: ¡¡¡hijo mío!!!
Así, el Jaimito Pedro Sánchez, va engañando a todos, hasta que llegará el momento que le salga el tiro por la culata, y verá perder su poltrona, pues la ciudadanía puede ser engañada un tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Así que si, finalmente, ganan las próximas elecciones la derecha extrema y extrema derecha, no será por méritos propios, sino por deméritos de Pedro Sánchez.
De cada vez hay más ciudadanos cansados de tanta intoxicación, de mensajes que retuercen el lenguaje, y esconden los verdaderos intereses.
Estamos hartos de la ley de la jungla, de luchas de poder, que siempre acaban mal, pues comporta asumir riesgos extremos, y abusar al juego de la ruleta rusa, al final sabemos cómo acaba.
En esa línea, hoy hemos visto la película ‘Babygirl’, dirigida este año por Halina Reijn, e interpretada por Nicole Kidman, Antonio Banderas, etc., que refleja un juego de interesado cambio de roles, entre una alta ejecutiva y un becario. Y no quiero hacer un ‘spoiler’, pero …
Y ese mismo afán ambicioso de ERC, que se cree que puede pescar votos en Catalunya haciendo de monosabio del PSOE, como en el siguiente chiste:
- ¿Puedo invitarte a una copa?
- Si, gracias.
- ¿vino?, ¿cerveza?, ¿vodka?, ¿martini?, ¿mojito? …
- Sí, por favor, en ese orden me va bien.
Pero sabemos que lo único que conseguirá ERC es una borrachera de narcisismo, y Junqueras y sus monaguillos, se engañarán con su ego empoderado. Si bien la realidad será que, tras la borrachera y la resaca, se darán cuenta de que no habrán conseguido nada de nada, como les pasa siempre a los serviles súbditos, pues, en el momento en el que no sean necesarios, recibirán la patada, ya que Pedro Sánchez, cuando se decida a convocar nuevas elecciones anticipadas, no querrá presentarse del brazo de ERC, está claro.
Y siguiendo con todos estos chistes, los independentistas que apoyamos y seguimos confiando con Carles Puigdemont, estamos totalmente de acuerdo, basta ya de ser ‘cornudos y pagar las bebidas’, ya no aceptamos más chantajes, extorsiones y engaños.
Pues, que Pedro Sánchez y todo el PSOE/PSC, critiquen a Junts, por votar en el mismo sentido que el PP y Vox (si bien por diferentes motivos), pero ‘olvidar’ que, hasta el último minuto, estuvieron negociando con el PP para conseguir su apoyo para la aprobación del decreto ómnibus, o, que Jaume Collboni sea alcalde de Barcelona gracias al voto del PP, eso, por lo visto, no es criticable, ya que consideran que ‘el fin justifica sus medios’; esa es su desfachatez e impostura.