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Ni evaluación exante ni expost

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Estos días hemos visto un nuevo ridículo de Javier Gerardo Milei, presidente argentino; en esta ocasión, por su publicidad de la criptomoneda $Libra y el criptofiasco posterior. Y, Milei, como ‘argumento’ dijo que no tenía conocimiento ‘exante’. Y este es el tema del presente escrito, ya que gran parte de los políticos, en general, no tienen conocimientos ni exante ni expost, y así nos va, pues determinan este momento carente de moralidad.

En primer lugar, es preciso aclarar que la evaluación exante (ex ante), es la evaluación realizada en el momento de efectuar un proyecto, en su definición; es decir, antes de su implantación. Mientras que la evaluación expost (ex post; ex post facto), se realiza una vez el proyecto está ya en fase de ejecución.

Es decir, un análisis ‘ex ante’ evalúa las normativas antes de su aplicación, con el objetivo de anticipar su efectividad, impactos y riesgos. Mientras que los análisis ‘ex post’ permiten evaluar el resultado de la implantación responde a los objetivos buscados.

No pretendo centrarme en el mencionado caso de Milei (y sus vergonzosas explicaciones posteriores, como su entrevista con el periodista Jonatan Viale, interrumpida por el asesor del presidente, Santiago Caputo), ya que la falta de responsabilidad es general, como sabemos y constatamos diariamente, pues declaraciones de Trump, Putin, Macron, Sánchez, etc., etc., nos muestran que, raramente, sus evaluaciones a priori son completas y rigurosas y, habitualmente, nunca efectúan evaluaciones a posteriori, ya que, cuando atípicamente rectifican, es debido a la respuesta social y mediática, no por iniciativa propia.

Así, vamos al ritmo de las ‘ocurrencias’ de los poderosos del momento, pasando de la extralimitación de la OTAN impuesta por Joe Biden, y la defensa de Ucrania, como ‘argumento’ para castigar a Putin; y, ahora, Doland Trump girando la tortilla y abandonar a Ucrania, para aproximarse a Putin, sin medir sus inventivas, sus paridas: que Volodímir Zelenski sólo tiene el apoyo del 4% de su población; que hace años que no realizan elecciones, que debería haber parado la guerra al principio, cediendo parte de sus país, para ahorrar vidas; y que la UE ha tenido tres años para intervenir de modo efectivo, y no lo ha hecho, y ahora se quejan de no tener una silla en la mesa de negociación; etc.

Esas ocurrencias no son ni elucubraciones, ya que ni siquiera tienen la apariencia de profundidad y, evidentemente, no contemplan ni miden las consecuencias que comportan (salvo el beneficio propio inmediato, claro); como lo son las ocurrencias de crear un ejército europeo, ¿para luchar contra Rusia, contra los EUA, contra China, etc.?; cuando la realidad no es más que una sumisión a los lobbies armamentistas, en detrimento de los servicios sociales más fundamentales.

Otro ejemplo de esa falta de rigurosidad nos la han mostrado Pedro Sánchez (PSOE) y Yolanda Díaz (Sumar) con relación a la retención impositiva (IRPF) del salario mínimo interprofesional (SMI). Que en el consejo de ministros se oculte información (una muestra de descoordinación y/o desconfianza), que los gabinetes de asesores de Díaz y sus ministros de Sumar, no hayan ni leído los proyectos de ley, y que se basasen en la rutina de la automática subida de las exenciones, nos demuestra, evidentemente, que ni unos ni otros hicieron evaluaciones ‘ex ante’, y que, posteriormente, dada la crítica mediática, todo son quejas, llanto y crujir de dientes, mezclando temas, como las exenciones a las empresas energéticas. Todo es pura escenificación, teatro del malo para un público indolente y acrítico.

Y siguiendo con esos sainetes, ayer tuvimos el realizado en Ripoll, provocado por Silvia Orriols (Aliança Catalana), planteando la aprobación de sus presupuestos como un plebiscito, en el que ella buscaba el ‘win win’ para su partido, como finalmente ha pasado, dado que Junts no estuvo de acuerdo en conformar un gobierno alternativo con ERC, PSC/PSOE y la CUP. 

Sobre el particular es preciso comparar las críticas que se hacen a Junts; pero, el año pasado, cuando Jaume Collboni (PSC/PSOE), alcalde de Barcelona efectuó esa misma estrategia, ERC, los Comunes y la CUP miraron hacia otro lado.

Que, en Catalunya, los partidos teóricamente independentistas (ahora ya, plenamente autonomistas) tengan visiones tan cortoplacistas y partidistas, nos confirma que, si seguimos así, no conseguiremos nunca la deseada República Catalana. Por eso, repetiremos nuestros errores históricos, como explicaban muy bien las ‘Corrandes d’exili’, poema escrito en 1947 por Joan Oliver i Sallarès (Pere Quart, 1899 – 1986) cantado por Ovidi Montllor i Mengual (1942 – 1995), grabación de 1974:

Una noche de luna llena

remontamos la carena

lentamente, sin decir nada…

Si la luna hacía el pleno

también la hacía nuestra pena.

En Catalunya dejé

el día de mi partida

media vida dormida

la otra mitad vino conmigo

para no dejarme sin vida.

Hoy en tierras de Francia

y mañana más lejos quizás

no me moriré de añoranza

pues en la añoranza viviré.

En mi tierra del Vallès

tres montañas hacen una sierra

cuatro pinos un bosque espeso

cinco cuarteras demasiada tierra

‘como el Vallès no hay nada’.

Una esperanza deshecha

Un pesar infinito

y una patria tan pequeña

que la sueño completa.

En definitiva, y dados los gobernantes que tenemos, me parece interesante recordar a Eugen Berthold Friedrich Brecht (1898 – 1956), que, parodiando el gobierno nazi, escribió los siguientes pensamientos (Poemas 1913 – 1956) y que, en la actualidad, a mi modo de ver, siguen definiendo y caracterizando las acciones de los actuales gobernantes, como sabemos:

‘Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres’.

Continuamente, los ministros explican al pueblo lo difícil que resulta gobernar.

Sin los ministros el trigo crecería hacia abajo, en vez de hacia arriba.

Ni un pedazo de carbón saldría de las minas si el gobernante no fuese tan inteligente.

Sin un ministro de Propaganda ninguna mujer podría quedar embarazada.

Sin un ministro de la Guerra jamás habría guerras. Y ¿se atrevería a salir el sol sin la autorización del Führer?

Es poco probable, pero si lo hiciera, aparecería sin duda por un lugar equivocado.

También es difícil, según dicen, dirigir una fábrica.

Sin un empresario las paredes de desmoronarían y las máquinas se oxidarían.

Si en algún lugar se hiciera un arado nunca llegaría al campo sin las explicaciones del industrial a los campesinos.

¿Quién podría, pues, informarlos sobre los arados?

¿Y qué sería de la propiedad rural sin terratenientes?

Sin duda alguna, se sembraría el centeno donde ya había patatas.

Si gobernar fuera fácil no serían necesarios espíritus tan esclarecidos como el del Führer.

Si el obrero supiera utilizar su máquina y el agricultor supiese distinguir un campo de un molde para hacer macarrones, no habría necesidad de patrones ni terratenientes.

Pero como la gente es tan estúpida, preciso es que haya algunos con gran inteligencia.

¿Y no será que gobernar resulta tan dificultoso debido a que la explotación y la mentira son cosas difíciles de aprender?

Y también escribió:

El pueblo perdió la confianza del gobierno y solo a costa de esfuerzos redoblados podrá recuperarla.

Pero ¿no sería más simple para el Gobierno disolver al pueblo y elegir a otro?

Y en estas están los diferentes gobiernos, desoyendo la voluntad popular, o manipulándola, para que ‘voluntariamente’ les sigan votando.

Un adagio latino, atribuido a Petronio (Gaius Petronius Arbiter, 20 – 66), dice: ‘Mundus (vulgus) vult decipi ergo decipiatur’ (el pueblo quiere que le engañen, por eso, que sea engañado), pues así, nos sentimos más cómodos en el sofá, mirando la tele, y no podemos quejarnos, ni exigir evaluaciones exante ni expost