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La ciudadanía está tocada y hundida

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ya en pleno apogeo de la ley de la selva, se confirman las repercusiones habituales: la ciudadanía secuestrada y anestesiada por el miedo al miedo (fobofobia); pues, como nos muestra la historia, el pez grande se come al chico, pero siempre aparece un pez mayor; y, en momentos puntuales se observa que la unión de los chicos puede ganar; pero no soy nada optimista, nos espera una larga travesía por el desierto (con poca agua y oyendo cantos de sirenas terrestres), como intento argumentar a continuación; si bien confío que nuestra travesía no sea tan larga como el éxodo judío, que, según la Biblia, duró 40 años.

Que el descerebrado equipo de Trump haya desequilibrado el planeta, es la manifestación de la mencionada ley de la selva, en la que todo se mide en base a la fuerza bruta, esa es la lógica de un presidente que todo lo ve y mide como un mercado que quiere dominar, someter y claro, aprovecharse. Y, el colmo de los colmos es que no acepta la reciprocidad, es decir, que los otros países impongan contramedidas al respecto.

Pero, lo más triste, es ver que las democracias se dobleguen ante Trump, como nos muestra la UE, que quiere imponer ‘duras medidas’ pero las está estudiando para ‘no molestar’ al ‘amigo americano’. Una vergüenza más.

Y lo último que cabría esperar, es que un teórico demócrata, ascendido a la secretaría de la OTAN (Mark Rutte), además de reír las gracias a Trump, eche la cultura europea por la borda, como ratificó ayer, nuevamente, al expresar su sumisión al mencionado presidente, y ‘justificar’ el compromiso de la administración americana con la entidad militar y minimizó la amenaza de Washington de anexionarse Groenlandia.

Y ayer, aún fue más lejos, pues, ante un grupo de niños de los Países Bajos, su país de origen, y un niño le preguntó: ¿Cuál es su mensaje para los jóvenes que viven en los países de la UE?, y el impresentable Rutte, le respondió ‘que quiere que los jóvenes crezcan en esta parte del mundo, sabiendo que están seguros; una seguridad que deriva del hecho de estar preparados para la guerra. Cuando seas mayor podrás decidir alistarte al ejército y ayudar a defender a nuestros países’.

En un escrito de principios del pasado mes de marzo, escribí:

Deberíamos superar la ideología del ‘si vis pacem, para bellum’ (si quieres la paz, prepárate para la guerra), frase escrita por Publius Flavius Vegetius Renatus (Vegecio, s. IV), en su ‘Epitoma rei militaris’.

No podemos seguir esa carrera armamentista, que nos lleva al ‘bellum ómnium contra omnes’ (la guerra de todos contra todos), como expresó Thomas Hobbes (1588 – 1679) en sus obras ‘De Cive’ (1642) y Leviatán (1651), argumentando que es la ley que domina en la naturaleza.

Ese comportamiento sólo confirma que ‘homo homini lupus’ (el hombre es un lobo para el hombre), como expuso Titus Maccius Plautus (Plauto, 254 a. C. – 184 a. C.): ‘Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro’; pensamiento popularizado por el citado Hobbes.

Louis Antoine Fauvelet de Bourrienne (1769 – 1834), haciendo referencia a Napoleón Bonaparte (1769 – 1821), escribió:

‘Todos conocen el adagio: si Napoleón hubiese tenido un dominio del latín, habría dado la vuelta con ‘si vis bellum para pacem’ (si quieres la guerra, prepara la paz), queriendo decir que, al planificar la guerra, es preciso hacer bajar la guardia de las otras naciones, promoviendo la paz, a pesar de que el preparar la paz pueda llevar a otros a declarar la guerra.

‘Si vis pacem pacta pactum’ (si queréis la paz, os tenéis que entender para mantenerla) (Andrew Carnegie, 1835 – 1919) en The National Arbitration and Peace Congress, 1907.

Es evidente que ‘si vis pacem fac bellum’ (si queréis la paz, haced la guerra), es decir, la paz armada no funciona, como escribió en 1918, Richard Grelling (autor de la carta abierta ‘J’accuse…’, dirigida a Émile Zola, en el marco del caso Dreyfus), pero, por lo que vemos, este último ‘pensamiento’ es el único que entienden los irresponsables de la UE, como estamos viendo. Y esto es una muestra más de que estamos en muy malas manos, en las de unos políticos interesados, cortoplacistas y sin ética ni moral; y por eso, me parece oportuno repetir la letra de una de las canciones de Bob Dylan (Robert Allen Zimmerman), letra que incluí en mi escrito de unos días atrás.

Master of wars (maestros de la guerra)

(álbum The Freewheelin, 1963)

Venid, señores de la guerra

vosotros los que construís grandes armas

vosotros que construís los aviones de la muerte

vosotros que construís todas las bombas

vosotros que os escondéis detrás de paredes

los que os escondéis detrás de escritorios.

Solo quiero que sepáis

que puedo ver a través de vuestras máscaras. 

Vosotros que nunca habéis hecho nada

más que construir para destruir

jugáis con mi mundo

como si fuera vuestro juguetito

me ponéis un arma en la mano

y os escondéis de mi vista

y os dais la vuelta y os alejáis corriendo

cuando soplan las veloces balas.

Como el viejo Judas

mentís y engañáis

que se puede ganar una guerra mundial

queréis hacerme creer.

Pero veo a través de vuestros ojos

y veo a través de vuestros cerebros

igual que veo a través del agua

que se me va por el desagüe.

Apretáis los gatillos

para que disparen los demás

luego os echáis para atrás a observar

cuando aumenta el recuento de muertes

os escondéis en vuestras mansiones

mientras la sangre de los jóvenes

se escapa de sus cuerpos

y se queda enterrada en el barro.

Habéis lanzado el peor miedo

que jamás pueda arrojarse

el miedo a traer niños

al mundo

por amenazar a mi bebé

no nacido y sin nombre

no valéis ni la sangre

que corre por vuestras venas.

¿Cuánto se yo,

para hablar sin que sea mi turno?

tal vez digáis que soy joven

podríais decir que soy un ignorante

pero hay una cosa que sé

aunque sea más joven que vosotros

que ni siquiera Jesús jamás

perdonaría lo que hacéis.

Dejadme que os haga una pregunta

¿tan bueno es vuestro dinero?

¿os comprará el perdón?

¿creéis que podría?

Yo creo que descubriréis

cuando os llegue la hora de la muerte

que todo el dinero que hicisteis

nunca os devolverá el alma.

Espero que muráis

y que os llegue pronto la muerte

yo seguiré vuestro féretro

en la pálida tarde

y observaré mientras os bajan

a vuestro lecho de muerte

y permaneceré de pie ante la tumba

hasta estar seguro de que estéis muertos

En definitiva que, volviendo al mencionado mito de la caja (un pithos, un jarrón) de Pandora, abierto por Trump, han salido todos los males del mundo y, al volverla a cerrar Pandora, sólo quedó dentro Elpis (la esperanza), de ahí la frase ‘la esperanza es lo último que se pierde’; pero, en realidad, yo ya la he perdido, pues veo que el mundo está cayendo por una pendiente hacia el desastre final, sin remisión, salvo que cambiemos a todos esos pseudo líderes que nos gobiernan, y que ahora, con la excusa del rearmamento, taparán todos los problemas cotidianos y justificarán lo injustificable.

Y me ha parecido interesante trasladar nuevamente estas elucubraciones que expresé hace un mes, ya que siguen siendo válidas.

Pero sé que todos esos pensamientos son cantos de sirena en pleno desierto, pues la ciudadanía nos vemos ‘tocados y hundidos’, como en el popular juego de los barcos.

Y es así, ya que vemos que, en todos los estados, se están planteando medidas correctoras y, aquí, en el reino español, el planteamiento es el habitual, pues Pedro Sánchez propuso disponer de un fondo de 17.400 millones de euros, para facilitar créditos blandos a las empresas afectadas y, asimismo, ayudar a los sectores implicados, para superar esta crisis.

Y esta medida de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, es la propia de los gobiernos liberales antidemocráticos. Recordamos claramente los más de 60.000 millones de euros facilitados a los bancos, por el gobierno de Mariano Rajoy (PP), prometiendo y jurando que esa aportación no costaría ni un euro a la ciudadanía, ya que los bancos los devolverían. Pero, han pasado los años, los bancos volvieron a tener beneficios multimillonarios, incluso superiores al período anterior a la crisis financiera, y no han devuelto ni un euro. Y, el maldito Luis de Guindos (PP), por entonces ministro de economía y competitividad (2011 – 2016) el padre de esa dotación a los bancos (y del traslado de las sedes de las empresas catalanas fuera de Catalunya), aplicando la necrofílica ‘filosofía’ de Lehmann Brohters (de la que fue el presidente ejecutivo para España y Portugal, en los años 2006 a 2008), sigue de vicepresidente del Banco Central Europeo y, tristemente, dando conferencias a los empresarios de distintos países, e impartiendo lecciones de ‘moralidad’.

Todo es una vergüenza. Y, lo grave es que, mayoritariamente, la ciudadanía traga lo que le echen. Esta mañana he tenido una ‘discusión’ amistosa al respecto, con personas que defienden la decisión de Pedro Sánchez, con el argumento de que éste no es como Mariano Rajoy, y que esta vez sí que se recuperarán los miles de millones que se faciliten a las empresas. 

A mi no me valen los argumentos de que es preciso ayudar a los sectores afectados, para salvaguardar los puestos de trabajo. Desconfío de los grandes empresarios, y de los bancos, claro, y también de Pedro Sánchez. Ya vimos que los gobiernos de Felipe González vendieron (regalaron) el gran patrimonio industrial, a los ‘amigos’ de siempre, ese es el ‘socialismo actual’.

Así que no me valen los argumentos de que esta vez será diferente.

Como tampoco me valen los argumentos descalificando a la diputada Anna Navarro Descals (Anna N. Schlegel), exempresaria que vivió 33 años en los EUA, siendo declarada la mujer más influyente del mundo en tecnología, por las revistas Analytics Insight y CIO Look) y, actualmente, diputada de Junts (fue como número 2 en las pasadas elecciones). Pues bien, según comentó ayer, por un problema de salud, fue a un CAP (centro de atención primaria) y no la atendieron, y le comentaron que, si fuera ‘inmigrante, sí que la atenderían’. 

Yo no dudo en absoluto de los comentarios de Navarro, y supongo que debía tratarse de un problema burocrático. Pero, inmediatamente han salido los que han criticado a esa diputada como racista, extendiendo ese insulto a todo el partido de Junts. 

Y ese es el panorama que tenemos, pues también he mantenido una discusión sobre este tema, y me han criticado los medios que han hecho difusión de esa noticia; y me han tratado como un ‘defensor a ultranza de Junts’, y nada más lejos de la realidad, pues veo claro que la verdad la quieren manipular, para mayor tranquilidad.

Estoy hasta el moño, no veo nada positivo, pues ver que la administración americana ha prohibido a sus trabajadores tener relaciones sexuales y/o afectivas con ciudadanos chinos, que eviten la confraternización, ante el temor de que jóvenes atractivos seduzcan a personajes americanos y les espíen, me retrotrae a la planteada por el Dr. Fu Manxú, el genio criminal de las novelas del escritor británico Sax Rohmer (1883 – 1959), llevadas al cine y a los cómics. Quizás esa es la única cultura de Donald Trump.

Por eso, me parece imprescindible que superemos el miedo al miedo (fobofobia) que nos quieren infundir, pues:

‘El miedo es temporal, pero el orgullo de haberlo superado durará para siempre’

Y ese miedo, que nos impuso el reino español a los catalanes independentistas, por votar, y que nos siguen imponiendo, pues nos siguen espiando, cada dos por tres se descubren policías infiltrados en organizaciones y colectivos independentistas, siguen sin aplicar la amnistía plenamente, etc.; nos ha conducido al sofá de casa, para ver el pan y circo que os dan, ese es su ‘soma’.

Y ante eso, lo fácil es criticar a los líderes independentistas, por su ineficacia, candidez y, finalmente, traición; qué, efectivamente, nos fallaron es evidente, pero la represión antidemocrática fue tremenda.

Por eso me parece interesante trasladar los siguientes pensamientos:

Sófocles (496 a. C. – 406 a. C.): ‘Para quien tiene miedo, todo son ruidos’.

Platón (427 a. C. – 347 a. C.): ‘El conocimiento es el antídoto contra el miedo’

Titus Livius (59 a. C. – 17): ‘El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son’.

Lucius Anneus Séneca (4 a. C. – 65): ‘No es porque las cosas son difíciles que no nos atrevemos. Más bien las hacemos difíciles cuando no nos atrevemos’.

Octavio Paz Lozano (1914 – 1998): ‘Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo … del miedo al cambio’.

Nelson Rolihlahla Mandela (1918 – 2013): ‘Aprendí que el coraje no es la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que conquista ese miedo’.

Allan Stewart Konigsberg (Woody Allen, n. 1935): ‘El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro’.

Un refrán popular dice: ‘No es la muerte lo que un hombre debe temer, sino el no empezar nunca a vivir’.

Y otro refrán popular dice: Dime ¿por qué si uno sabe nadar flota sin moverse, y cuando no sabe se hunde? La explicación es que el miedo pesa.

No sé qué más decir, creo que en el momento presente nos caben dos opciones: vivir acojonados por nuestro miedo al miedo, o intentar informarnos, de la forma más objetiva posible (y eso no es nada fácil) y manifestarlo en los entornos próximos y, claro, actuar dentro de nuestras medidas. Lluís Llach, presidente de la ANC, nos lo dijo muy gráficamente el pasado jueves, en su mensaje en la avenida Meridiana: las cosas no son nada fáciles, y no los serán, pero el que pueda hacer bufandas para que los manifestantes no tengan frío, que las hagan, los que puedan hacer fiambreras, que las hagan, y los que puedan estar en primera fila, que lo hagan.

Este mensaje se contrapone al ‘famoso’ del despreciable José María Aznar (PP), que tan disciplinadamente han asumido los jueces, policías, políticos, etc.

Pero me parece que ese mensaje de Llach es relevante, el que pueda hacer, por minúsculo que le parezca su acto, que lo haga, ya que, si no defendemos nuestros derechos, nuestras ilusiones, nuestros deseos y esperanzas, seremos ‘muertos vivientes’, meros ‘zombis’, gobernados por el enterrador Salvador Illa que nos quiere ‘tocados y hundidos’.