– Con 2.16 billones de pesos, las pensiones representan el 23.5% del presupuesto.
– El fondo complementa el 0.1% del financiamiento de las pensiones, por lo que no aborda problemas estructurales.
El Fondo de Pensiones del Bienestar (FPB) se creó en 2024 como parte de una reforma cuyo objetivo es que los trabajadores del IMSS e ISSSTE, bajo el esquema de cuentas individuales, alcancen una tasa de reemplazo de 100%.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), analizó la implementación, operación y perspectivas del FPB, y encontró que, en su primer año, captó el 70% de los recursos proyectados para 2024; esto es, 44 mil mdp de los 64 mil mdp estimados.
Durante 2024, el FPB tuvo aportaciones por más de 31 mil 443 mdp en el segundo trimestre, pero enfrentó una caída por 13 mil 390 mdp en el tercer trimestre y, hacia finales de año, dejó de recibir recursos. Sin flujos recurrentes, la sostenibilidad financiera del fondo estaría en duda, pues podría agotar sus recursos antes de 2038, año en el que se proyecta se mantenga sin nuevas aportaciones.
Además, el pago por complementos de pensiones representó menos del 8% de lo presupuestado, con 36.7 mdp frente a los 470 mdp estimados. En contraste, las devoluciones a cuentas individuales ascendieron a 1,478 mdp, convirtiéndose en la salida principal de recursos del fondo. Este desajuste refleja retos administrativos y operativos que podrían dificultar que se alcancen los objetivos para los que fue creado.
Considerando los complementos, el FPB atiende al 0.1% de las personas que requieren una pensión, lo que evidencia la falta de un plan y políticas que contemplen al 99.9% de las personas adultas mayores restantes.
Las reformas en materia de pensiones deben ser integrales, considerando políticas redistributivas y mecanismos sostenibles para atender el creciente gasto en pensiones, que representa ya el 23.5% del presupuesto. Es momento de priorizar soluciones que aseguren pensiones dignas y equitativas para las generaciones actuales y futuras