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El año 1989, Joaquín Salvador Lavado Tejón (Quino, 1932 – 2020) publicó un libro con el título que he tomado para el presente escrito, ya que me parece que retrata, a la perfección, la situación actual; situación que también dejó reflejada en su obra ‘¡Qué presente impresentable! (del 2005); y todo eso intento comentarlo a continuación.
Es conocida la interpretación psicoanalítica de los soberbios y prepotentes que, con su actitud, intentan disimular y/o compensar sus inseguridades y temores. Y todos sabemos, asimismo, chistes sobre abusos de prepotentes y sus excusas de malos pagadores.
Pues bien, hoy (7/04) nos hemos enterado que una de las ‘justificaciones’ de Trump, para justificar sus aranceles a España, es la política de protección del cine en lenguas cooficiales (catalán, euskera y gallego), pues eso comporta un freno al libre comercio.
El informe del departamento de comercio de los EUA, titulado ‘Barreras al comercio exterior’, critica, entre otros aspectos, la normativa española que exige que ‘por cada tres días de exhibición de una película procedente de fuera de la UE, se haya de proyectar otra producida en la UE’, además, alega que esta proporción ‘aumenta de tres a cuatro días si el cine incluye una película en una lengua oficial de España diferente del castellano, como es el catalán, euskera y gallego’.
Esa falta de empatía con las culturas minoritarias me recuerda un antiguo chiste:
El Papa lee un informe sobre la pobreza en el tercer mundo y dice a su nuncio: tenemos que ir allí. Así que sube a su avión, luego se desplaza en helicóptero y, tras aterrizar a una remota aldea africana, se acerca a un niño al borde de la inanición, le coge en brazos, le pellizca la mejilla y le dice: ‘niño, has de comer más!
Y Trump nos muestra esa falta de empatía la vemos, asimismo, con los inmigrantes y los pobres en general. Y esa soberbia prepotente la tienen la casi totalidad de dirigentes (de estados, partidos políticos, empresas, etc.), esa sí que es una gran pandemia, pero no pasa nada, pues esos narcisistas patológicos, ni se inmutan ante las críticas.
Así lo vemos con las sucesivas pruebas que van apareciendo sobre la ilegal forma de proceder del gobierno de Mariano Rajoy (PP), contra el movimiento independentista; y estos días, con los audios que vamos conociendo, se confirma la participación activa del mencionado gobierno para que la ‘Operación Catalunya’ actuase con todos los medios: legales, ilegales, paralegales y alegales, contra todo lo que fuese catalán. Así, les importó un bledo hundir la Banca Privada de Andorra (BPA) y su filial en España, el Banco de Madrid; mintiendo, para ello a diestro y siniestro.
Y esa actuación, es peor que la de la Yakuza japonesa; la Khangpae surcoreana, la Cosa Nostra, la Camorra, la Ndrangheta o la Sacra Corona Unita, italianas; pues todas éstas tienen su código de honor, tradición, rituales y símbolos.
Pero, en las pseudo-democracias, como la española, hay un objetivo único: salvar la unidad del reino y, a tal fin, vale todo, sin reglas.
Así, hemos visto que todos los poderes se extralimitaron y siguen extralimitándose, y no pasa nada; es igual que, incluso, se salten sus propias leyes. Rectifico, sí que pasa, pues vemos que a los personajes que se sobrepasan, les condecoran, ascienden, etc., como ha pasado y sigue pasando en los cuerpos judiciales, policiales, etc.
Y esas personas prepotentes, soberbias y bordes, piensan que todo lo hacen bien, que siempre tienen razón, pues su narcisismo les hace creer que son superiores; y por eso, actúan con agresividad ante las críticas, ya que temen que quede reflejado su complejo de inferioridad. Creen que el mundo es una selva, en la que todo (animales, plantas, clima, etc.) les pueden hacer daño, y para superar la situación, han de actuar de la forma más dura y fuerte y, sobre todo, ser los primeros a atacar, no tolerar ni la menor muestra de rechazo; ya que consideran que, si se muestran débiles, se aprovecharán de ellos.
Por eso, Trump considera que todo el mundo se ha aprovechado de los EUA, culpa de los anteriores presidentes, débiles. Y quiere revertir la situación, ahora quiere cobrarse las pérdidas de esa política anterior. Y considera que, efectivamente, los aranceles pueden ser dolorosos, pero son como los medicamentos, que tienen efectos secundarios, pero curan la dolencia principal.
Y ese pensamiento psicótico de los prepotentes / narcisistas de manual, niega toda evidencia cuando no va acorde con sus planteamientos; y eso lo vemos en Trump, pero también en Pedro Sánchez, Salvador Illa, etc.
El citado Quino, con su genialidad, en su mencionada obra ‘Potentes, prepotentes e impotentes’, escribió: ‘… y si es verdad que errar es humano, nadie podrá negarnos el mérito de haber alcanzado un nivel de humanidad realmente asombroso’.
Otros pensadores comentaron, al respecto: ‘la soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano’ (San Agustín de Hipona, 354 – 430); ‘el que se erige en juez de la verdad y el conocimiento, es desalentado por las carcajadas de los dioses’ (Albert Einstein, 1879 – 1955)
Pero, aún así, los personajes narcisistas pretenden dominarnos con la estrategia de infundirnos miedo al miedo, como ya expliqué en un escrito anterior; nos quieren anestesiados, sumisos y rendidos, pues, así, asumiremos, dócil y acríticamente, sus decisiones, como la mayor inversión en armamento, las ayudas a las empresas de los sectores afectados por los aranceles (hoy Illa ha comunicado que movilizará 1500 millones de euros para hacer frente a esos aranceles, de los cuáles, 300 serán ayudas / subvenciones y 900 créditos; una vergüenza más, ya que ‘prioriza’ esos sectores a las necesidades históricas en sanidad, educación, vivienda; y, en definitiva, como ya apunté, confirma la política de socializar las pérdidas y privatizar los beneficios)
Y por nuestra parte, la ciudadanía en general, seguiremos con el ‘síndrome de la jaula dorada’, pues nos sentiremos profundamente atrapados (psicológica y físicamente), sin capacidad de reacción ni de libertad, pero, a la vez, con el miedo al miedo de salir de la jaula, aunque tenga la puerta abierta. Y esa situación, a una minoría, nos comporta cierta ansiedad y estrés; y, para liberarnos, no hay otra que romper las cadenas (físicas y virtuales) que nos atenazan.
Sé que es muy fácil decirlo, pero actuar, aunque sea mínimamente, a nivel individual o colectivo minoritario, tiene escasas posibilidades de éxito, pero, al menos tiene algunos aspectos positivos, como son los de afianzar nuestra autoestima y aliviar nuestra ansiedad y estrés.
Ciertos ‘líderes’ independentistas pueden considerar que ahora es preciso tomar un ‘compás de espera’, un tiempo de interrupción de todas las actividades, en espera de una mejor coyuntura’; pero eso no es más que una muestra de su rendición al poder español, como lo son las subvenciones a las empresas por los aranceles, cuando lo realmente efectivo sería plantar cara, y poner en la balanza de las negociaciones con los EUA, la continuidad de las bases de la OTAN en España, exigirles un costoso alquiler; y poner las mismas exigencias y controles que aplican ahora los EUA a los turistas, exigiéndoles, aquí, los mismos requisitos e intervenciones en sus teléfonos móviles y, claro, complicarles el acceso con todo tipo de demoras burocráticas, como hacen ellos sin ningún tipo de miramientos; y, evidentemente, restringir todo tipo de importaciones de ese país (incluso de películas y series), sustituyéndolas por las disponibles en otros mercados; y eliminar nuestras exportaciones, pues el mundo es muy amplio.
Sólo poniéndonos duros, como estado (y como UE), se podrá contrarrestar ese tipo de política trumpista; pues, más pronto que tarde, llegará a entender que todo debe regirse por el ‘cheks and balances’ (control y contrapesos). Y, claro, así mismo, deberíamos actuar los independentistas catalanes con el estado español, para demostrar a los soberbios españolistas que, más que ‘potentes y prepotentes’, son ‘impotentes’.